— ¿Te pone nerviosa acaso?

— Un poquito —reí por lo bajo.

— De acuerdo —sonrió— te dejaré usar el baño ese día... ¿Ya tienes pareja?

— Damien.

— Era tan obvio que siquiera debí preguntarlo.

— Bueno, de seguro que tú invitaste a Cho. Tampoco hace falta que pregunte —rió.

— Diste justo en el blanco.


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Corrí escaleras abajo hasta llegar al gran comedor lo más rápido posible. Estaba en uno de esos trances de adolescente "enamorada" y se me había pasado por completo el horario la noche anterior.

Sí, "enamorada" porque tengo mis dudas de que sea amor lo que hay entre Damien y yo. Pero al fin y al cabo, la pasábamos bien juntos y nos reíamos por cualquier idiotez, y eso era lo que más me importaba en estos momentos.

Por eso durante nuestro encuentro en la madrugada se nos pasó por completo qué hora era.


Intenté acomodarme un poco el cabello con los dedos mientras atravesaba la puerta del salón. La mitad de Hogwarts ya se encontraba dentro (y un par de alumnos de Durmstrang y Beauxbatons también).

Tomé asiento junto a Alicia, quien se encontraba con Lee y George. Fred estaba un poco más alejado con Angelina.

— Buen día señorita desaparecida —murmuró Alicia levantando la vista del diario El Profeta que tenía en sus manos.

— Buen día —contesté intentando hacerme la desentendida.

— ¿En dónde estuviste toda la noche?

— Uh, alguien se meterá en líos —dijo Lee sonriendo.

— ¿Yo? —Hice de cuenta que estaba sorprendida— nada más estuve en la sala común leyendo.

— De acuerdo —Lee me apuntó con su dedo índice— si dices donde estuviste en realidad, no te castigaré por haberte escapado a altas horas de la noche.

— Bien —rodé los ojos— fui a los terrenos, cerca de los invernaderos, con Damien.

— Con quién más —susurró George negando con la cabeza.

— Eh, George querido —habló Alicia quitándome las palabras de la boca— no te hagas el santo ahora, porque ya los he encontrado a ti y a Zeller pavoneándose por los rincones en muchas ocasiones. Así que o cierras el pico de una vez por todas o te lo cierro yo —dejó con furia el periódico en la mesa y mientras los tres la mirábamos entre una mezcla de sorprendidos y asustados ella se acomodaba la mochila en su espalda. Se levantó del asiento, acomodó su falda y nos volvió a mirar— perdón si fui muy ruda, pero alguien tenía que decirlo de una vez por todas —dicho esto caminó hasta salir del gran comedor, y la seguimos con los ojos hasta perderla de vista.

Una Black de ojos violetas ➳ (George Weasley)Where stories live. Discover now