30. Huida

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En la habitación estaban sólo cinco chicos. Kyungsoo fue el último en ser devuelto y Jongin fingió estar dormido cuando su camilla fue colocada en el lugar que le correspondía. No quería ser descubierto mientras se aseguraba que estas espantosas personas no le hubieran hecho nada al pelirrojo. Fue horrible ser testigo de como, sin expresión pero sí con bastante cansancio, el chico intentó zafarse de los cables que lo unían a las máquinas, pero sin buenos resultados. La única expresión que mostró su novio fue de dolor y se quedó finalmente dormido. Tal vez Kyungsoo no podía escucharlo, pero aún así, Jongin quería decirle tantas cosas. 

–Espero que no sientas mucho dolor, que no tengas frío y que no estés muy incómodo. Jamás pensé que sería tan doloroso verte sufrir. Es peor que mi propia agonía. Y es porque te quiero con locura. Desde que me pediste que participe contigo en el concurso, mi corazón latió tan rápido. Cuando descubriste que éramos el dúo perfecto y lo éramos. Lo éramos, Kyungsoo. Tenemos que regresar. Si nuestros padres quieren separarnos podemos estar juntos igual. En serio podemos. 

Ajeno a todo, Jongin no sabía que lamentablemente Kyungsoo no podía escuchar sus palabras, pero había alguien en la habitación que sí y, algún día, se encargaría de hacerle llegar el mensaje. Baek tenía los ojos cerrados y parecía profundamente dormido, pero en realidad estaba escuchando cada palabra que el rubio decía. El ambiente en esa habitación era mucho más pesada y tensa que en la anterior por alguna extraña razón. Fue en ese momento cuando Sehun se levantó y se hirió a sí mismo al desconectarse, y también cuando Suho, todavía en su camilla, observó cómo el menor lloró a la sombra de su querido Luhan. Kai se acercó al chico y lo llevó de vuelta para recostarlo. Suho no le quitó de encima la vista al extraño cristal e intentó reconocer voces o, aunque sea, las sombras de las personas que faltaban, el resto de su familia que estaba atrapada. 

–Los demás están del otro lado del cristal, lo sé, estoy seguro– susurró Suho mientras Jongin se acercaba cuidadosamente a la camilla de Kyungsoo. Parecía preocupado porque su novio estaba despierto, pero no se movía. Tenía terror de que algo malo le hubiera pasado a su cuerpo o a su cerebro. 

–¿Kyungsoo? ¿Estás bien?– quiso saber el rubio, pero el muchacho no dijo nada. –¿Kyungsoo?– insistió y el pelirrojo movió exclusivamente sus ojos para mirarlo. 

–¿Duele?– le preguntó al observar los restos de sangre en los brazos de Kai. 

–No, no en realidad– admitió y Kyungsoo asintió con la cabeza. 

–Me siento extraño, como si nada de lo que pasara fuera real. 

–No diga esas cosas, Kyungsoo, Vamos a salir de aquí, vamos a conseguirlo. Tienes que ser fuerte y tienes que ayudarme a serlo. Debemos salvar a nuestros amigos y reunirlos de nuevo. Lo sabes, ¿verdad?

–¿No quieres estar aquí, este lugar te da miedo? ¿Quieres regresar a casa?

–Claro que sí. Nada puede ser peor que estar aquí, ¿no? En casa podemos sufrir, pero lo superaremos. En este lugar no estoy tan seguro. 

–Entonces, debemos salir de aquí. 

Todos pensaron que Kyungsoo parecía tranquilo, así que los sorprendió cuando entró en un estado de desesperación de manera repentina. Jongin observó como su pecho subía y bajaba por culpa de su respiración pesada y agitada. Y mientras Kyungsoo pensaba que quería salir del laberinto, la horrible prisión empezó a moverse. El sacudón despertó a todos los presentes, que se pusieron alertas por el cambio. El piso, las ventanas, las camillas, las máquinas, todo se movía por culpa del temblor. En ese momento, los vidrios empezaron a reventar uno por uno y provocaron un gran estruendo. Todo fue un total desastre. Era evidente que Kyungsoo lo estaba provocando y que logró romper la barrera que los separaba de los demás chicos. En medio de gritos, recibieron la señal de Suho de sacarse los cables para salir. 

Monster: You're my lucky one (OT12)Where stories live. Discover now