—¿A mí?

—Sí. Creo que es algo obvio —Anotó señalando un poco su nariz—. No evadió el tema, pero sí se tardó en contestar. Además, se esforzó demasiado en dejar en claro que le fastidiaba.

El Uchiha no sabía qué decir, ni cómo sentirse al respecto. ¿De qué rayos hablaba la chica y por qué tanta seguridad en sus palabras? Nunca le había gustado Sakura, ni siquiera había tenido ese tipo de pensamientos por otra chica. No había tiempo para ello. Solo podía concentrarse en una cosa y era su venganza, desde que se fue de la aldea había sido eso y nada más. Además, Sakura no había significado nada, salvo aquel último encuentro a la salida de Konoha, donde se dio cuenta que su existencia realmente le importaba a alguien...

—Como sea. No siento nada por ella.

Yumi le dedicó una sonrisita victoriosa y apoyando su espalda contra la roca, cerró los ojos.

—Descansa, yo haré el resto.

La muchacha negó sin abrir los ojos.

—Esta probablemente sea mi última guardia con usted antes de que empecemos a turnarnos con Karin-san también, así que me mantendré despierta.

El comentario lo hizo enarcar una ceja. No sabía nada de mujeres, y no quería meterse en esos asuntos, pero le empezaba a parecer extraño e incómodo. ¿La Hikari intentaba conseguirle novia? ¿O usaba psicología inversa? Claro que no importaba, pero igual quiso saber lo que sea que haya tras esa curiosa mente.

—¿Por qué tratas de emparejarme con Sakura y luego Karin?

Yumi abrió los ojos, pegando su mejilla contra la piedra cuya textura era suave para su sorpresa. Se cruzó de brazos y en medio de la noche, logró enfocar su rostro. Quizá era su imaginación, pero le pareció ver más vida en sus ojos que en las últimas semanas.

—No lo hago.

—Sí, lo haces —Cortó el Uchiha, imitando su pose por instinto—. Eres rara. Normalmente tratan de llamar mi atención con chillidos y actos ridículos, pero tú lo haces buscando posibles candidatas —Negó como si eso fuera lo más estúpido que había presenciado, y en parte lo era—. Temo decirte que tu forma tampoco sirve.

Ella estuvo a punto de decirle algo en contra de tal absurda conclusión, pero Sasuke se puso de pie de un solo movimiento y la miró apenas.

—Iré a vigilar el perímetro.

Y se marchó.

—¿Qué le pasa? —Se preguntó en medio de la soledad que se cernía sobre ella. Abrazó sus piernas contra su pecho y riendo pobremente por las cosas que pasaban por la mente del Uchiha, también llegó a sus propias razones—. Definitivamente algo de la locura de Orochimaru se le pasó.

No volvió a hablar, pues no había con quién y Sasuke al regresar, se mantuvo callado y quieto como una estatua. Odiando el silencio cuando tenía compañía carente de sentido del humor o carisma, empezó a cantar aquella canción que el Uchiha recordó de inmediato. Era la canción que lo sacó del ensueño, que en parte lo salvó y lo trajo a la vida.

La mañana siguiente, todo volvió a la normalidad, como si ninguno de los dos hubiera pensado cosas improbables del otro, lo cual era bueno. Confusiones o estupideces como esas, no causarían más que malos entendidos que podrían hacer que la casi nula amistad que tenían, desapareciera. 

—Sigo sin entender porque elegiste de entre un sinfín y que decir, fuertes e inteligentes ninjas a... Karin —repitió Suigetsu por cuarta vez en lo que llevaban del viaje; caminando algunos pasos detrás de Sasuke.

Kimi ga suki | Tú me gustasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora