Los Sentimientos Del Dragón ✓→ [Steve Rogers]

ONCE

AYUDA

∞

El súper soldado caminaba tranquilamente por el pasillo que conducía a la enfermería, llevaba consigo una bandeja llena de comida, llevaba huevos, fruta, tostadas, panqueques, pan dulce, leche, jugo y una margarita que había cortado del jardín la cual estaba sobre un pequeño florero.

Él sabía que la chica tenía mucho apetito así que decidió que entre más comida llevará mejor, siempre y cuando estuviera cocida.

El reloj marcaba las 7:38 am era temprano aunque podía deducir que la chica ya estaba más que despierta.

Aún recordaba lo que Regina le había dicho en la noche, aquello de que confiara más en ella y para qué la chica supiera que sí le estaba dando una oportunidad qué mejor que comenzar con un rico desayuno preparado por el mismo.

El capitán entró a la habitación y se llevó la sorpresa de ver a la chica de pie tratando de caminar a la puerta.

—Nada de eso señorita. -La regaño mientras dejaba la charola en una pequeña mesa qué se encontraba ahí, para luego caminar hasta ella y tomarla por la cintura con delicadeza y conducirla de nuevo a la cama.

—Pero no me gusta estar aquí. -Se quejó al tiempo en que hacía una mueca. —Prefiero estar en mi habitación qué en este lugar.

—Lo siento pero tienes que estar aquí por dos semanas, Cho dijo qué perdiste mucha sangre y qué vas a tardar en regenerarla, sin contar que la regeneración para con tus órganos será más lenta.

Regina bufo con cierta molestia mientras caminaba lo mejor posible rumbo a la cama.

Tomó asiento con dificultad en su cama, e hizo una mueca a la hora de subir sus piernas.

—¿Cómo te sientes? -Le pregunto una vez que esta se acomodó.

—Mucho mejor que ayer. -Admitió sonriendo.

—¿Duele mucho?

—Sólo cuando me muevo. -Explico.

—Pues no te pares de aquí. -La reprendió para luego caminar a la pequeña mesa donde había dejado la bandeja con comida para luego llevarla y acomodarla en las piernas de la chica. —Te traje el desayuno, espero te guste.

Los ojos de la chica se iluminaron al ver tanta comida desde ayer qué no probaba bocado y para ser honesta estaba hambrienta.

—Gracias. -Dijo admirando la comida hasta que cayó en cuenta de que no había su especialidad. —¿No hay carne? -Le pregunto con un leve puchero.

Steve comenzó a reír tenía la leve idea de lo que ella iba a preguntar.

—Es muy temprano para qué comas carne, come algo liviano te hará mejor.