C R Y B A B Y [54] EF.

3.5K 394 768
                                    

Antepenúltimo capítulo. (1/3)




—Los estaba esperando—dice la chica sentada en uno de los muebles del lobby—. Mucho gusto nuevamente, Rubén—murmura y aparto la mirada hasta Miguel, este extiende la mano para estrecharla con la suya.

—Mi pareja me informó sobre el piso, pero quise venir a confirmar—muerdo mi labio evitando que salga una risa al escucharlo recalcar la palabra "Pareja" con autoridad. La chica se vuelve a mí, sonríe y nos señala el elevador.

—Acompáñenme.

Subimos mediante un silencio incómodo, Miguel se distrajo en el móvil, mensajeando con Cristian y la chica también escribía con rapidez mientras me miraba de reojo. Comencé a ponerme nervioso, y el presentimiento volvió. Era como una piedra en el zapato, esa que quieres sacar pero estas frente a las demás personas y no se vería bien sacarte el zapato frente a todos. Suspiro y tomo la mano de Miguel, entrelazo nuestros dedos y lo obligó a separar sus ojos del móvil.

Sonríe con cariño y se acerca a mi rostro, plantándome un beso frente a la tipeja que no apartaba la vista de mí. Las puertas del elevador se abren y separo mis labios de los de Miguel, sonrío coqueto y camino pasando de ellos hasta salir completamente. Me giro al no sentir los pasos detrás de mí.

Veo como la chica detiene a Miguel.
Veo como esta lo empuja hacia atrás.
Veo como lo apuñala frente a mis ojos en el estómago.

—MIGUE... —no puedo terminar la frase cuando unos brazos me sostienen detrás. Su mano cubre mi boca, y comienza a arrastrarme hasta el departamento que supuestamente veríamos. Mis ojos se empañan y sólo pueden ver las puertas cerrarse con lentitud, una lentitud torturosa. Ella me mira y sonríe, mi corazón se va en ese ascensor.

Las lágrimas recorren mis mejillas y mis sollozos son callados por la mano de aquel individuo desconocido para mí. Me empuja hasta el sofá del salón y sólo ahí, es cuando me doy cuenta quien es.

Carlos Lambert, mejor conocido como Colmillo.

Mis sentidos se paralizan y sólo puedo escuchar los latidos precipitados de mi corazón. Mis ojos no dejan de soltar lágrimas, tampoco lo evito. Lo miro y él me mira, sonríe pero no dice nada. Mi cabeza punza, una y otra vez, mis manos se aprietan en el sofá, no siento las piernas. Se acerca, pero sólo deseo que se aleje, que me deje ir por Miguel, que me deje y nunca vuelva.

« Serás mío, Rubén... sólo mío»

— ¿Como estas, hermoso? —pregunta tan casual. Rechino los dientes y le dirijo una mirada pútrida, con todo el odio que mantengo dentro de mí. Sonríe y se acerca nuevamente, más cerca, puedo olerlo. Me reincorporo y salto cual gato espantado del sillón—, ¿Qué pasa? Recuerdo haberte dicho...

— ¿Que le has hecho? —le interrumpo encarando su rostro. Mis puños se aprietan y las lágrimas caen de mis ojos repetidamente—. ¡¿Donde está gilipollas!? ¡¿Que le has hecho!? —gritoneo al borde del desquicio total. Empujo su cuerpo con la poca fuerza que me quedaba. Tomó mis muñecas con fuerza y empujó nuevamente mi cuerpo al sofá, subiéndose a horcajadas en mí. Apreté los labios y solté un jadeo. Tenía miedo.

—Primero; a mí no se me toca, hermoso—asevera con seriedad imponente—, segundo; olvídate de ese maricon—mis ojos sueltan lagrimas de angustia al no saber de Miguel. Sus palabras son tan duras que me cuesta digerirlas enseguida, me siento impotente—, y tercero... desde ahora tú eres mío, ¿Lo entiendes o lo vuelvo a repetir? —su cuerpo se aprieta sobre el mío. Niego con la cabeza varias veces, cierro los ojos y hago oídos sordos. Jamás, este cabronazo mandaría sobre mí.

cry baby ↮rubelangel™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora