CAPÍTULO 30 PT. 2

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POV PARK HYUN JIMIN

Las gotas empezaban a caer. Eran apenas las 5pm y seguía caminando por las calles. Todo me parecía tan extraño. Tan confuso. Cómo a esa hora niños agarrados de las manos de sus padres se sentían tan seguros, tan protegidos. Cómo me regalaban sus sonrisas cuando nuestras miradas se cruzaban. Qué nostálgico. Tal vez era algo que nunca había sentido en toda mi vida desde que comencé a ir a la escuela. Tener padres. Ser querido. Quería sentirlo. Cosas que nunca había experimentado ni expuesto. Cosas que en esta vida, tal vez nunca tendré. 

Después de varias horas sentado bajo el techo de una tienda, logré decidirme en ir a la casa hogar. Era lo único que deseaba. Ir y verlos.

Me acomodé la mochila en mi espalda y me dirigí a la estación del bus. Tome en el primero que llegó y subí. El chófer indicó que la ruta del bus sería algo lenta tras la lluvia y la nieve que empezaba a caer. Al parecer el clima en Busan estaba empeorando cada día. 

Una vez terminó el recorrido del bus, me bajé. La nieve caía un poco más fuerte y brusca. Me encaminé hacia la casa hogar. Las luces estaban prendidas ya que el cielo se estaba oscureciendo y los vi. Desde la pequeña entrada hacia la casa hogar se veía perfectamente esa hermosa imagen. 

Los niños más pequeños ponían la mesa junto a los platos. Bree y Heun colocaban juntos un pastel de vainilla en la mesa. Eomma Hee cargaba a un niño pequeño sentándolo en su silla mientras que el resto empezaba a sentarse. Una vez sentados, se agarraron de las manos y empezaron a rezar. La misma costumbre. Cada desayuno, almuerzo o cena, eomma Hee nos enseñaba a bendecir los alimentos como muestra de agradecimiento. Siempre valoraba todo. Rápidamente los niños empezaron a cantar quejándose por que se morían de hambre y eomma Hee no partía el pastel. Mocosos infantiles. Cómo los quiero.

Las risas seguían y la nieve empezaba a ser más fuerte. Mi celular empezaba a sonar. Vi el nombre y era mi jefe. Lo apagué y seguí contemplando esa bella imagen que anhelaba todos los días cada mañana y noche. Los niños juntos, sus sonrisas, sus alegrías. Todo eso provocaba esa casa. Ese hogar construido por el estado pero unido por eomma Hee.

Hasta ahora nunca en mi adolescencia lo había pensando ni pasado por la cabeza. Creo que ya había llegado el momento de hacerlo. Ya era el momento. Todo lo que toda mi vida no planeé pero en varias horas tras conversar conmigo mismo analicé y decidí.

Lentamente caminé hacia la parte trasera de la casa. Hacia el patio de juegos de los niños. Saqué un poco de nieve de la banca de cemento bajo el árbol y me senté. Abrí mi mochila y saqué mi block junto a un lapicero. Estaba listo.


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Hola, eomma Hee. Desde aquí todo se ve muy bonito. ¿Sabe? Siempre estaré agradecido por haber sido traído y dejado aquí cuando era pequeño. A pesar que no recuerdo casi nada de mi infancia usted y su bella sonrisa siempre estarán en mi mente. 

Los niños y usted en todo momento han sido el motor que llevaba mi camino. Mi motivo. Siempre. 

Cada noche que me iba a dormir me levantaba a mitad de la madrugada a estudiar. Perdóneme si no le dije, pero sabía que se molestaría al saber que no duermo mis horas. Estudiaba para aprobar el examen y poder ir a la universidad. Lamento tener que decirle a usted que no podré cumplir ninguno de mis sueños. No aprobé el examen. Decirle esto a usted eomma, ha sido una decisión difícil para mí. No quiero que sienta tristeza a causa mía. Ni tampoco decepción. Lo siento por no haber dado lo mejor de mí estos tiempos. Últimamente todo me va mal. No me siento bien. Simplemente ya no puedo más.

Los días que voy a la preparatoria no son tan felices como antes. La rutina me cansa. Me agoto fácilmente y me sobre-exijo en casi todo lo que hago. Abrir los ojos y despertar me fatiga. Me he sentido algo triste, quizás. No le dije, ya que no quiero que se preocupe por mí. No la quiero molestar ni incomodar con mis problemas. Pensé que se solucionarían con el tiempo, eomma. Pero veo que no fue así.

