35. Trae la silla y siéntate en el rincón

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La entrevista de trabajo estaba pactada a las nueve, pero llevaba levantada una hora y recién el reloj marcaba las 7.30... Me di una ducha y me puse la ropa que Caro separó para mí... se resumía en un pantalón de vestir negro, zapatos de tacón medio, una camisa bordó con un pullover cuello V en color crudo.

Tomé un taxi porque no quería llegar tarde y esperar el colectivo era incierto. Cuando bajé contemplé el edificio que podría ser mi nuevo lugar de trabajo y suspiré hondo. Luego empujé la puerta para entrar. Había un escritorio con una joven sentada detrás, tenía un gafete con su nombre: Tamara Cristaldo.

- Buenos días, tengo una entrevista laboral, mi nombre es Clara Rigotzi – le dije con el tono de voz más tranquilo que me fue posible emitir.

- Tome asiento y espere un momento señorita – dijo luego de fijarse en una planilla donde había varios nombres subrayados con resaltador fucsia, buscó el mío y lo subrayó al igual que los otros. Luego llamó por teléfono y anunció mi llegada.

Me senté en una de las sillas que me había indicado, la sala estaba vacía y me pregunté dónde estarían todas las personas cuyos nombres estaban resaltados. Acomodé mi cartera con las cosas que había llevado en mi falda y esperé. El reloj de pared del lugar marcaba las 9.25.

Tamborileaba mis dedos sobre la cartera impaciente cuando una puerta cerrada delante de mí se abrió y apareció una mujer alta y esbelta, llevaba un pantalón acampanado de colores vivos, una camisa blanca y un collar de cuentas de colores. Un par de lentes con marco grueso y negro que ocultaban en parte unos brillantes ojos verdes.

- ¿Clara Rigotzi? – preguntó mirándome por encima de sus gafas, yo me puse de pie

- Sí, soy yo – dije caminando hasta ella.

- Adelante por favor.

Se hizo a un lado y me dio espacio para ingresar a una preciosa oficina, pequeña, cuyas paredes estaban pintadas de color verde manzana hasta la mitad y luego blanco, había cuadros con figuras geométricas, también un par de plantas y una ventana con cortinas también verdes. Digamos que se sentía como estar en un vivero o algo así, nada que ver con la decoración aburrida de la oficina donde solía trabajar la muchacha de Recursos Humanos de mi ex trabajo.

Señaló una silla para que tomara asiento y ella lo hizo en otra colocada del lado contrario al escritorio. Mis manos sudaban y ella sonreía.

- Bueno querida, tu currículum es fantástico. ¿Por qué te fuiste de tu trabajo anterior?

Si decía que había sido por problemas con el jefe sería jugarme en contra y no estaba dispuesta a que la sombra de Max arruinara mi futuro.

- Quería algo más que escribir columnas de moda y maquillaje... no es que fuera un mal trabajo, pero me he perfeccionado para poder escribir sobre economía....

- Pero en tu Currículum pones que habías comenzado en esa sección. – Asentí con la cabeza.

- Pero mi sitio oficial era la columna de moda y no me estaban pagando por el trabajo extra.

- Ah... ya veo...

Pareció satisfecha con mi respuesta, aunque sabía que no había sido justa con lo que había dicho. Luego de algunas preguntas más, la mujer me sonrió y me dio la típica promesa de que me llamarían. Entonces supe que quizás moriría esperando aquel llamado.

Volví a casa cansada y dejé todo sobre la mesa, me saqué la ropa y me desplomé en la cama. Abracé la almohada y sin darme cuenta me quedé dormida.

Cuando desperté eran las 3 de la tarde. Me levanté e improvisé un almuerzo con fideos y manteca. Sé que irán a parar directo a mi culo gordo pero en este momento no tengo ganas de pensar en nada más que boicotearme a mí misma por ser incapaz de salir airosa de una entrevista de trabajo.

Te amo, Idiota #1: El café no se toma quemadoWhere stories live. Discover now