10. Baekhyun

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Sábado

Me desperté por una llamada entrante. Todavía no era hora de que sonara la alarma que había puesto para despertar a Sehun. Tenía algo pesado sobre mí. Despegué los ojos y vi que el menor aún me tenía preso entre sus brazos. Traté de quitármelo de encima despacio para no despertarlo, ya que yo podría volver a la cama una vez él se fuera, pero Sehun tenía clases. Fui hasta la cocina, donde había dejado el teléfono cargando, y atendí. Era Yeol.

Ey, ¿no pensabas responder ninguno de mis mensajes? Hace horas te dije que tenía que hablar con Sehun.

—Ah, lo siento —respondí, sinceramente arrepentido al escuchar el tono consternado del otro—. Bebimos mucho anoche y cuando llegamos nos quedamos dormidos.

Ya. Escucha, necesito que le avises que no tiene clases hoy, pero que vino su madre anoche y sigue aquí. Ella no sabe sobre sus clases, no le dije porque sabía que Sehun tardaría en levantarse en cuanto lo supiera y así podría fingir cuando volviera que sí tuvo. Por obvias razones, tampoco sabe que salió anoche, le dije que había ido a tu casa para que le explicaras cosas de álgebra. Pero no puedo saber si estuvo intentando llamarlo por teléfono o no. Ojalá que no, porque si no mis excusas sonarán extrañas.

—Bien... Gracias, Yeol.

Ey, ¿estás bien? —sonó preocupado, sentí una punzada en el pecho.

—Estoy cansado. Me encargaré de hacerle saber a Sehun. Luego hablamos.

Corté. Todavía estaba dolido por lo del día anterior, no tenía ganas de hablar con él. Volví a la habitación. Sehun se veía tan pacífico y jovial mientras dormía que me daba ternura. Me acosté en la cama, esta vez del lado de su espalda, y me acerqué a él para abrazarlo por la cintura. Aunque era algo nuevo tener esta confianza, me sentía muy cómodo, me gustaba. Se removió un poco. Me acerqué a su oído para susurrar su nombre. Entreabrió los ojos y giró la cabeza. Le sonreí con la misma dulzura que veía en él.

—No tienes clases hoy, así que puedes dormir un rato más. Pero no demasiado porque tu mamá está en tu casa.

—Ugh, por qué... —Se restregó los ojos.

—Chanyeol me llamó. Eso es lo que estaba intentando decirte desde anoche. —Acaricié su cabello.

—Hyung.

—¿Ajam? —Estaba distraído jugando con un mechón.

—¿Todavía te gusta?

—No tengo ganas de hablar de eso. —Suspiré dejando su cabello en paz—. ¿Por qué preguntas?

—Por nada —respondió tras un instante de duda y volvió a girar el rostro para el otro lado con los ojos cerrados—. ¿Me sigues acariciando para que pueda volver a dormir?

¿Qué clase de pedido infantil era ese? Me reí internamente y continué mimándolo hasta que ambos nos dormimos de nuevo. La siguiente vez que abrí los ojos, la cama estaba vacía y se escuchaba un sonido metálico. Levanté un poco la cabeza y vi a los pies de la cama a Sehun abrochándose el cinturón apurado.

—Perdón —dijo cuando se dio cuenta—, no quería despertarte. Te dejé café hecho. Tengo que volver ya mismo a casa, olvidé decirte que pongas otra alarma. —Se acercó a mí cuando terminó de vestirse y plantó un beso en mi frente que me dejó pasmado—. Nos vemos después.

Antes de que pudiera salir del estupor, ya había cerrado la puerta del departamento tras de sí. Me desplomé contra la almohada e hice un recuento de todo lo que había pasado desde la tarde anterior. Se sentía tan extraño cómo de la nada nos habíamos vuelto tan desvergonzadamente cercanos, pero no había dormido tan relajado desde que Yifan se había ido. Todavía podía palpar el calor del cuerpo de Sehun en las sábanas y en mi propia piel. La imagen pacífica de su rostro dormido me hacía sonreír como un idiota.

Ayúdame a olvidarWhere stories live. Discover now