La quiero mucho y la admiro como mujer y persona. Ya entendí por qué mis padres me dejaron en esta casa. Tal vez nací para estorbar y no servir, cómo actualmente lo hago. No iré a la universidad, no podre terminar la preparatoria, no ayudo en nada en casa. Eomma, perdóneme por favor por ser un inútil y no tener la valentía de decírselo en persona. Me siento muy avergonzado.

La culpa es mía y sólo mía de dejar que las cosas resultaran así. Soy un cobarde que no se atreve a decir las cosas en la cara. La voy a extrañar como no se imagina y siempre estará en mi corazón. No sé cuantas veces decirle que quisiera que me perdone por todos los errores que he cometido hasta estos momentos. Perdóneme. 

Perdóneme por no ser un buen hijo. Por mentir. Por aguantarme lo que sentía. Por no ser sincero. Por ser un hipócrita. Por fingir una sonrisa cuando no lo tenía. Por no poder soportar mis problemas. Por ser un estúpido y creer que las cosas saldrían como yo quería. Por tratar de no pensar ni realmente ver cómo fluían las cosas a mi alrededor. Perdóneme por no ayudarla lo suficientemente bien en las cosas de la casa hogar. Por callarme. Por guardar silencio durante mucho tiempo. Por no poder graduarme. Por no conseguir otro trabajo. Por no aprobar el examen. Por no ir a la universidad. Por escribir esta estúpida carta. 

Mi decisión esta hecha. No quiero darle más problemas de los que ya tiene. Sé que cuidará muy bien de los niños. Serán grandes chicos, ya lo verá. Dígale a Bree, a Heun y a todos los niños que los adoro y los quiero demasiado, demasiado. Así de grande cómo del tamaño de un edificio o de la distancia del camino de mi escuela hasta la casa o de la distancia de la luna hasta la Tierra. Sí. Así de mucho, mucho. Mi cariño por ustedes es inmenso.

Desde el lugar dónde me encuentre, sé que estaré mejor. Siempre los estaré viendo y extrañando. Recuérdenme siempre como la persona que vieron. Alegre, sonriente. Como el hyung que se levantaba temprano en las mañanas a servirles el desayuno los domingos y les traía dulces y chocolates al venir de la preparatoria. El Hyun Jimin feliz siempre estará con ustedes. Por favor eomma, diles que cada vez que tengan miedo al dormir, yo estaré protegiéndolos desde donde sea que este. Que Bree se anime a audicionar en alguna agencia, que tenga lo que yo no tuve, valentía. Sé que ella será una gran cantante de grande. A Heun, que cuide los niños pequeños ya que el será el hombre de la casa ahora. A todos diles que los quiero mucho, mucho, ¡mucho! 

Sé que no les gustaría verme cómo estoy ahora, así que les dejo esta carta a ustedes y a eomma Hee. No podré entregársela en persona por que me iré muy muy lejos. No me busquen por favor. No querrán verme. El Hyun Jimin de ahora ya no estará físicamente. Pero sí en sus mentes y en sus corazones ¡Recuérdenme felices, por favor! Espero no me juzguen por esta decisión. Lo hago para no estorbar. Lo mejor será dejar de existir para no dar más problemas. 

Sé que todo irá mejor para ustedes. Muchas gracias por las enseñanzas y alegrías que me han dado. No saben cuánto estoy agradecido.

Desde la ventana del patio,

Park Hyun Jimin.


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Doblé el papel, lo metí en un sobre recién hecho y lo coloqué debajo de la puerta del patio. Tal vez algún niño leerá que es para Eomma Hee y se la entregará. No puse nombre en el sobre, así que no sabrán que es de parte mía. Será lo mejor.

Me levanté y me fui hacia ese lugar. Tal vez ni me encuentren. No quiero que me vean en este estado. Tuve que calmarme después de observar cómo comían el pastel juntos. Las lágrimas no paraban de salir de mis ojos. Era la última vez que los vería. Sabía que sería parte de mi decisión tener que ponerme así. Sería como una despedida silenciosa. Era la única forma de hacerlo.

–Adiós, chicos–susurré.

Observé por última vez la casa que me acogió hace 17 años. Y me alejé.

Maybe I am not ✧ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora