Capítulo 14

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— ¿Entonces, qué harás, viejo? — le pregunta Jason con un tono tranquilo.

Connor menea su cabeza de un lado a otro, negándose a la idea que aparece en su mente, pero a la vez resignándose a ella.

— Hablar con Chris— expresa con desgana.

Se quedan en silencio. Ambos compartiendo la misma sensación de ahogo que les ocasiona el solo pensar en volver a hablar con Chris. Este demostró ser estricto, y así lo dejó entrever al no permitir que su pupilo continúe con su entrenamiento.

— Tu mano continúa hecha mierda— acota Jason.

La mirada de Connor desciende hasta ella, sintiendo impotencia. Se arrepiente profundamente de no haber podido lograr controlar sus instintos. Sabía perfectamente las consecuencias del golpear, y más algo sólido como una pared, sin embargo, lo hizo sin importarle su carrera.

— No me queda de otra. No tengo trabajo, y moriré de hambre si no consigo algo pronto, lo cual veo difícil debido a mi estado.

Jason solo lo observa con la compasión creciendo en su sistema. Y Connor se siente desesperado, como si toda su vida se hubiese puesto de acuerdo para actuar contra él.

En su mente imagina la posible respuesta de Chris, y no es para nada alentadora. Sabe que es orgulloso, después de todo, fue un boxeador al que le enseñaron con disciplina cruda y es imposible que perdone tal acto de inmadurez.

Pero no pierde nada con intentarlo.

— ¿Y has hablado con Redd? — pregunta curioso.

Connor recuerda entonces la pelea que sucedió hace casi una semana atrás. Fue todo un escándalo, y el motivo también, de su acelerado despido, hay que decirlo.

Ella está furiosa, y no es para menos. Los comentarios arrogantes de Connor desembocaron aquel descontrol. Se han encontrado un par de veces en el ascensor del edificio, y ella, muy orgullosa, no le dirige la más mínima mirada.

Blake le ha contado que está dolida, por todo lo sucedido y dicho anteriormente. Lo del beso y el posterior arrepentimiento de Connor la desequilibró emocionalmente, y ello provocó que no reaccione de buena manera.

Al parecer Blake ha hablado demasiado con la chica, puesto que habla de ella como si la conociera de toda la vida. Se le ve feliz, seguramente le agrada y ello le agrada también a Connor.

De alguna manera se siente culpable, se había acostumbrado (de cierta manera) a poder ver la inocente sonrisa de la pelirroja, cada vez que se encontraban en el ascensor, o simplemente hablaban en algún lugar.

Durante la semana que ella no le dirige la mirada, se dio cuenta de cuánto había cambiado su actitud, los pocos días que habló con ella.

Si bien las pesadillas no cesaron, sus pensamientos ya no giraban las veinticuatro horas del día en su tormentoso pasado. Más bien, se repartían el tiempo entre Redd y sus locuras, y lo malo del pasado.

Y es que siempre sucede lo mismo. Las personas no se dan cuenta de lo privilegiados que son al tener lo que tienen, hasta que esto desaparece y vuelven a ser los mismos desgraciados de siempre.

— No. Ni me mira cuando nos encontramos en el ascensor— dice el, con la voz ahogada en nostalgia.

La extraña, y eso lo enferma.

— ¿Por qué no le hablas?

— Por orgullo.

— Mira... Yo no soy de dar consejos ni nada de eso, y lo sabes. Pero hermano, te conozco hace... No sé hace cuanto te conozco, pero es mucho tiempo. Y viejo, perdóname que sea muy directo, pero eras un amargado de mierda. Incluso llegué a pensar que estabas enfermo de la cabeza— Connor no sabe si reír por lo irónico (o quizás no tanto) de su comentario, o golpearlo por lo hiriente.

CONNORWhere stories live. Discover now