11. Que empiecen las batallas

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Kyungsoo no quería moverse. Jongin lo acorralaba contra la cama con muy poca delicadeza. No es lo que hubiera deseado, pero era mucho mejor que tenerlo lejos. 

–Lo siento. No quiero lastimarte, pero me vuelves loco– susurró Kai cerca de su oído. –Sabes que me vuelves loco, ¿verdad? Es como si me provocaras. 

En ese momento, como comprobando su teoría, Kyungsoo clavó sus uñas en la espalda de Jongin. El chico ya estaba entre sus piernas, presionándose rítmicamente contra su cuerpo. No podía evitarlo, incluso después de las duras palabras que se habían dicho el uno al otro, sus cuerpos seguían atrayéndose. Y lo hacían de tal forma, que siempre terminaban unidos de alguna manera, como un destino que no podía evitarse.

El pelirrojo mordió con fuerza el hombro desnudo de Jongin porque la conocida mezcla de dolor y placer estaba invadiendo su cuerpo de una manear más intensa de lo normal, le fue también muy difícil de controlar. Kai no paraba de estimularlo de todas las formas posibles. Lamía por ahí y por allá, empujaba, mordía, besaba, tocaba. Todo era demasiado para ambos. 

–Incluso si las batallas no son reales, pueden lastimarte– comentó Jongin, inesperadamente, mientras entraba nuevamente y sin previo aviso en el cuerpo de Kyungsoo. El chico dejó salir un gritito extrañamente excitante. 

–Tendré...cuidado– le resultó difícil, pero logró articular esas palabras antes de deshacerse en gemidos cortos. 

–Cuídate. Y, por favor, saca toda tu fuerza contra tus oponentes. Incluso si soy yo. 

–¿Qué quieres decir, Jongin?– preguntó Kyungsoo, entre curioso y fastidiado por las interrupciones. 

–Lastímame. Hiéreme si es necesario en el campo de batalla. No digas que no puedes. Recuerda cada cosa que te molesta de mí, cada cosa fea que he dicho. Si es necesario, no tengas piedad– las palabras del rubio parecían un pedido. Era extraño, porque seguía moviéndose lenta y profundamente. Una y otra vez. 

–¿Por qué? ¿Por qué me dices esto? ¿Pro qué me lo pides?– quiso saber Kyungsoo, intentando no sonar necesitado. 

–Jamás lo entenderías, Kyungsoo. 

* * *

Kyungsoo estaba sentado con su grupo de ley a un lado de la sala a la que habían sido guiados. Al parecer, la primera ronda de peleas estaba a punto de comenzar. El chico estaba sorprendido y no podía dejar de pensar que, quien se que estuviera detrás de todo, debía tener un presupuesto gigantesco. Eran demasiados lujos los que se estaban dando. También temía ser un juguete o el experimento de algún loco que no tuviera un objetivo verdadero. Tal vez disfrutaba ver como se mataban entre ellos. No quería ser negativo o pesimista, pero no habían muchas opciones. 

La penetrante mirada de Jongin al otro lado del lugar, sentado junto a su propio grupo, lo descentró un poco. Todavía no se acostumbraba a esa versión de su novio, aunque en el fondo sabía en en el corazón no se mandaba. No se sentía verdaderamente capaz de rechazarlo, porque lo necesitaba física y emocionalmente. 

Jongin tenía un marcado ceño fruncido. No lo estaba viendo directamente, pero sus ojos estaban clavados en algo cerca de él, podía saberlo. Kyungsoo se preguntó qué era lo que estaba molestando de tal forma al rubio, que tenía esa expresión. Tardó un poco en darse cuenta que todo el odio de Kai estaba dirigido a la mano de Suho, porque estaba apoyada en su propia pierna. Se notaba confianza y naturalidad, porque Suho estaba dando algunas explicaciones acerca del encuentro. 

Entonces era eso: estaba celoso. Esa era la única explicación razonable. Además, Kyungsoo comprendía, porque también odiaba cuando otras personas se pasaban un poco con la confianza que le tenían a su novio, especialmente Luhan, que tenía una odiosa manía de tocarlo y abrazarlo constantemente. Los recuerdos lo molestaron, pero no tuvo mucho tiempo para enojarse, porque un anuncio se dio a conocer. 

Monster: You're my lucky one (OT12)Where stories live. Discover now