CAMILA
A la mañana siguiente Lauren y yo salimos de la casa de sus padres donde dejamos a Kilian. La cita era en dos horas y el tiempo estaba justo para llegar y esperar a que la recibieran. Conducía con una ansiedad enorme, frenaba de golpe y hasta este momento había pasado dos altos sin darse cuenta.
-No se, tu mamá no se miraba muy feliz al tener a Kilian para cuidar. Le dije para distraerla de su mente que seguramente le jugaba mal.
Esta vez se detuvo a tiempo para no pasar un semáforo. Sus ojos no habían causado ningún síntoma hasta este momento.
-Lau, ¿Estas segura de que puedes conducir?
-Claro que sí bebé.
Asentí algo insegura y ella sonrió de lado mientras hacía ruidos extraños con la boca.
-Pero si estas sudando.
Gruñó.
-Esta bien, estoy muy nerviosa.
-Venga Lau relajate un poco, todo está bien.
Respiró profundo y giró sobre la avenida. Finalmente llegamos a un hospital.
-Ya estamos aquí.
Sin dudar abrí mi puerta tomando mi bolso y arreglando mi abrigo, caminé hacia la puerta de mi novia dónde permanecía estática.
Abrí para hacerla entrar en conciencia y llevarla dentro.
-¿Lau?
Sus manos estaban muy húmedas cuando las toqué.
-Ya estamos aquí, ven.
Tomé las llaves del auto y su mano para llevarla conmigo, en cuanto cruzamos la puerta sentí que apretaba mi agarre.
La recepción era bastante grande así que con seguridad y con Lauren resistiendosé a caminar llegué frente a una mujer mayor que revisaba algo en la computadora.
-Hola.
-Buenos días, ¿Tiene cita?
Todas las preguntas y registro los hice yo, Lauren parecía una niña pequeña, parecía perdida y demasiado insegura.
-Vaya por ese pasillo luego giré a la derecha, es la puerta con un número 14.
-Muchas gracias.
Agradecí, al parecer el doctor tenía un rato esperando a Lauren.
Cuando caminamos hacía el sitio, Lauren se detuvo.
-¿Camila?
La miré a los ojos.
-Mi amor, debemos ir.
-Ya lo sé, es solo que no se que va a pasar ahí dentro y bueno yo...no quier...
No podía hablar mucho, estaba emocional y una lágrima brotaba por sus ojos.
-Hey Lau, mírame, estoy contigo y pase lo que pase lo estaré, encontraremos una solución.
Sus ojos verdes estaban enrojecidos y una mueca de dolor se dibujó en su cara.
Sin saber más que hacer decidí besar sus labios varias veces hasta que me respondió.
Al separarme acaricié su mejilla con cariño.
-¿Vamos?
Tomé de nuevo su mano y un tanto temerosa llegamos hasta la puerta indicada. Un hombre con cabello blanco y lentes abrió.
-Lauren Jauregui.
Saludó a la chica que parecía haber perdido todas las esperanzas, la chica que había conocido hace años, la chica que caminaba con un bastón buscando localizar obstáculos.
-Hola Doctor Robinson.
Su voz era débil.
-Pasen por favor.
Una vez dentro nos ofreció asiento frente a su escritorio.
-Ella es mi novia, Camila Cabello.
-Un gusto, soy Dave Robinson, conozco a Lauren desde hace tiempo.
Solo asentí mientras ellos intercambiaron saludos para su familia.
-Seguro tu madre se quedó en casa inquieta por no venir contigo.
-No es así, jamás tuvo interés en esto, a pesar de que fingió muy bien frente a usted.
-Si lo hizo Lauren, además piensa que ya estas lo suficiente grande como para venir tu sola.
-Tuve que obligarla a venir. Dije en voz alta, el doctor rió.
-Bien, pues es mejor empezar ¿Como te has sentido?
Suspiró profundo antes de comenzar a hablar, su mirada se perdió en algún sitio tras del lugar donde estaba el doctor.
-Había tenido las molestias normales, de las que me habló...pero...
Aclaró su garganta. -Hace casi dos meses que han empeorado y el dolor se volvió insoportable en la última semana.
-¿Tu vista?
-Mi ojo derecho parece ser el más afectado.
La miré de inmediato buscando sus ojos, ¿De verdad que tan grave estaba la situación y jamás me lo había contado?
-Bien, por favor acompáñame para la revisión, puedes venir también Camila.
Yo solo asentí y por fin ella me miró. Lo único que pude hacer al ver su culpabilidad por ocultarme esa información fue negar y caminar hacía el sitio donde entró el doctor, sin mirarla. -¿Cam...
-No, ve ya.
Trató de seguirme pero el doctor llegó a su lado y le indicó sentarse frente a un aparato sofisticado.
Minutos después. Ambos platicaron sobre otros síntomas que tenía y jamás me contó.
Regresamos a la sala.
-Lauren, creó que retrasaste demasiado tu cita y bueno la evaluación debió ser hace meses, en cuanto te sentiste así.
Ella solo asintió. Yo miré hacia el piso cuando me buscó.
-Tengo noticias, no son buenas, debemos considerar una nueva intervención en tu ojo izquierdo, esto va a garantizar tu visión en el aunque existe posibilidad de fallo mínima. Aclaró la garganta.
-El derecho es otra situación, es progresivo y sabes que ante eso no podemos hacer nada solo esperar, aunque hagamos una nueva cirugía no cambiaremos nada.
-¿Que significa eso?
Pregunté con algo de miedo, no entendía por que sucedía esto, Lauren solo limpiaba una lágrima en su mejilla.
-Eso significa Camila, que Lauren en algunos meses o quizás años pierda la funcionalidad en su ojo derecho, y su ojo izquierdo corre también riesgos aunque son mucho menores.
-¿No hay nada que hacer?
Pregunté.
-Lamentablemente no, no es reversible y esto lo advertimos hace años, Lauren tendrá ceguera en su ojo derecho.
Mi novia se pusó de pie algo inquieta para luego tomar su cabello con las manos.
-Dios, no quiero otra cirugía, se lo dije doctor.
-¿Que? Dije en tono alto.
-Que no quiero otra cirugía Camila, no la tendré.
-Debes considerar bien esto, tu visión izquierda depende de ello, si no se hace no podrás ver nunca más Lauren.
Me miró fijamente. Mi cuerpo estaba rígido, casi sin poder respirar, mirar así a Lauren tan vulnerable y más imaginarla como antes no me hacían bien. Ella caminó por el lugar tratando de relajarse.
-¿Camila? El doctor me miraba esperando a que dijera algo para convencerla.
-No, ella no tiene por que intervenir, soy yo y he decidido no hacerla.
Me sorprendió la manera en que de forma automática me excluyó de esto, cuando ambas habiamos asegurado que resolveríamos cualquier cosa juntas.
-Saldré un momento por los estudios al regresar debemos decidir. Dijo el doctor.
-Ya lo hice. Replicó.
El solo negó y se retiró.
-¿Lauren? La llamé cuando me ignoró la primera vez.
-No Camila. Repitió. -Tu no entiendes, no quiero la cirugía y yo lo decido, por que son mis ojos ¿Ok?
-¿Que pasó con lo de decidir juntas? Le reclamé.
-No entiendes ¿Para que otra cirugía? ¿Para regresar tiempo después como ahora y que me diga lo mismo?
-¿Pero no has escuchado? El doctor ha dicho que...
-Eso me dijo hace tiempo, un 90% resultados positivos y mírame.
Me sentí demasiado herida por su actitud.
-¿Porque no me dijiste lo que te pasaba realmente?
Dije sollozando.
-Por que no quiero ser esto, no quiero ser una carga y un motivo para que no seas feliz.
-Lau...debiste decírmelo, dios, te amo ¿Ok? Jamás me vas a sacar de tu vida aún así los resultados no sean buenos, yo estaré contigo y con solo estar a tu lado me haces feliz.
-No es verdad, entiende no quiero afectar su vida y con la cirugía me volveré una carga, lleva meses recuperarse, no lo quiero.
-¿Eso es lo qué quieres? ¿Ya no quieres mirarme?
-No es eso...
Comenzó a llorar para luego recargarse en el muro y deslizarse hasta el piso.
-No es, Camila, yo quisiera estar bien pero soy un tipo de castigo andante, no quiero decepcionarme otra vez, ya no.
-No puedes dejar de intentarlo, Lau, mírame, debes seguir escribiendo y quiero que sigas viéndome, a mi y a Kilian, el resto de nuestra vida, por favor.
Para este momento ambas lloramos abrazadas en el piso. -Piensa en lo que nos espera cariño, después de la cirugía, yo quiero casarme contigo y debes pensar mas allá ¿No quieres mirar a un pequeño sobre tus brazos? ¿Un bebé o más? Después de casarnos, mirar crecer a Kilian y...
-Shhh...
