Decimocuarto plato

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[Namjoon]

Dejé a Jin en los camerinos y salí del edificio, quedándome a la entrada de este y apreciando la bocanada de aire fresco que inundó mis pulmones. Suspiré y me pasé una mano por el pelo con frustración, aún notando la excitación de los camerinos recorrer cada vena de mi cuerpo, aún recordando la intensidad del beso con Jin. Ni sabía cómo diablos había conseguido detenerme, pero de cualquier forma, había puesto mucho, muchísimo esfuerzo en ello.

¿Iba a ser capaz de esperar? ¿De serle fiel aún sin tener nada con él? Si lo conseguía, sería mi mayor logro de retención en toda mi vida. Jamás había guardado fidelidad a otra persona antes, y mucho menos a cambio de nada, a cambio de una, para nada atractiva, abstinencia sexual.

Pero Jin lo valía, definitivamente por él haría el esfuerzo. Era la primera vez que me sentía de esa forma con alguien, que encontraba a una persona que llamara tanto mi atención. Nunca me había interesado nadie como él lo hacía, y siendo mi primera experiencia en el mundo sentimental, no iba a dejarla pasar. Además, tampoco tenía nada que perder, peor era ni siquiera intentarlo.

- Namjoon – me giré hacia la voz a mis espaldas, encontrándome cara a cara con Jungkook. No parecía de buen humor, pero tampoco me interesaba lo suficiente como para preguntarle. Seguro que Jimin volvió a intentar tocarle el culo o alguna cosa por el estilo. – ¿Me prestas tu cigarro?

- ¿Eh? – levanté el pequeño tubo de nicotina que sostenía entre mis dedos – ¿Fumas?

- No, pero préstamelo.

- Joder, lo acabo de empezar.

Sin esperar más me lo quitó de las manos, y antes de que yo pudiera quejarme o preguntarle para que mierdas lo quería, la voz de Jimin al fondo respondió todas mis dudas. Iba disculpándose en voz alta, pidiéndole perdón a Jungkook de mil formas. Vamos, lo que yo pensaba, se habían peleado.

- ¡Idiota! – El menor se giró hacia Jimin y le lanzó el cigarro, haciendo que este rebotase en la camisa del castaño. Yo pegué un salto de la impresión. Definitivamente ese niño era peligroso.

- ¿Estás loco? – se quejó Jimin sacudiendo su camisa, intentando limpiar la quemadura y mancha de ceniza en la tela. Por suerte no se había quemado. De todos, el más perjudicado había sido yo, que me había quedado sin mi cigarro. – Ya te he dicho que lo siento.

- ¡Eres insoportable!

- ¿Insoportable yo? ¿Pero tú te escuchas? – puse una mueca de desconcierto, ligeramente curioso por lo que había detrás del enfado. Me acerqué a Jimin y le pregunté que qué había sucedido en voz baja. – Nada, que ese niño está loco.

- ¡Intentaste follarme en los baños!

- ¡Pensé que era lo que querías! ¡Estuviste insinuándote toda la tarde!

- ¿Ahora me llamas calientabraguetas?

- Pues sí –Jungkook le fulminó con los ojos, casi soltando llamas por ellos, y como era de esperar, Jimin intentó arreglarlo. – Pero no es nada malo, tu hermano también lo es y no pasa nada.

- ¿Yo soy qué?

Taehyung apareció por la puerta de salida, seguido de Hoseok. Este último no tardó en acercarse y quitarme un cigarrillo. Se lo encendí y luego encendí otro para mí, apoyando un brazo en su hombro y observando el espectáculo que estaban dando ahora ambos hermanastros y Jimin.

- Calientabraguetas – respondió el mayor de los tres. Para mi sorpresa, el castaño únicamente se encogió de hombros y asintió.

- ¿Qué pasa con eso?

Taste it [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora