Las experiencias se van adquiriendo conforme a tu valor

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Dos días después, él joven tenía la siguiente conferencia, la cual había sido a pedido de los profesores. El obedeció sin problemas. Resulto que aparte de esta, un par más les esperaba los siguientes días. Isra no puso pretextos, pese a que pudo hacerlo sin problemas. Seguían dando conferencias a sus compañeros, profesores y gente ajenas a la escuela. Casualmente en todas y cada una de ellas, se encontraba aquella extraña joven de anteojos. Israel en ciertas ocasiones quería hablar con ella, pero era escurridiza, al terminar su conferencia ella simplemente desaparecía de la faz de la escuela. En una ocasión, el improvisadamente pidió que una persona pasase al escenario, con el objetivo de que lo hiciese ella, fijaría su vista casualmente en los ojos de aquella chica y le pediría amablemente que participase, más sin embargo, esta inexplicablemente se desapareció cincos segundos después. El joven no tuvo otra opción, paso a otro compañero de mala gana. Era como si ella estuviese empeñada en aparecer frente a él pero no hablar o conversar siquiera ¿Era acaso que solo le importaban las exposiciones? ¿Solo quería el conocimiento? ¿Era alguna tarea de su escuela, donde sea que estudiara?

Por aquello días, el joven recibió una invitación. Se trataba de Fredd,. Le había invitado a formar parte del equipo de futbol, la joven tenía mucho tiempo sin practicar. Se preguntó porque era que de pronto, le invitaban, los torneos finales, como todos los asuntos de la escuela, terminaban en menos de dos meses. Decidió pensarlo. Se preguntó si otros alumnos habían sido igualmente invitados. Algo le decía que no.

A la siguiente mañana, justo antes de llegar al aula correspondiente, Fredd le llamo.

—Hey Isra. ¿Qué hay amigo? —El joven frunció el ceño ¿Amigos? ¿Desde cuándo? No quería sonar egoísta, pero él y Fredd muy pocas veces, incluso en clase, conversaban. Eran como mundos opuestos, y no, no discutían o peleaban, la razón era que ni siquiera se prestaban atención el uno al otro, apena y había interés entre ellos. Israel también tenía conocimientos y le gustaba un poco el fut, pero Fredd era de esa clase de chicos apasionados que todo lo ven y lo relacionan con tal deporte. Para no hacerlo tan largo, por algo era el capitán del equipo ¿No?

Israel acepto su mano y la estrecho.

— ¿Qué hay? —Devolvió el saludo ISra.

Fredd se rasco la nunca.

— ¿ISra, te ha llegado la invitación?

—Eh... si uno de los miembros del equipo me lo hizo saber.

—Sí, fue Carlo, yo lo envié. —Aguardo un segundo —Bueno... la verdad es que nos gustaría que formases parte del club. Yo sé que por lo regular este tipo de invitaciones son para todos los estudiantes en general y a principios del ciclo escolar... pero, bueno... nos agradaría mucho tenerte con nosotros.

Eso explicaba muchas cosas, todo lo que Fredd quiso ocultar, término sacándolo a flote por completo.

En primera, no, no hayan invitado a nadie más, solo era el joven, en segunda, efectivamente esas invitaciones se hacían a principios de año, lo que ya hacia algo rara la situación. Y en tercera, era puro interés el querer tenerlo como miembro, pues no pudo dar una razón concreta.

Decidió que debía pensarlo, pero tenía que aceptar que resultaba muy tentador.

—Mmm, disculpa Fredd, pero no puedo darte una respuesta ya, déjame pensarlo ¿Va?

—Oh, si no te preocupes, piénsalo el tiempo que te sea necesario.

—Claro. —Chocaron sus manos y cada quien tomo su rumbo. Isra entro al aula.

El DefectoWhere stories live. Discover now