Acercó su dedo a mi boca.
-¿De verdad quieres eso?
-Claro que si, quiero casarme contigo y tener un bebé antes de que...
-¿Además de Ki?
-Si Lau, no deseo tanto algo como eso y yo quiero que tu lo veas, por favor, si existe una posibilidad debemos tomarla y esperar, yo estaré contigo esta vez.
-¿Y si todo fracasa? Ya no podré mirarlo y para ese entonces tu vas a...no sé, si tenemos un bebé no podré cuidarlo.
-Cuidaste a Ki y no podías verlo, solo sentirlo, si sale mal esto, yo voy a estar ahí.
-Odio mis ojos. Dijo cerrandolos con fuerza.
-Lau, es lo que mas amo de ti, su color y comencé a amarlos incluso sin que me pudieran mirar.
-Pero son un fracaso.
-No es así, tu lo sabes, dios Lau, has escrito ya dos libros y te aseguró que siendo tan buena en eso aún sin utilizarlos convencerias a cualquier lector de que tienes talento, mi amor buscá seguir haciendo lo que te gusta, inténtalo por tu sueño y por mi.
Respiró profundo y me miró fijo.
-No quiero dejar de mirarte Camila, eres lo más lindo y no quiero dejar de verte cuando despiertas, cuando duermes y más cuando te enojas, tengo miedo a dejar de hacerlo.
-Me seguirás viendo.
Recargo su frente con la mía.
-¿Además que hay de lo que le prometiste a Ki?
Con ternura recordé como la noche anterior hablaban entre susurros y le prometía a Ki que jamás se iba a ir de nuestro lado. Sonrió de lado después de unos segundos.
-Lo sé, no quiero decepcionarlo.
-Bien pues si no quieres debes acceder a la cirugía.
Asintió con la cabeza.
-Me convenciste desde que mencionaste a un bebé.
Ambas reímos nerviosas. Limpié sus lágrimas y besé sus párpados con cuidado.
-Te amo.
-Yo te amo más.
Ella me ayudó a ponernos de pie, justo cuando me iba a besar el doctor tocó la puerta.
Lauren limpió esta vez mis mejillas y sorbió la nariz.
-No me gusta llorar frente a otros.
-Lauren, llegando a casa me vas a contar todo ¿Entiendes?
-Si.
Una hora después salimos de la clínica. Yo aún mantenía un nudo en la garganta. Lauren odiaba la idea de la cirugía por mucho pero sabia que no tenía alternativa. Tenía que regresar en tres semanas para una última evaluación y definir la fecha de la cirugía. Los planes después de eso me correspondían a mi.
Su libro y promoción terminarían en dos semanas y después solo le esperaban días de reposo y tranquilidad.
Mientras tanto debía seguir trabajando y yo también, aun no sabia como iba a hacerle para estar con ella y cuidarla en su recuperación pero lo lograría, además de que sus padres estarían de mi lado.
-Camila tu siempre me haces querer muchas cosas y convencerme. Declaró.
-Tengo esa capacidad y mucho más cuando se trata de tu bienestar.
Entrelazó nuestras manos mientras conducía.
-Gracias, yo...tengo mucho miedo pero tu eres la luz para mi.
Nuestras manos descansaban entre nuestros asientos y sin dudar atraje la suya pata besarla.
El resto de camino a la casa de sus padres miré por la ventana pensando en el tiempo difícil que nos esperaba pero a la vez me sentía tranquila, por que sabía que estariamos juntas.
-Hay una cena mañana. Mencionó después de un rato de silencio.
-¿Me estás invitando? Rió.
-Si amor ¿Te gustaría acompañarme?
-Si. Besé su mejilla.
-Ki no podrá acompañarnos pero con suerte y ahorita todo se define, mamá y él deben llevarse bien.
De pronto su cara divertida se desvaneció, estaba pensando en sus padres después de la noticia, sobre la cirugía y sobretodo que no iba a regresar a la ciudad.
-Ellos estarán bien Lau.
-Ya lo sé, es solo que no quiero aceptar aún que voy a empeorar.
-¿Como es que puedes conducir?
-Con mi ojo derecho son sombras, es suficiente y el izquierdo solo esta cansado, pero bien.
-El próximo viaje lo haré yo ¿Entiendes? Asintió con pena. -Es por seguridad, te amo demasiado. Le dije cerca del oído.
En un alto se giró para besarme, de forma suave y lenta como solo ella sabía.

Lo que no se ve Where stories live. Discover now