Intenso parte V

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Aruba te espera – sentí la voz suave de Paul mientras yo dormía – Sabrina – volvió a hablar. Me giré y sentí su mano pasearse por mis cintura desnuda – despierta – se apegó a mi cuerpo y puso su boca en mi oreja – Sabrina – susurró y reí. Abrí los ojos y acaricié su mano que estaba en mi cintura.

Buenos días Paul – lo miré y se veía hermoso como siempre. Me giré y verlo entre las sábanas blancas con aquel cuerpo escultural era la imagen que quería ver por el resto de mi vida.

Fue una noche grandiosa – dijo cerca de mis labios mientras su mano acariciaba mi mejilla – creo que ha sido mi parte favorita hasta ahora – burló y reímos – ya pedí el desayuno – me acomodé.

Eres inexplicable Paul – le dije con diversión mientras sonreía. El desayuno llegó y nos sentamos en la cama para comer. Paul sacó las cosas y volvió a tirarse en la cama mientras yo reía sin parar. Se posó sobre mi cuerpo y le sonreí traviesamente.

Quiero repetir lo de anoche pero a la luz del día – dijo coquetamente y me ruboricé.

Eres un sucio – le dije de manera divertida mientras él agarraba mis muñecas juguetonamente.

¿Sucio? – respondió – tú me llevaste a pecar anoche – dijo seductoramente – eras una Sabrina que no conocía – su mano acarició mi pelo – y me encanta saber que sólo conmigo y en aquella situación te convertiste en esa sexy mujer – me acerqué para besarlo pero negó – soy muy sucio para ti – burló y entrecerré los ojos.

¡También yo! – exclamé mientras él negaba con la cabeza - ¡Paul! – grité y reía.

Ya lo dijiste- burló – ''eres un sucio'' – imitó mi voz y reí.

Tan sucio como yo – aclaré y me miró con gracia – bésame de una jodida vez – dije de manera divertida y se acercó para robarme el aliento con sus labios. Mis piernas en enrollaron en su cintura mientras sus manos acariciaban mi cabello.

Sabrina – susurró - ¿qué diablos me estás haciendo? – preguntó mientras yo le sonreía – me dejas sin palabras – reímos y seguimos besándonos. A plena luz de día, con su bello y tonificado cuerpo en la cama, con su cabello desarmado y aquella mirada intensa en mis ojos y cuerpo era la mejor manera de comenzar el día. Me estaba encantando la estadía en Aruba.

¿cómo te ejercitas cuando tienes mucho trabajo? – le pregunté en medio del acto y él entrecerró los ojos para pensar mientras su cuerpo se movía. Era divertida la escena.

Me gusta salir a trotar – respondió con sus manos en mi cintura presionando con fuerza – e ir al gimnasio – asentí y separé mis labios a causa de las sensaciones - ¿por qué Sabrina? – preguntó con sus ojos observadores y su boca en forma de ''o'' , totalmente sexy.

Porque tienes un cuerpo perfecto – le dije mientras mis manos se movían por sus brazos. Él sonreía.

¿te has mirado al espejo? – preguntó dando una embestida que me dejó sin aire – wow – agregó y reí.

¿Por qué estamos conversando? – pregunté de manera divertida.

No lo sé – respondió – pero mírate a un espejo – exclamó – eres bellísima – le sonreí y besé sus labios. Me giré para tomar aire y me fijé que había un gran espejo junto a la cama. Alcé las cejas y miré a Paul – ya lo vi – respondió de manera coqueta – te recomiendo que lo hagas – me guiñó un ojo y me derretí. Miré al espejo y vi nuestra interacción, su cuerpo chocando contra el mío y su mirada topándose con la mía a través del espejo - ¡maldita sea Sabrina! – exclamó mientras sus manos presionaban mi piel con fuerza, los movimientos se hicieron frenéticos y mi oxigeno se iba.

¡Paul! – exclamé con fuerza y nos dejamos llevar sin límites ni interrupciones. Había sido grandioso.

Me puse de pie para tomar una ducha y Paul me siguió.

Señorita Evans – susurró mientras yo acomodaba mi cabello frente al espejo del baño – ¿le molestaría tomar una ducha con su profesor? – me giré riendo y negué con la cabeza.

Claro que no – besé sus labios y nos metimos en la ducha quedándonos abrazados bajo la lluvia artificial. Sus ojos brillaban y aquella sonrisa era maravillosa, su cabello mojado y las gotitas en su piel me dejaban impactada.

Anoche sentí unas ganas de plasmar aquel momento en una pintura – dijo con ternura – estabas perfecta para dibujarte – cubrí mi rostro con ambas manos y me escondí en su pecho haciéndolo reír. Tomé el shampoo y lo mezclé en mis manos para luego ponerlo en su cabello y acariciarlo con suavidad, después él masajeaba mi cabeza y ponía gel de ducha en mi cuerpo con suavidad. Sentía una conexión más fuerte con Paul y me fascinaba. Cuando salimos del baño, sequé a Paul lentamente y luego el a mí, busqué mi traje de baño y cuando estábamos listos, salimos del hotel para pasear por la hermosa playa que nos esperaba.

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Profesor y efecto. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora