Un beso de dos causa sentimientos en más personas de las que te crees...

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Mil y una cosas pasaron por la mente del joven, los sentimiento estallaron en su interior ¿Cómo era que no lograron salir de su cuerpo? Si dentro de él paso una revolución prácticamente.

Veía el universo, estrellas, planetas y gases multicolores, todo en su mente, estaba fuera de este mundo. Si tuvo duda en algún momento, esa duda quedaba extinguida, al menos por ahora.

Sus oídos se bloquearon, si las amigas de la joven, o alguien más grito de emoción, él no lo escucho. Pues para el en ese momento, ambos quedaron solos.

Finalmente y después de lo que pareció una completa eternidad, la joven se despegó de él, si embargo seguía sosteniendo su cuello con ambas manos, Israel podía sentir el leve roce de las largas uñas en su pecho.

Miro un par de segundos el rostro inexpresivo de Melina. A continuación miro a su alrededor. La mayoría seguía en lo mismo, los cliente presentes estaban metidos en sus asuntos, a excepción de Edmund, quien le miraba con la boca en una completa O, las amigas de Melina, que por lo visto se habían hecho un escándalo, pues todas tenían en sus rostros sonrisas impresas, Chris, quien también le observaba con curiosidad, y... ella. La joven guapa de los anteojos, fue algo fugaz, pues de pronto se giró, más Israel sabía que le había observado también.

Finalmente volvió a mirar el rostro de Melina. Su piel fina, su delicado maquillaje, sus pestañas grandes ¿Eran reales? Sus ojos café claro y su cabello chocolate. Su mueca adquiría expresión, una gran sonrisa.

Isra se aclaró la garganta y torpemente retrocedió. Su oído pareció aumentar el volumen de pronto.

No sabía exactamente qué decir, por lo que dijo lo primero que le vino a la mente.

—Con... Con su premiso. —De inmediato se retiró, perdiéndose en la cocina y pasando allí el resto del día si era posible.

Por su puesto que su amigo le siguió de inmediato.

—Israel ¿Qué ha sido eso? ¿Pensé que lo ibas pensar? —Pregunto este admirado.

—Si lo dije y lo tenía pensado, pero ella fue la que me tomo desprevenido.

— ¿Y? ¿Te gusto?

—Pues... —Lo pensó por un segundo.

En ese instante, Emma les llamo para que entregasen el siguiente pedido. En el trayecto el joven lo pensó seriamente, ¿le había gustado el beso de Melina?

La chica no le quitaba la mirada de encima, y eso no era precisamente de ayuda para pensar.

Volvió a la cocina lo más pronto posible, Edmund le esperaba.

Respiro profundo.

—Amigo, creo que sí, me gusto, me gusto el beso, me gusta ella, no ser que me sucede pero asi es.

Edmund rio y asintió.

—Israel, ¿Te sigues sintiendo confundido?

—No... No lo sé — algo en el había cambiado, algo se había ajustado, pues no tenía las mismas dudas, pero tampoco es como si estuviera completamente seguro de una cosa en específico.

Ed frunció los labios y enseguida fue a dejar el próximo pedido.

Israel tuvo esos escasos segundos libres para poder pensar. ¿Qué le diría a Melina si esta le volvía a hablar? Seguramente ella le pediría alguna explicación o alguna opinión a él sobre lo que había ocurrido, o tal vez solo lo dejaría pasar como si nada, era confuso, de dicha joven se podía esperar cualquier cosa.

El DefectoWhere stories live. Discover now