12. Nota mental: No es bueno beber tanto...

1.2K 84 50
                                    

El reloj dice que faltan diez minutos para que termine de trabajar. Ha sido probablemente el día más largo en el trabajo; pero, considerando que es mi cumpleaños y, además, es viernes, creo que no ha sido tan malo. Recojo todas mis pertenencias y apago la computadora antes de irme. Cuando estoy lista para partir, Caro aparece a mi lado. Tiene una sonrisa de oreja a oreja.

—Lore nos llevará hasta tu casa. Te cambiarás y saldremos de fiesta —yo la miro y no puedo evitar carcajear.

—Bien, como tú digas —levanto las manos en señal de resignación—. No estoy en condiciones de discutir, creo que no me conviene —la sigo hasta el ascensor.

—He cumplido mi amenaza, Clara —acota.

—¿A qué te refieres?

—Ya verás —su cara me indica que quizás no me agrade lo que va a decir.

—Invitaste a Esteban, ¿verdad? —su risa se agudiza. Mi ceño continúa fruncido.

—Y a alguien más, pero es sorpresa.

—¡Oh! Creo que voy a matarte...

Caro cuchichea con Lorena en el auto. Ellas se han sentado juntas adelante y me han resegado al asiento trasero. La música suena fuerte y no puedo entender ni una palabra de lo que ellas hablan pero ríen demasiado y eso me preocupa un poco.

Nos detenemos frente a mi edificio; Caro baja con una bolsa de papel en la mano y se encamina conmigo hacia el interior. Lore estacionará y luego se unirá a nosotras. Sé que me espera una inspección minuciosa a mi guardarropa para encontrar algo que sea "adecuado", bajo el concepto de Caro. Ingresa a mi habitación, y sé que no me he equivocado cuando comienza a hurgar entre mi ropa. Finalmente saca un vestido que lleva años acumulando polvo. Agradezco mentalmente que sea un poco más largo que aquel que me obligaron a usar la última vez. Hurga entre mis zapatos y sonríe con satisfacción cuando encuentra un par de stilettos que combinan a la perfección con el vestido.

—Voy a congelarme con esa ropa —protesto, sentada en la cama con los brazos cruzados sobre mi pecho.

—No, no lo harás —me guiña un ojo—entrarás en calor con el baile. 

Gruño, resignada.

—Apúrate a arreglarte. Luego pasaremos a la sección maquillaje y peinado —Caro me arroja el vestido a la cara.

—Creí que la que escribía sobre moda y maquillaje era yo —me encojo de hombros mientras ella se ríe y sale de la habitación. Tomo la ropa con resignación y me cambio.

Cuando Caro termina su tarea, contemplo el reflejo que el espejo me devuelve.  Miro a mi amiga y asiento con la cabeza.

—La columna de moda y maquillaje debería ser tuya —comento, girando para ver mi ángulo trasero.

—No quiero dejarte sin trabajo, pero puedo ayudarte a escribir si alguna vez lo necesitas —me guiña un ojo.

—Siempre lo haces —respondo y ambas reímos.

—Vamos, ponte el abrigo. Lore acaba de escribirme, están esperándonos abajo.

Me pongo un saco negro sobre el vestido y recojo una cartera en la que sólo entran mis llaves y el celular. Bajamos por el ascensor; los tacones son altos pero cómodos, creo que esta noche podré manejarme bien con ellos.

Lore conduce hasta un lugar que no conozco, parece una disco bastante importante. Vivi habla con uno de los hombretones que están a la entrada y él sonríe; se hace a un lado, dejándonos pasar a pesar de las quejas de la gente que hace cola. Adentro la música suena demasiado alta para mis oídos y las luces centellean delante de mis ojos. Caro toma mi mano y prácticamente me arrastra por un pasillo, al final hay un hombre gigante, debe medir seguramente dos metros, está parado delante de una abertura y cuando nos ve llegar asiente con la cabeza a mi amiga. Caro le susurra algo y nos deja pasar.

Te amo, Idiota #1: El café no se toma quemadoWhere stories live. Discover now