Epílogo

12.6K 665 99
                                    

— Sé que esto es difícil para ti... — dice Rose, algo incomoda por la situación. —Pero estoy aquí por algo puntual...

Connor la mira con atención, esperando a que prosiga con su discurso. A Rose no la volvió a ver, sino hasta el día de los funerales. Pero no hablaron. Connor no habló con nadie más que con Jason, quien estuvo para él en todo momento, y luego, cuando quiso estar solo, le ofreció el desamparo que necesitaba.

Después de todo lo sucedido, por fin se dio cuenta de quienes valen realmente la pena. Es una lástima que solo haya un nombre en la lista.

Mira a Rose con algo de impaciencia. Verla, solo le recuerda lo que perdió por imbécil. Porque a pesar de tener claro que lo sucedido fue producto de un inoportuno accidente, Connor no puede dejar de pensar que quizás, si no hubiesen estado peleados, esto no hubiera sido igual.

— Ten—dice Rose, entregándole un trozo de papel. —Terminé de revisar sus cosas, y encontré esto. Es para ti... tiene tu nombre al principio.

— ¿Qué es? — pregunta confundido. Rose suelta un suspiro antes de contestar con una extraña monotonía en su tono de voz.

— Parece una carta... no la leí, de todas formas.

Connor asiente con la cabeza, y retrocede un paso, al igual que Rose.

—Cuídate—pide Rose, con su frente arrugada. Connor alza la mirada del arrugado y añejo papel, y asiente con la cabeza.

—Ahora tengo a alguien que lo hace por mí—responde con ironía.

Rose no responde, y se encamina de vuelta al departamento de su hija. El muchacho no puede evitar mirar en su dirección, e imaginarse a aquella revoltosa muchacha correr hacia él, en busca de un abrazo o un beso de despedida.

Ingresa de vuelta a su departamento, sintiendo el vacío que siempre lo ha rodeado. No hace ni media hora que Jason se fue al gimnasio, y ya necesita que vuelva. Hoy viven juntos. Connor no soportó la soledad a la que solía estar acostumbrado.

Camina a paso cansino hacia el sofá, sin quitar la mirada del trozo de papel, y lo desarma para poder apreciarlo.

Su letra. Su perfecta caligrafía y ortografía le recuerdan a las veces que lo regañaba por su descuidada forma de escribir. Sonríe soñadoramente y muerde su labio inferior antes de comenzar a leer.

Connor...

Son cerca de las tres de la mañana, y tu duermes plácidamente junto a mí.

Siempre he querido hacer esto, escribir una carta para decir todo aquello que me da vergüenza decir en voz alta; como una especie de carta confesión.

Sé que, si alguna vez lees lo que estoy por escribir, pensaras que es una ridiculez, o algo por el estilo, pero no me importa... porque me encargare de que jamás la leas ante mi presencia.

Te amo.

Si. Lo dije, y qué. Siento que te amo desde el primer día que te vi... y no, no fue en la cafetería, debo confesar. Te vi apenas llegaste al edificio, cargando una mochila y un enorme bolso llenos de ropa, seguramente. Estuve a un pelo de rana calva de hablarte, te digo, me picaba la lengua por acercarme y presentarme. Pero eras tan hostil e imponente que me daba miedo tan solo mirarte.

Jamás alzaste la mirada como para notarme. Siempre pasabas caminando con la cabeza gacha, cargando ese bolso rojo y añejo que te acompaña hasta el día de hoy al gimnasio.

Al principio eras como una especie de tentación para mí, te confesare. Pero luego te transformaste en algo más bien irritante. Nunca hablaste, y por eso me caías mal. No soportaba que pases caminando por el pasillo o el ascensor, sin notar a los que están a tu alrededor. Recuerdo en algún momento haberte empujado apropósito, pero ni eso detuvo tu andar despreocupado.

Y luego, cuando te vi en el gimnasio junto a Chris, entrenando arduamente, como si tu vida dependiese de ello, me reencantaste sin si quiera saber de mi existencia. Desde ese entonces, fuiste algo así como mi amor platónico, lo reconozco.

Después, cuando fuiste a la cafetería, me daba vergüenza atenderte. Era como si de un día para otro, esos ansiados deseos porque me hablaras hubieran desaparecido por completo, y me hubiera transformado en una pequeña niña de cinco años.

Tu reacción... en su momento no lo comprendía, sinceramente, y te odiaba por haber reaccionado así, pero ya lo entiendo. Ahora te entiendo.

Tuviste un pasado significativo, y el que hayas salido adelante me demuestra lo fuerte que eres como persona. Y ni te imaginas como me hace sentir el que me hayas elegido para rehacer tu vida.

Y quiero dejarte muy en claro que, a pesar de todo lo que pueda pasar en un futuro, a pesar de todas las peleas o cualquier ridiculez que nos llegue a separar, eres y siempre serás mío.

Te amo, Connor Xavier.

—Yo también te amo, mi amor.


CONNORHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin