38. Caperucita y el lobo feroz

Start from the beginning
                                    

Cati comenzó a gatear alternándolo con algunos pasos erguida dentro de mi oficina. Abrí un cajón y saqué algunos papeles para que ella jugara, también le di varios resaltadores que aunque no sabía aún dibujar, utilizaba para hacer ruido y se entretenía admirando los colores. La pequeña se movía para todos lados en el piso y abrió uno de los cajones de mi escritorio donde tengo varias fotos que mandé a imprimir pero todavía no coloqué en portarretratos por falta de tiempo. Catalina las miraba, en algunas estaba con mis amigas, había también de mi familia y una que salía abrazada con Gaspar. Cati miró a Gaspar dos segundos, luego lo señaló con uno de sus deditos y dijo fuerte y claro "Papi".

Mi corazón se estrujó durante unos segundos pensando que la pobrecita no tenía un papá real con el que compartir tiempo.

- Ese no es papi, Cati, él se llama Gaspar – le dije con dulzura. Ella me miró y luego volvió a señalar la fotografía

- Papi – volvió a repetir.

La tomé en brazos y la senté sobre mis piernas mientras comenzaba a hacer un dibujo para ella, así nos mantuvimos ocupadas hasta que Belén regresó y entonces pensé que debía pagarme extra por mi trabajo de niñera.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Planificamos una fiesta de disfraces para Caro, así que el día sábado cuando se lo festejaríamos, fui temprano a una casa de alquiler de disfraces y pedí uno de Caperucita Roja para mí (Gaspar sería el lobo, ya lo habíamos planificado) y también alquilé uno de Blancanieves para Caro, aunque era una Blancanieves bastante atrevida, con un vestido demasiado corto.

Esa tarde me aparecí en el departamento de mi amiga con los disfraces en una bolsa. La saludé estrujándola en mis brazos y le dije que se cambiara porque Gaspar nos iría a buscar un par de horas más tarde para llevarnos a la fiesta.

Mi idea estuvo de mil maravillas porque a Juan le encantó su novia Blancanieves versión hot.

Gaspar nos fue a buscar a la hora determinada y llegamos todos juntos a Nubes. Habíamos reservado una sala VIP en el primer piso, donde servían tragos, pizza y bocaditos salados. El pie que Gaspar había hecho estaba sobre una mesita, tenía una bengala de esas que lanzan chispas y una vela con el número 30, estaba cubierta de purpurina brillante, tal como a mi amiga le gustaba. Caro saltaba de emoción y no exagero si digo que bailó toda la noche.

Con previa autorización de mi amiga había invitado a su cumpleaños a Tamara y Belén de mi nuevo trabajo, aunque para mi pesar ninguna de las dos pudo ir. Tamara tenía un viaje programado para ese fin de semana y Belén debía quedarse con Cati porque no había conseguido quién cuidara de la bebé y convengamos que una discoteca no era un lugar donde pudiese llevarla.

Gaspar se veía tan bien en su disfraz de Lobo.

- Amor... creo que sería una buena idea que te depilaras un poco – le dije al oído mientras bailábamos. Él rió.

- ¿No te gusto así? – hizo un puchero y yo lancé una carcajada.

- Me gustas... mucho – le susurré al oído.

- Tu vestidito de caperucita roja está volviéndome un lobo salvaje... creo que tengo ganas de devorarte – lancé otra carcajada - ¿Ya podemos irnos? – me dio un beso en el cuello.

- No amor, no nos podemos ir, acabamos de llegar... Voy a dejarte un rato solo e iré a bailar con mis amigas...

- Bueno...

Gaspar me miró con ojos tristes pero asintió con la cabeza sabiendo que no tenía otra opción, se encaminó hacia la barra donde Juan, vestido como príncipe encantador, bebía cerveza. Yo fui hasta la pista donde mis amigas y ex compañeras de oficina bailaban con la cumpleañera. Éramos un grupo extraño de princesas de Disney, animales, damas antiguas con antifaces, un hada madrina, una policía, una doctora y una bruja con un horrible lunar negro y peludo que nos hizo estallar de risa a todos y también revolvió las tripas de algunas que al tocarlo sentían esa textura gelatinosa. Por su parte Vivi La Bruja estaba contenta del efecto tétrico de su disfraz.

De madrugada, cuando mis pies estaban agotados y mis ideas un poco alocadas por el alcohol que corría por mi sangre, decidimos que era hora de marcharnos. Gaspar condujo hasta mi casa y los dos nos desmayamos de cansancio en mi cama.

☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥☺♥

Hola! Sé que por el título del capítulo sus mentes pervertidas imaginaban otra cosa muejejejejejejejejejjejee (risa de psicópata malvada)... 

Las quiero... no me odien porque voy a actualizar más lento ahora... les mando muchos besos

Te amo, Idiota #1: El café no se toma quemadoWhere stories live. Discover now