Maybe I am not ✧ Yoonmin

CAPÍTULO 57

POV MIN YOONGI

Jimin y su grupo empezaron a ponerse adelante. Jungkook y el de gafas estaban pegando su trabajo en la pizarra. La delegada estaba hablando algo con la profesora, el teñido estaba escribiendo algo en el pizarrón y Jimin estaba mordiéndose las uñas mirando a todas partes.

–¡Bien, chicos, atención!–golpeó la carpeta–Buenos días, profesora, mi grupo y yo hablaremos a cerca del escritor Jaime Torres Bodet–la clase aplaudió y la delegada se puso al lado de todos.

–N-nació en la Ciudad de México el...17 de abril de 1902–empezó el de gafas–fue hijo único de Alejandro Torres Girbent originario de Barcelona, España y de Emilia Bodet procedente de Francia.

–Concluyó su bachillerato en 1917 en la Escuela Nacional Preparatoria de la que posteriormente fue secretario a los 18 años bajo la dirección de Ezequiel Chávez...–continuó el teñido.

Hablaban demasiado, así que me recosté sobre mis brazos empezando a dormir. No dejaban de hablar a cerca de la vida del tal Jaime Torres no se qué y me aburría. 

Había pasado ya como 15 minutos desde que la parte de la delegada no terminaba.

–Las novelas y relatos de Torres Bodet que son los siete volúmenes publicados entre 1927 y 1941 pertenecen a la época de interés por las nuevas direcciones de la narrativa francesa y española. Desde la perspectiva actual, son obras sobre todo representativas de la búsqueda de una nueva sensibilidad y un nuevo estilo novelesco que se realizaba por aquellos años...–seguía y seguía hablando.

Hasta el momento no había escuchado a Jimin hablar ¿Acaso no hablaría? 

Me asomé a verlo encima de mi brazo y el estaba mirando hacia la ventana.

–Y finalmente falleció el 13 de Mayo de 1974...

–Bien, gracias Lee, ¿algo más que añadir al trabajo?–vi que Jungkook le había dicho algo al oído de Hye ¿Por qué carajos se acercaba tanto? Vi que el asintió y levantó la mano tímidamente.

–P-profesora...

–Sí, ¿Park?

–Recitaré un soneto de Jaime Torres Bodet.

–Te escuchamos.

–B-bueno, ahmm...–pasó saliva y se puso al frente–son algunos fragmentos de los sonetos número cinco, seis y siete.

Cerró los ojos y suspiró.

–Porque no es la muerte orilla clara...

Empezó hablando lento.

–Margen visible de invisible río;
lo que en estos momentos nos separa
es otro litoral, aun más sombrío.

Es tu presencia en mí la que me impide
recuperar la realidad que tuve
sólo en tu corazón, cuando latía..-se señaló el pecho.

 –Sí, cuanto más te imito, más advierto
que soy la tenue sombra proyectada
por un cuerpo en que está mi ser más muerto
que el tuyo en la ficción que lo anonada.

Sombra de tu cadáver inexperto,
Sombra de tu alma aún poco habituada
A esa luz ulterior a la que he abierto
Otra ventana en mí, sobre otra nada...

Con gestos, con palabras, con acciones,
creía perpetuarte y lo que hago
es lentamente, en todo, deshacerte.

 –Y esa voz es mi voz. No la que oíste,
viva, cuando te hablé, ni la que al fino
metal del eco ajustará en su engaste,

sino la voz de un ser...que aún no existe
y al que habré de llegar por el camino
que con morir tan sólo me enseñaste...–hizo una reverencia–gracias.