Máscara- Sterek

Capítulo 16

Playlist

Pablo Alborán - Se puede amar.

Sin Bandera - En Ésta No.

Lo último que Stiles nunca quiso hacer era confiar en alguien para respirar, y sin embargo, eso era exactamente lo que había hecho con Derek.

¿Quién diría que si podían ser amigos?

Stiles era una mezcla extraña de problemas y Derek era como una fuente de paz.

Su perfecta armonía al trabajar a más de una persona había sorprendido. Sus sentidos de humor chocaban al igual que sus personalidades, pero aun así no podían evitar sonreírse al verse.

Stiles no era un chico muy alegre, era tranquilo, sarcástico y la mayoría de las veces intentaba pasar desapercibido, pero con Derek todo era distinto.

Una de las mejores decisiones que habían tomado era ser amigos. Pero en el fondo ambos se morían por verse solos y besarse sin poner punto y final.

Las salidas a pasear se habían hecho más frecuentes y las noches que pasaron en vela enviándose mensajes eran las mejores. Dicen que hablar en la madrugada es peligroso... te sinceras demasiado y eso le había sucedido a Stiles.

No le revelaba demasiado pero si pequeña cosas. Le dijo su color favorito y al que más odiaba, que era uno de los mejores jugadores de lacrosse en la preparatoria, le cantó al oído su canción preferida y le contó la historia que más amaba. Sus ojos se iluminaban al hablar de las cosas que le gustaban, era como un niño pequeño, el niño que nunca pudo ser.

Pero todo brillo se apaga, ¿cierto?

Le contó que a veces tenía pesadillas, que odiaba sentirse frágil, que la mayoría de las veces no tenía tiempo para comer, que había días en los que se odiaba y le contó cuanto le dolía ver su cicatriz, que sentía repulsión por ella y más de una vez la había intentado ignorar pero que al finalizar el día siempre aparecía ante él como si se burlara de su desgracia.

Cerrar los ojos y desear que lo malo se vaya no hará que lo haga.

Aún existían los días malos en los que Stiles no le hablaba, caminaba por la empresa en silencio e ignoraba a todos. Se veía más apagado y se movía como si en cualquier momento se fuera a romper. No era él, parecía un títere. Su falsa sonrisa parecía a la de una muñeca y sus ojos sin vida le causaban miedo.

Derek en esos días lo observaba esperando a que le contara el problema, lo esperaba con preocupación en los ojos pero eso nunca pasaba. Así que sólo callaba y lo seguía por si algo le sucedía. No podía evitar preocuparse por él, temía que se desmayara o que algo le sucediera.

Pero al terminar el día Stiles siempre acababa entre sus brazos. Lo abrazaba pidiéndole perdón y reía cuando el moreno lo retaba. Aunque ambos tenían en claro que no podían cambiar.

— ¿Sabes? Quizás en otra vida podríamos estar juntos. Ya sabes, tú siendo más frío y yo menos roto.

La voz de Stiles no era más que susurro mientras jugaba con sus manos.

La azotea se había convertido en un lugar especial para ellos. Todo había comenzado allí y eso era más que suficiente para amar ese lugar. Era su refugio.

— ¿Eso crees? — preguntó el moreno.

—Supongo.

La risa de Derek tomó por sorpresa al castaño que lo miró extrañado.