3. Sehun

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Domingo

Baekhyun pasó delante de mí, todavía en ropa interior y abrigado solo por un buzo de mi compañero de apartamento, con total confianza. "Que desvergonzado", pensé mientras se sentaba. Sin embargo, no podía evitar conmocionarme al ver lo lindo que le quedaba. Esa mañana su rostro estaba iluminado como si absorbiera la luz del sol y sus labios se veían mas apetecibles que el día anterior. Me abrumaba.

La noche anterior había estado a punto de perder el control luego de bailar con él. No había sentido tanto júbilo y excitación desde aquella persona, varios años atrás. De pronto me vi a mí mismo a punto de comerle la boca a un desconocido que, para colmo, estaba enamorado de mi mejor amigo. Eso definitivamente no hubiese salido bien. No sabía cómo había logrado calmarme, pero notar que el chico estaba incómodo con la situación ayudó, me hizo sentir ridículo. Me forcé a apartar la vista de sus preciosos labios, luego de sus dulces ojos castaños, y finalmente despegar mi brazo de su cintura, aunque en realidad hubiera querido estrujarlo contra mí hasta hacernos uno... Me mordí el puño, mientras Baekhyun estaba distraído, intentando calmarme.

—Buen día, cachorro —lo saludó Yeol con algún tipo de chiste interno.

Baek fingió fruncir el ceño molesto y luego nos regaló una sonrisa cálida a los dos. Yo solo asentí y, mientras ellos cruzaban un par de palabras, volteé la cabeza intentando borrar las imágenes de mi cabeza. Me estaba volviendo loco. No podía calmar mis latidos. No sentía mi corazón tan fuera de sí desde que era adolescente. Un gruñido que provino de mi estómago ayudó a que mis preocupaciones mudaran de objetivo, al menos de momento.

—Orejón —llamé a mi amigo.

Baek rió tiernamente y se acercó a mi oído. Sentí calor.

—Parece Yoda —dijo en voz baja.

Reí despacio para que el otro no me escuchara y le ofrecí una sonrisa al bajito, que él devolvió dulcemente con los ojitos chinos, perdidos detrás de sus cortas pestañas.

—Ey, Yoda, ¡quiero tocino! —exigí.

—¡Yah! Dejen de conspirar en mi contra. Si quieres bacon, ahí tienes —dijo señalando a Baekhyun.

El aludido miró para otro lado con una expresión que no podría definir, pero un leve sonrojo en sus pómulos me incitó a seguir el chiste.

—Mh, no estoy seguro si sabrá como eso, pero podría probar —dije acercándome a él, con un brazo por encima del respaldo detrás de su cabeza.

Baekhyun retrocedió hacia la otra punta del sillón de un salto.

—Deja de acosarlo —dijo Chanyeol riéndose—, no es cualquiera de esos que te pido que asustes. O conquistes, como les parezca más bonito. Es mi amigo. —La cara de Baekhyun se ensombreció un instante—. Además recuerda que es de día y el cachorro volvió a ser tímido.

—Eso no es cierto, si fuera tímido no hubiese salido de tu habitación así —refuté señalando el atuendo del mayor.

—Es cierto —apoyó Baekhyun, con una expresión seria e inocente, como si hablara de una persona ajena a él.

Ambos lo miramos, tal vez no sorprendidos, pero serios. No estábamos acostumbrados a sujetos como él. Usualmente avergonzábamos a las aventuras de Chanyeol, pero ellas no se unían al juego. No de esa manera. Baekhyun tenía muy asumido quién era y qué hacía, por eso nada de lo que dijéramos lo haría sentir avergonzado.

—¿Qué les pasa? —nos preguntó en un tono preocupado.

Chanyeol solo rió. Yo resoplé para el lado contrario, intentando liberar el calor que me generaba esa provocadora criatura y escapar de sus bonitos ojos.

***

Mientras desayunábamos, les pregunté a qué venía lo de "cachorro".

—Cuando Baek está emocionado se pone hiperactivo. Mueve la cola, muerde y lame mucho —dijo Chanyeol, riéndose de la expresión del mayor, que lo amenazó a través de gestos con picarle el ojo con un palillo.

"Me gustaría ver eso", pasó por mi mente.

—¿Y lo de bacon?

—Lo dices y juro que la próxima vez morderé por debajo de la línea permitida —amenazó Baekhyun entredientes mirando a Chanyeol.

—Lo siento, Sehun, quisiera conservar mi pene —respondió mi amigo—. Solo voy a decir que tiene que ver con Baekhyun muy ebrio intentando seducir a alguien.

Tras un esfuerzo inhumano por contener la risa, entró a reírse a carcajadas. Baekhyun golpeó su brazo con los puños cerrados y el poste se alejó corriendo hacia la sala tras abandonar el desayuno. El mayor se quedó en su asiento, terminando el suyo, con la cara teñida de rojo. ¿Qué podía avergonzarlo tanto para que lo afectara así? A él, que era inalcanzable. Chanyeol me daba un poco de envidia por haber sido testigo de lo que sea que fuese eso.

—Sehun —me nombró Baekhyun, para mi sorpresa—, ¿cuándo tienes el final de álgebra?

—En dos semanas, ¿por qué?

—¿Quieres que te ayude? —me ofreció con una sonrisa vendedora, aunque hubiese accedido aún si parecía forzado con tal de pasar más tiempo con ese interesante individuo.

—Claro, siempre y cuando puedas soportar mi estupidez irremediable con esa materia.

—Mientras seas un buen alumno, tengo mucha paciencia —respondió lanzándome un guiño.

Sentí que mi cerebro se fundía.

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