Cuagesimoctavo plato

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[Namjoon]

Me miraba incrédulo, con la cuchara llena de helado a centímetros de sus labios, el trayecto interrumpido por la noticia que acababa de escuchar. Y no me era extraño, yo reaccioné igual cuando me la contaron, o puede que incluso me sorprendieran más. Definitivamente ninguno de los dos nos esperábamos que Ailee terminara con su novio.

- Pe-pe-pero... ¿có-cómo? ¿cuándo? Es, es...

- Increíble, lo sé.

- ¿Me lo dices en serio? -volvió a dejar la cuchara dentro del bote de helado, sin haberla siquiera llegado a tocar. - Si es una de tus bromas, te digo que no tiene ninguna gracia.

- Que no, que no, te juro que lo ha hecho. Me lo ha contado esta mañana en la agencia -pestañeó varias veces antes de volverse a acomodar, tumbado en el otro extremo del sofá con la comida sobre su abdomen y sus pies descansando en mi regazo. - Se han enfadado mucho.

- ¿Él o ella?

- Él primero. Perdió los papeles, o al menos así me lo contó Ailee, y luego ella también se alteró por la situación y terminó marchándose de su propia casa para no escucharle.

- ¿Le dejó solo en su casa? ¿Está loca?

- Lo sé, yo le dije lo mismo, pero ella me aseguró que no pasó nada. Cuando volvió todo estaba intacto y Jaesuk había desaparecido. -me encogí de hombros y di otra calada al cigarro que tanto tiempo me estaba durando porque entre la conversación, apenas había fumado. - De cualquier forma, me alegro. Ese tío era idiota.

- Muy idiota.

- No sé que vio Ailee en él -declaré sin tapujos. Era una duda que me rondaba la mente desde que conocí a ese tipo. No tenía nada bueno, ni siquiera el físico, que no pasaba de un chico del montón. Mi amiga podía aspirar a cualquier cosa, y definitivamente una muchísimo mejor que esa persona.

- Dicen que el amor es ciego -Jin se encogió de hombros y adentró finalmente la cuchara de helado en su boca, hinchando los mofletes mientras lo saboreaba. Sonreí por lo adorable que se veía. - Zupohgoh queze tanben ra ordo.

- Ese amor no conservaba ningún sentido.

Jin asintió y volvió a llenarse la boca de más dulce de leche. Sí, era helado de dulce de leche, uno extremadamente empalagoso y dulce del cual yo no había aguantado más de una cucharada, y sobra decir que Jin ya llevaba más de medio bote. Igual se veía muy tierno con las mejillas hinchadas y los labios manchados del postre. Además, cuando se helaba los dientes, cerraba los ojos con fuerza y ponía una expresión muy graciosa. Merecía toda la pena disfrutar del espectáculo.

- Jin, ven aquí -le indiqué con un dedo que se acercara. Él me miró con desgana, y tras tomar otra cucharada, negó.

- Beztoy gutoh qui -respondió indiferente. Yo rodé los ojos y di una última calada antes de apagar el cigarrillo en el cenicero. Tendría que hacer yo el esfuerzo de moverme entonces. - ¡A-ah, cuidado idiota! -respondió, ya con la boca vacía, al ver que yo me acercaba a él, gateando por encima suyo. Sonreí y aparté el helado de su abdomen, para dejarlo en el suelo junto al sofá y ocupar yo su lugar. - ¡Eh, mi helado!

- ¿No prefieres comerme a mí?

- El dulce de leche sabe mejor -respondió inmediatamente. Fruncí el ceño y aparté disimulamente unos centímetros más el bote de helado, de tal forma que ya no pudiera alcanzarlo. Él rió y me rodeó el cuello sin fuerza, atrayéndome a él. - Era broma tonto. Te prefiero a ti mil veces.

- Ah, no, ya no quiero -fingí indignación, imitando ese juego que tantas veces él ponía en práctica conmigo. Volvió a reír, sacándome inconscientemente una sonrisa a mí, y me dio un beso en la mejilla, manchándome entero de helado. - Límpiate antes la boca, que me vas a pringar entero, anda.

Taste it [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora