Susurros en la oscuridad:

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_ Ah, bueno, gracias señora_ dijo Ania y luego se despidió de ella. La mujer la miró con curiosidad hasta que desapareció por el corredor de su habitación.

Estaba por entrar a su habitación otra vez cuando volvió a escuchar susurros y alguien que bajaba por una escalera. Salió corriendo entonces a la escalera que estaba allí cerca, determinada a atrapar a quienes querían entrar en su habitación. Pero cuando llegó a la escalera no había nadie así que bajó por ella y descorrió el tapiz, haciendo el menor ruido posible. El corredor del piso de abajo estaba tan oscuro como el de arriba pero se oían voces lejanas.

Caminó por el largo corredor hacia la fuente del sonido, pegada a la pared y tan silenciosa como un gato hasta que llegó a un pequeño corredor, paralelo al suyo. Se paró pegada a la pared y escuchó voces, asomó la cabeza y pudo ver a unas cinco personas al final de ese corredor. Estaban paradas en medio del lugar susurrando y de espaldas a ella. Claramente eran alumnos y llevaban largas capas negras, lamentablemente con esa oscuridad no pudo reconocer a ninguno ni saber a qué casa pertenecían.

_ Volvamos... _ decía una chica, apenas moviendo los labios por lo que la frase se perdió en el camino y sólo llegó a Ania esa palabra.

_ No...... si...... ¿Filch?...._ decía otra voz.

Ania pensó ¡demonios! ¡Estaba muy lejos de ellos! ¡No entendía nada! Sin embargo no podía acercarse ya que la verían a penas pisara el corredor.

_ Ella.... Vamos....

_ Seguro... duerme....

_ No.... ¿descubren?

_ Pe... pero...

_ ¡No podemos perder esta oportunidad!_ dijo claramente una voz de mujer.

Ania la reconoció al instante, era Pansy. Seguramente los demás también eran de Slytherin pensó desanimada.

_ Ssssssshhhhhhhh

_ ¡Baja... la... voz!

De pronto para horror de Ania una puerta se abrió a sus espaldas y apareció Filch, el celador, con su gata entre las piernas. La señora Norris la vio de inmediato y maulló. Filch en cambio no la vio pero si seguía allí el hombre la vería en cuanto se acercara. Sin embargo si iba hacia el otro corredor la verían los chicos. ¡Dios, y ahora qué hacía! Pero sólo esta frase se formó en su cabeza antes de que la respuesta viniera a ella desde otro lado y no tuvo alternativa.

_ ¡Filch!_ alcanzó a escuchar que uno de los alumnos exclamaba. Era un varón.

_ ¿Quién anda ahí?_ vociferó el hombre y esto fue lo que Ania necesitaba para mover los pies.

Dobló por el corredor y comenzó a correr tan silenciosa como pudo esperando que los chicos la vieran en cualquier momento pero sólo al acercarse más vio sus espaldas unos instantes antes que se perdieran por unas escaleras que subían. Ella, en pánico, pensó que estaba muy lejos y que no lograría llegar allí antes de que Filch la viera. Ya había tenido problemas con él anteriormente y no le agradaba nada que la encontrara deambulando por allí.

De pronto alguien la tomó por el brazo y la arrastró hacia un hueco oscuro que estaba al lado de un tapiz. Desesperada y en pánico intentó forcejear pero el hombre que la sostenía la inmovilizó contra la pared y le tapó la boca. Escuchó como los pasos del celador se acercaban y vio cómo pasaba por al lado de ellos sin siquiera verlos. Luego oyó que iba hacia las escaleras del final por donde habían desaparecido los chicos y pronto el sonido se perdió. Entonces el hombre que la sostenía la soltó.

_ ¡¿Ania, qué haces aquí?!_ le dijo asustado.

_ ¿Severus?_ se sorprendió la chica.

_ SSssshhhh habla más bajo, Filch puede oírnos_ dijo el hombre mientras miraba hacia el corredor_. ¿Qué haces merodeando de noche?

El alma perdidaWhere stories live. Discover now