Los Sentimientos Del Dragón ✓→ [Steve Rogers]

DIECINUEVE

NO LE TEMO
A LA OSCURIDAD
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Regina ya había perdido la cuenta del tiempo que llevaba en el gimnasio de la Torre, estaba molesta, frustrada, se encontraba horrorizada.

Era la primera vez que le había relatado a alguien todo lo que ella había hecho, todos los crímenes que cometió desde que tenía 17 años, por primera vez en casi cinco años había decidido voltear hacia atrás y ver toda la sangre que ella hizo que se derramara.

Antes era más fácil, evitar a toda costa dormir para no soñar con nada, pero ahora era completamente difícil, aunque tuviera los ojos abiertos en vez de ver la blanca pared de la sala de entrenamientos, se veía a ella misma matando y torturando personas inocentes.

Ya había roto demasiados sacos de boxeo, su cuerpo estaba sudoroso, y aunque sus nudillos no estuvieran vendados, estaban como si nada todo gracias a las escamas de su piel.

Un gruñido de frustración se escuchó por todo el lugar, la chica le impidió a su cuerpo volver a escamarse aunque sabía que si seguía de esa manera las escamas saldrían por si solas para volver a protegerla, era como un reflejo, una maldita autodefensa.

La morena fue hasta los controles del lugar, y se puso en un entrenamiento nivel 15, rápidamente los robots de Stark se fueron contra ella, Regina los miro como si fueran la persona más despreciable que había sobre la tierra, como si fuera ella a la que mataría.

∞

Steve caminaba lentamente por las calles de Nueva York pensando en lo que Regina le había dicho horas antes, jamás imagino que ella fuera capaz de hacer todo lo que eso, desde un principio desde que se enteró que un dragón volaba por la ciudad supo que era buena persona, que lo hacía de buena fé, aunque no lo quería admitir sabía que ella no era un peligro para la humanidad.

Siempre observaba las noticias donde salía BlackDragon, la persona encapuchada que ayudaba a la gente en los incendios o choques automovilísticos, aquel que evitaba robos, que mandaba a los criminales a la cárcel.

Cuando supo que el gran dragón negro era ella, no pudo evitar sentir cierto enojo, jamás imagino que aquel que salvaba vidas arriesgando la suya fuera esa chica con la que había chocado días atrás, que la tuvo frente a frente y que no se dio cuenta de que ella era aquel héroe anónimo.

Pero desde que la conoció pudo ver la determinación en sus ojos a la hora de salvar vidas, siempre era la primera en salir cuando había un incendio o volvían a robar un banco, siempre era la primera en preocuparse por los demás, nunca les daba la oportunidad de hacer una estrategia, ella simplemente se guiaba sus instintos.

También aquella vez, cuando se atravesó para recibir ella los cuatro balazos, aunque tenía su escudo puesto sobre él, ella decidió interferir por reflejo propio, porque era lo correcto, para salvarlo. Igualmente las dos semanas en la que nadie la dejaba moverse, cuando ella se enojaba porque no la dejaban ir a sus pequeñas misiones, cuando se sentía inútil por no poder ayudar.