VEINTICUATRO

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S C O R P I U ST E R R A∞

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S C O R P I U S
T E R R A

El corazón de Regina latía a mil por hora, y su cara ardía como los mil infiernos, no tenía la menor idea de que ocurría, sólo sabía que tenía los labios del supersoldado sobre los suyos, por un momento quiso apartarse de él y salir corriendo, pero Steve no se lo permitió y ella rápidamente desistió de la idea.

No supo exactamente cuánto tiempo los tibios y gruesos labios del soldado estuvieron sobre los suyos, pero ahora el olor de él lo tenía impregnado en sus fosas nasales, ese olor a madara, pino y chocolate caliente, un olor tan típico de él que hasta ahora se dignaba a detallar.

Sharon observó con una sonrisa lo ocurrido, su trabajo estaba hecho, juntar a esos dos y ayudar a Rogers, ahora podía irse tranquila. Por lo que sabía Steve ya no la necesitaría, y su conciencia estaría tranquila, lo más seguro es que llegando a Londres, le fuera a contar a la tía Peggy que Steve por fin encontró la felicidad.

Sin decir nada y como si de un gato se tratase, la rubia se escabulló sin hacer ningún ruido hasta su coche para luego irse sin ser vista, para no interrumpir ese momento tan de ellos.

Steve tomaba la cintura de la chica mientras esta tomaba el cuello de él, decir que el soldado lo estaba disfrutando era poco, sin duda este era su momento perfecto, a pesar de las circunstancias.

Regina se hizo para atrás al mismo tiempo que él, ambos necesitaban respirar.

Los grandes ojos verdes de la chica observaron con curiosidad al supersoldado, debajo de su capa llevo su mano al corazón tratando de comprender por qué latía tanto y porque hace unos momentos le dio una ansiedad tremenda por besar a aquel hombre, un poco avergonzada por lo ocurrido miró hacia el suelo como si fuera lo más importante.

Steve no pudo evitar reír al ver el gesto de la chica, "Una niña" fue lo que pensó en ese momento para después agrandar aún más su sonrisa, era setenta años mayor que ella, no pudo evitar mirar hacia el vocho blanco donde estaban sus dos amigos, y una risotada se le escapó al ver como ambos asentían y levantaban su pulgar aprobando lo ocurrido.

—Steve. -Lo llamo la morena y este no dudo en voltear a verla. —¿A dónde se dirigen ahora?  -Le pregunto. 

—Iremos al aeropuerto para encontrarnos con Wanda y con Clint. -Explicó Cap. —De ahí tomaremos un Jet e iremos a buscar a los otros soldados de invierno.

Los ojos de Regina se agrandaron un poco más por la sorpresa de saber que había otros soldados de invierno, pero rápidamente relajo su postura y asintió mientras volteaba a ver al rubio. —Te acompaño Steve.

—¿Segura?

—Por supuesto. 

El rubio comenzó su camino hacia el pequeño automóvil mientras la chica lo seguía por detrás, rápidamente pudo ubicar a Sam, y también al mejor amigo de Steve, no pudo evitar sentir un escalofrío al verlo, aunque sinceramente ya se lo esperaba.

Los Sentimientos Del Dragón ✓→ [Steve Rogers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora