11. Sehun

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Pasaron unas dos horas hasta que Baekhyun llegó. Cuando abrí la puerta sonrió y me entregó una bolsa de papel madera. Estaba preocupado de que al llegar se lo viera decaído, pero se veía bastante animado. Lo guié hasta la cocina advirtiéndole sobre la presencia de mi mamá y que fuera cuidadoso con las cosas que dijera. Apoyé la bolsa en la barra y saqué el vino que compró. Me pareció un gesto tierno y las hormonas de la felicidad burbujearon dentro mío.

Mamá dejó de cocinar para presentarse, lo miró de pies a cabeza y comenzó a halagarlo por ser "bien parecido" y "educado". Le hicimos compañía mientras cocinaba y bebimos algo de vino. Mamá le preguntó sobre su carrera, la familia, el lugar donde vivía... Cuando la cena estuvo lista y nos sentamos a comer, mamá dejó los modales y las sutilezas, tomándome desprevenido.

—¿Tienes novia, Baekhyun?

Se ató un nudo en mi garganta. Empecé a tamborilear los dedos sobre mi pierna. Jamás había hablado con ella de esas cosas, ni siquiera sabía que Chanyeol y yo éramos bisexuales. Mucho menos tenía idea de nuestras desastrosas vidas sexuales. Cada vez que venía de visita nos encargábamos de construir el escenario perfecto de dos estudiantes simples y recatados. Baekhyun acarició mi mano por debajo de la mesa y me sentí frágil al ser tan evidente. Antes de responder la alejó para devolverla al plato de comida.

—No, terminé hace un año con mi novio.

Ni siquiera sabía qué pensaba mi madre sobre esas cosas. Nunca la había oído mencionar el tema.

—Oh, te gustan los chicos.

—Sí —respondió tranquilo y siguió comiendo.

¿Cómo hacía? Yo sentía que me desintegraba. Ojalá hubiera podido demostrar tanto orgullo y comodidad con mi orientación sexual.

—Espero que no te enamores de Sehun. —Casi me ahogo al oírla decir eso—. Mereces algo mejor —concluyó con una sonrisa.

¿Qué mierda estaba pasando? Reaccioné cuando Baekhyun me pellizcó por debajo de la mesa.

—¡Ey! ¿Por qué dices eso? Soy un hijo maravilloso.

—Pero eres flojo. Baekhyun parece un chico delicado, necesita alguien que pueda cuidar de él.

—No es tan delicado —rezongué.

—Además Sehun siempre me está cuidando —respondió Baekhyun con una sonrisa, mirándome con sus ojos cálidos.

Mientras él continuaba la broma de mi madre, a pesar de que no le hubiera agradado que lo subestimara, yo me tomaba todo a pecho. Sentí la pequeña diferencia de madurez entre nosotros como una brecha enorme. Algo humillado, aunque ellos no lo notaran, me aferré a la silla con la vista clavada en el plato, intentando pasar desapercibido hasta cambiaron de tema. Entonces seguía alerta pero pude relajarme un poco.

Cuando acabamos la cena, recogí el helado que había comprado mi madre del refrigerador y nos sentamos en la sala. Mientras ella le contaba historias ridículas de mi infancia a Baekhyun, yo lo observaba comer su helado y cómo se reía de lo que escuchaba. Se le hacían arrugas a los lados de los ojos al cerrarse en forma de medialunas y sus labios estaban más rojos por el postre frío. Era tan agradable su presencia. En ese momento deseé haber tenido más confianza con mi madre, que ella supiera quién era yo y pudiera presentarle al chico que tenía enfrente como la persona por la que estaba perdiendo la cabeza. Parecía igual de encantada con él.

Antes de que pudiera darme cuenta, mamá se estaba levantando para tomar su abrigo. Baekhyun tuvo que darme un codazo para que volviera a la realidad, justo cuando me hallaba perdido en la manera en que su lengua lamía el helado y los labios lo envolvían. La acompañé a la puerta, pero antes de alejarse por el pasillo me habló en voz baja.

—No lo dejes ir.

—¿Eh?

—He visto cómo lo miras, Oh Sehun. Suerte. —Guiñó un ojo mientras dejaba un paquete en mis manos y se fue, dejándome perplejo.

El pelinegro, de nuevo perceptivo, debió notar mi desconcierto cuando volví a sentarme en el sillón porque preguntó si había pasado algo. Negué con la cabeza. Puse mi atención en la bolsa. Mi cara probablemente enrojeció por completo al ver el contenido. Baekhyun estalló en risas. Una caja de preservativos. Mamá solía dejarme cada tanto cuando venía a verme, pero de todas las veces, hoy había sido en el marco de una escena particular. Ahora que lo pensaba, ella lo hacía desde muchos años atrás aunque jamás hubiéramos hablado al respecto. ¿En qué demonios creí que ella pensaría que los gastaba? Me sentí algo idiota.

—Tu mamá sí que es especial —dijo Baekhyun, sin poder parar de reír.

—No sé en qué está pensando.

—Es genial. Me agrada mucho. Además, me dio la oportunidad de presenciar esa expresión jamás vista en tu cara. —Picó mi mejilla con el dedo índice, alegremente.

—Aysh. —Corrí el rostro, más avergonzado que antes—. No sé qué tiene de divertido.

—Eres lindo, Sehunnie.

Me sorprendió la sinceridad repentina de esas palabras. Volteé a verlo.

—¿Qué? —preguntó con gesto de duda.

—Nada.

—Dime.

—No sé... No sueles decir esas cosas.

—Bueno, no me sentía en confianza antes —dijo, pellizcando suavemente mi mano de manera constante como si se tratara del juego más entretenido del mundo.

La puerta nos interrumpió. Pensé que Chanyeol no volvería hasta la madrugada, pero allí estaba, irrumpiendo en el espacio que dos segundos atrás me había parecido el lugar más cómodo en el que podría estar. Comencé a maldecirlo mentalmente, dando por hecho que Baekhyun ya debía estar revoloteando a su lado, pero vi pasar a mi compañero hacia la cocina solo y me volví consciente de que el bajito seguía sentado a mi lado, aún concentrado en pellizcarme la mano. Me estaba confundiendo cada vez más.

—Ah, Baek, estás aquí —dijo Yeol un tanto frío, no se veía alegre como de costumbre.

Habíamos discutido más temprano, cuando me regañó por ignorar sus llamadas, preocupar a mi madre y haber desaparecido con Baekhyun. Me había llamado un imprudente mientras me comparaba con un adolescente hormonal. Demonios, ¿por qué debía soportar que alguien como Chanyeol me dijera algo así? Aún si pasaba algo entre Baekhyun y yo.

Sabía que estaba preocupado porque él me había acompañado en mi peor momento, cuando Luhan me rompió en pedazos al volver a China detrás de la persona que realmente le gustaba. Yeol se había prometido jamás dejar que me enamorara otra vez para no volver a verme sufrir. Pero, aunque había estado agradecido con él por no dejar que me hundiera en el pasado, en este momento me estaba poniendo furioso. No podía vivir controlando mi vida pretendiendo ayudarme. ¿Y si Baekhyun era bueno para mí? Yo ya no quería escapar de ese sentimiento, y Chanyeol no me lo impediría.

Ayúdame a olvidarWhere stories live. Discover now