C R Y B A B Y [29] ⚠

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El silencio y la obscuridad reinaban la habitación. Rubén se abrazo a si mismo bajo las sabanas. Estaba nervioso, recordó lo que acaba de hacer hace unas horas. Sus pensamientos se hacían grandes mientras intentaba dormirse. No podía dejar de imaginar lo que pasaría ya que había matado de la forma más cruel a Gustavo.

Su cuerpo tembló agresivamente y su estomago se revolvió. Tenía que sacarse a ese miserable de la cabeza antes de que terminara loco.

— ¿Mi-Miguel? —Susurro ansioso por la respuesta del chico.

— ¿Mmmn? —Escucho el quejido de Miguel aun lado de su cama.

Se sentó apartando la sabana de su cuerpo. Gateo hasta la orilla asomando la cabeza a donde el cuerpo de Miguel se encontraba. Sonrió al verlo con los ojos cerrados, abrazado a la almohada blanca.

—Te extrañe. —Admitió.

Miguel abrió los ojos encontrándose con la cabeza del castaño asomada. Se sentó quedando a la altura del rostro oscurecido de Rubén.

—Yo también. —Susurro levantándose y colocándose a un lado de Rubén. —Todos los días, desde que te fuiste, no hacía nada más que pensar en ti. —Rasco su barbilla. —Tantos años te buscamos; Nunca te encontramos.

Rubén abrió los ojos sorprendido por la explicación. Si le había buscado, Miguel había intentado encontrarle. Su mano delgada tomo la barbilla de Miguel girándolo a su rostro.

Sus labios hicieron contacto, atrapando el labio inferior de Miguel entre los suyos, abriéndose y dando paso a la lengua de Miguel. Abrazo con sus brazos la cintura del castaño, obligando a que se sentara en su regazo y enredara con sus piernas su cadera. Las manos de Miguel pasearon por su espalda, cubierta por la chaqueta de Cuero que le había prestado momentos atrás.

—Quítatela. —Ordeno al separase de Rubén jadeando.

Eso hizo, bajando con lentitud el cierre hasta sacarla de sus hombros y tirarla al suelo. En unos segundos ya tenía a Miguel de vuelta en sus labios, ansioso de probar a Rubén. Jamás había pensado al castaño de esa manera, pero joder, como lo deseaba.

Su cuerpo delgado cayó en la cama, agitado y con una erección dolorosa entre las piernas. Miguel gateo hasta quedar sobre él, mirando esos ojos color verde miel envueltos en placer, en lujuria. Ataco de nuevo los labios del castaño, mientras cuidadosamente desabrochaba el cierre de la pequeña falda de Cuadros que llevaba puesta.

—Miguel... —Susurro tomando su mano. —No...

—Déjame... Déjame tenerte por favor, Rubén. —Suspiro sobre los labios rojos de Rubén. —Quiero... sentirte.

Rubén lo miro por unos segundos y asintió liberando su mano. El morocho sonrió besando cortamente los labios de Rubén bajando la falda por completo y sacándola. Su entrepierna dolió al ver las pequeñas bragas que llevaba puestas Rubén.

—Joder, Rubén. —Murmuro mordiendo su labio con gusto.

El pene de Rubén sobresalía de la tela negra, chorreante. Cerró los ojos completamente apenado y sonrojado al máximo al ver como Miguel miraba las pequeñas bragas que le hacían usar. El dedo índice de Miguel toco la punta húmeda.

—Hummm... —Gimio mordiendo con fuerza su labio.

Era perfecto, tan frágil, tan delicioso, tan deseable. Su pene dolía como los mil demonios al ver a Rubén, con solo unas medias grises hasta los muslos y unas bragas negras de encaje. Se inclino besando los muslos blancos del castaño, Resbalando las medias lentamente por las piernas depiladas, largas y tentadoras. Lamio sus muslos hasta la ingle, donde comenzó a bajar lentamente las bragas liberando el pene erecto de Rubén. Lamio la punta, probando.

Rubén arqueo la espalda sintiendo placer al sentir la lengua húmeda y caliente de Miguel en esa zona. Aferro sus manos a las sabanas blancas y gimió.

—Miguel... —Susurro ronco. —Por favor...

Sonrió al ver lo desesperado que estaba el castaño. Lamio el glande, hundiendo el pene en su boca hasta el fondo.

— ¡Mierda! —Gimió apretando el agarre de las sabanas.

Se separo unos segundos observando a Rubén desde abajo. Era tan lindo, tan hermoso. Jamás había imaginado algo así. Trepo hasta quedar frente a su rostro. Sus ojos cerrados con fuerza y su labio entre sus dientes. Las manos aferradas a la sabana.

—Eres Perfecto. —Jamás se lo imagino de esta manera.

Cuantas veces pensó en el, en las cosas que podrían pasarle. En la necesidad de encontrarlo y jamás soltarle. No quería que su primer encuentro fuera así. Beso sus labios con lentitud, recostándose sobre él. Lo quería, lo necesitaba.

El móvil de Miguel comenzó a sonar a un lado de la cama. Rubén se separo con la respiración agitada, soltando fuertes jadeos. Ambos tenían una erección dolorosa entre las piernas.

—Contesta... —Murmuro con una sonrisa de lado.

✆ —¿Bueno?

Me puedes explicar, ¿Dónde mierda te has metido? —Suspiro tallando su rostro. Ambos se sentaron en la cama.

Beatriz, he llegado a casa.

Le he marcado a Luzu, me ha dicho que te desapareciste y lo has dejado solo con los borrachos. ¿Te has metido con alguien? Si es así...

¡Deja de hacerte ideas tontas! —Hablo molesto. Rubén suspiro caminando hasta el baño. —Estoy en mi casa, ¿Puedes dejar de ser tan controladora?

Se levanto caminando hasta el baño deteniendo la puerta antes de que Rubén la cerrara. Tomo su muñeca empujando levemente su cuerpo a la pared blanca de la habitación.

¿Disculpa? ¡Me preocupo! ¡Soy tu novia!

Rubén lo miro desafiante tratando de escapar de su agarre. Miguel rio tomando con su brazo derecho la delgada cintura de Rubén.

¡Basta! Hablamos luego. —Colgó abalanzándose a los labios carmesí de Rubén, quien gustoso acepto los labios carnosos de Miguel.

— ¿Quién... Era? —Pregunto entre los besos de pico que Miguel le daba.

—Nadie importante, precioso.

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cry baby ↮rubelangel™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora