Capítulo 12 - huyendo del Castillo (Parte II)

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Cuando Eldar estuvo seguro de que no corrían peligro asomó apenas la cabeza para otear en la oscuridad y luego se apartó suavemente de Lyra. - Ya se fueron - le dijo con voz fría.

- No... nos vieron...espero que no encuentren a Súmmum.

Eldar llevaba el puño cerrado sobre su pecho y solo cuando lo abrió para dejar caer la mano sobre la empuñadura de su espada Lyra advirtió el colgante en forma de corazón que brillaba suavemente colgando de su cuello.

- Esto nos ocultó - dijo él con una débil sonrisa - Era de mi madre... tiene un hechizo...

- ¡Por todos los cielos Eldar! - exclamó Lyra - Casi me muero de miedo... 

- Nos pisan los talones - dijo él entrecerrando los ojos para ver en la oscuridad - Tendremos que ocultarnos por un rato. Pero tenemos que salir de aquí.

- Estoy de acuerdo ... pero y si hay mas al llegar al final de la escalera...

- Tenemos que correr el riesgo - dijo él en un tono que heló la sangre de Lyra.

Eldar estaba nuevamente cambiado, parecía que estaba en un trance o algo por el estilo y a ella le daba algo de miedo. Sin decir ni una palabra más, empuñó su espada y la tomó de la mano para comenzar a subir el último tramo de escalera que los separaba de lo que ellos creían que era la salida de los túneles.

La línea roja vertical era una pequeña y angosta abertura en la piedra y por ella se filtraba una luz rojiza como la luz de un atardecer. Con mucho cuidado, Eldar asomó apenas la cabeza y pudo ver que estaban en la ladera de una montaña que descendía abruptamente en algunos tramos. Abajo podía divisar un bosque dónde esperaba encontrar el Lago de las Almas Perdidas, aunque no estaba muy seguro; desearía tener a Súmmum ahora a su lado para que le dijera que hacer. Comenzó a buscar por dónde era mas seguro bajar la pendiente, cuando sus ojos se posaron en una cavidad medio escondida entre lo que alguna vez había sido un matorral. Era una cueva, tal vez pudieran esconderse allí por unas horas hasta que la oscuridad de la noche lo cubriera todo y mientras tanto elaborar un plan o algo para saber cómo seguir.  Convencido de que era lo mejor ocultarse, después de asegurarse que no había ningún demonio en las cercanías, comenzó a bajar la pendiente, seguido de Lyra, en dirección a la cueva que había visto.

- Vamos a ocultarnos unas horas - le dijo - Tal vez Súmmum haga lo mismo para retomar el camino y salir por dónde nosotros lo hicimos, creo que desde la cueva podremos ver si vienen y hacerles señas para seguir juntos.

- ¿Y si la cueva está llena de demonios? Eldar mostró la marca en su muñeca a Lyra, estaba clara y no le dolía.

- No creo que haya demonios allí - dijo tranquilo - Si hubiese peligro esta marca se pondría negra.

Lyra lo miró y asintió con la cabeza, pero en realidad no entendía mucho de que estaba hablando, para ella era todo tan fascinante y nuevo que apenas si podía dar crédito a lo que veían sus ojos. El último tramo hasta la cueva estaba lleno de piedras enormes que tuvieron que saltar para poder abrirse paso hasta la entrada. De tanto en tanto, Eldar miraba para atrás con la esperanza de ver a Súmmum y a Alex aparecer por la abertura por la que ellos salieran momentos antes.

Una vez que estuvieron en la entrada de la cueva y luego de examinarla bien, además de estar vacía, pudieron ver que en realidad era pequeña, no más grande que la habitación de Lyra, pero lo suficientemente grande como para esconderse sin ser vistos desde afuera. Dentro de la cueva había una piedra del tamaño de una mesita de noche que estaba justo a unos centímetros de la entrada, por lo que era perfecta para parapetarse detrás de ella y poder ver hacia afuera sin ser visto desde el exterior. Eldar se sentó en el suelo y apoyó la espalda en la piedra y arrastró a Lyra suavemente con él, hacía frío y ella había comenzado a tiritar, por lo que él la abrazó lo mas cerca posible para darle calor

Entre Ángeles y Demonios: La Daga de los Mundos (en edición)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن