C R Y B A B Y [33]

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Despertó en la cama de Miguel completamente sólo. Los rayos de sol se colaban por la ventana y los pajarillos mañaneros cantaban. Se levantó tocando la fría madera con sus pies. Camino hasta el cuarto de baño, abrió la llave mojando su rostro. Miro su reflejo descansado. Sonrió y agradeció mentalmente a Miguel por haberle salvado de su infierno.

Saco unas pantuflas del armario de Miguel y se dispuso a salir de la habitación, no sin antes coger una sudadera azul marino. El silencio en la casa era aterrador y sólo se podía escuchar el sonido de los autos pasar frente a la casa.

Bajo por las escaleras mirando todo curioso. Los detalles y decoraciones. La sala al igual que toda la casa estaba silenciosa, así que paso de largo a la cocina, cuando escuchó una voz aguda.

—Si Eva, yo le aviso. También a Lana. Vale, muchas gracias. —Colgó el teléfono cogiendo una taza de la alacena. Rubén se preguntó quién era la chica de cabello largo y castaño.

—Hola... —Murmuró. La chica se giró y espantada dejó caer la taza de sus manos.

— ¡Joder! —Gritó espantada—. ¡¿Quien coño eres tío?! Oh Mierda, mira este desastre. —Rubén se acerco mirando los pedazos de vidrio tirados en el suelo.

—Yo lo junto. —Se agachó pero la chica lo detuvo.

—Para eso hay sirvientas, chico. ¡Cristina! —Gritó agudo y enseguida salió una señora dé cabello negro y un traje azul del cuarto de servicio—. Se me ha caído una taza, júntalo. —Ordenó—. Y tú, ven conmigo.

Rubén la siguió a la gran sala de estar. Se sentó y cruzó las piernas. Usaba un pantalón de mezclilla junto con una blusa de tirantes y unos converse. Hizo una señal para que Rubén la imitara y tomará asiento. Eso hizo.

— ¿Quien eres? —Preguntó una vez que Rubén se sentó—. Jamás te había visto aquí.

—Soy... un amigo de Miguel. —Susurro.

—Oh, entonces eres ese chico del que me hablo Mangel. —Sonrió amable levantándose del asiento—Mucho gusto, Soy la novia de Mangel o Miguel, Beatriz Alonso. —Extendió su mano en forma de saludo. Rubén palideció tomando su mano.

—Rubén... Rubén Doblas. —Murmuró. Beatriz abrió los ojos sorprendida.

— ¿Rubén Doblas?

— ¡Chicos! ¿Que hacen aquí? —Llego casi corriendo por la puerta de entrada. Trago saliva al ver sus rostros pálidos y confundidos—. Rubén sube a la habitación por favor.

Asintió saliendo de la sala rápidamente. Beatriz siguió los pasos de Rubén totalmente extrañada y confundida.

—Dime... Dime que no es quien yo pienso... —Susurro con la voz entrecortada.

—Si, Bea.

— ¡Eso no puede ser! —Gritó alarmada—. Es el chico que estabas buscando dos años antes de que te conociera. Y ahora está aquí? Como si nada...

—Puedes tranquilizarte. Es sólo un amigo.

—Vale, sólo que es extraño... ¿Como le encontraste? —Miguel negó rápidamente. No podría decirle.

—No es hora de hablar. ¿Por qué no has ido a la escuela?

— ¿Porqué no has ido Tú a la escuela?

Miguel cubrió su rostro con bochorno. Tenía que sacar a Beatriz antes de que Rubén le cuente algo no de su agrado. Rasco su barbilla y se acercó a Beatriz besando sus labios.

—Nos veremos mañana, ahora necesito arreglar unos problemas. —Beatriz frunció el ceño molesta.

— ¿Me estas corriendo? —Su rostro mostró molestia. Quería decir "Si" pero no podía.

—Sólo quiero hablar con mi amigo. Sólo eso.

Beatriz suspiro asintiendo. Sonrió de lado y beso la mejilla de Miguel castamente.

—Nos veremos, Rogel. —Camino hasta la salida, cerrando la puerta detrás suya.

***

Apretó las manos en sus rodillas mientras mordía su labio con nerviosismo. Había hablado hace unos minutos con la novia del chico al que le dejo tocarle y no solo eso, le había hecho una felación. Suspiro golpeando repetidamente la suela de la pantufla en el suelo. Estaba jodidamente nervioso y Miguel no entraba.

Camino hasta la puerta y en cuanto la abrió, Miguel apareció frente a él. Sonrió relajado abrazando al peli-negro con fuerza.

— ¿Paso algo? ¿Te he metido en problemas? —Preguntó aferrado al pecho de Miguel. Sonrió acariciando su cabello castaño.

—No, Claro que no. —Susurró—. Me has salvado, Rubén. Tu, me has Salvado.

Rubén lo miro confundido. Acarició su mejilla uniendo sus labios en un cálido beso, sus manos se enredaron en el cabello negro de Miguel.

***

Miraba sus pies avanzar por la acera, fuera de sí. Confundido, asustado. No sabía qué hacer. Las gotas caían con fuerza del cielo, empapando el pavimento. Las lágrimas se confundían con las gotas de la lluvia espesa que el cielo de Madrid dejaba caer.

Cruzó tambaleante la calle, adentrándose al hotel donde supuestamente "Colmillo" pagaría su noche. Tenía que encontrar a Rubén si quería su vida de vuelta.

—Disculpe... —Llamó a la joven recepcionista—. Necesito un cuarto. —La chica ojeo un pequeño cuadernillo de pasta negra.

— ¿Guillermo Díaz? Venga conmigo. —Respiro hondo asintiendo rápidamente. Esto era la segunda etapa dé su infierno y si tenía que entregar la vida de Rubén por la suya, lo haría. Sin importar qué.


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¡WEEHEE! 

Nada que decir... chau<3

cry baby ↮rubelangel™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora