Capítulo 2

Depuis le début
                                    

-Brad, señorita.

-Supongo que usted ya sabrá el mío.

-Sí, señorita.

-Pues por favor, llámeme por él. No me gusta tanta formalidad.

En cuanto terminé esas palabras me di cuenta de que Brad puso una sonrisa en su cara. Llegamos al aeropuerto y parecía todo normal. Seguramente esto había sido una excusa de mi padre para tenerme vigilada. Facturamos, esperamos, y ya por fin entramos. Un vuelo bastante normal la verdad.  No parecía haber ni ningún problema con el equipaje ni con nada, así que lo recogimos todo y nos dirigimos a la casa de mi padre. Dejar el equipaje, acomodar un poco la ropa que  aquí tenía, y empezar a grabar, eso era todo lo que tenía pensado hacer por hoy.

-Lucy, ¿estás aquí ya?

-Si papa, agradezco tu detalle de irme a recoger al aeropuerto.

-Lo siento, mucho.

-Papá, esto no se va arreglar tan fácil. Estoy en esta casa porque todavía no tengo un trabajo ni dinero para alquilar siquiera una casa.

-Podrías pedirlo.

-No quiero. Quiero conseguir las cosas por mí misma.

-Está bien, ¿has hablado con Zoella?

-¿HA SIDO COSA TUYA? – no puede evitar gritarle. – ES INCREIBLE.

-Lucy, yo solo quiero ayudarte, proporcionarte oportunidades.

-PUES LA PRÓXIMA VEZ TE QUEDAS QUIETO. QUÉ FUE DEL ESFUERZO Y ESAS COSAS.

-Lucy, no me grites.  – me giré. No podía mirare a la cara ahora mismo.

-Vete, por favor.

-Lucy, mírame.

-No. Vete.

-Vale. A tas 7 estará la cena. Tu madrasta y tus hermanos estarán allí.

-Allí estaré.

No tenía ganas de verlos a ninguno. 10 minutos después alguien llamó a mi puerta. Fui a ver quién era. Aunque estuviera en la casa de mi padre, era como si estuviera en la mía propia. Dentro de los terrenos de la casa de él, estaba metida a mía. Así que yo era responsable.  En la puerta se encontraba Brad.

-¿Te ha enviado mi padre? – pregunté poniendo los ojos en blanco.

-No, la verdad es que acabo de terminar mi trabajo.

-Ya veo, no vas en traje. ¿Quieres pasar a tomar algo?

-Sí, gracias.

-Sin el traje no pareces tan mayor ni intimidante.

-¿Intimidante?

-Sí.

-El salón está a la derecha, voy a por las bebidas.

Ya estaba de vuelta en el salón con todo en las manos.

-Deja que te ayude.

-No es necesario. – deje todo en la mesa, en frente de Brad. La camiseta que llevaba era holgada y con algo de escote, así que dejaba poco a la imaginación.

-Brad, mi cara está aquí arriba.

-Lo siento, no debí haber mirado.

-No te preocupes, suele pasar.

-Yo, venía a ver qué tal estabas. El señor Brooks llegó hecho una furia cuando salió de aquí.

-Yo estoy bien, pero no puedo seguir dejando que haga todo por mí. Quiero hacer las cosas por mí misma.

-A veces un poco de ayuda no viene mal.

-Brad, ha estado 5 años sin venir a verme, y después de eso no ha sido capaz ni de venirme el mismo a recoger al aeropuerto.

-Entiendo, ¿y tu madre qué opina de todo esto?

-Ella me apoya. Con ella es diferente, sabe que me gusta ser un poco independiente. Vio que la idea que tenía de venir aquí y empezar en el mundo de YouTube me hacía feliz y me ayudó a reunir el dinero para el vuelo.

-Pero si al señor Brooks le sobra el dinero.

-Lo sé, pero no quiero que lo haga todo, un vuelo puede parecer muy barato desde aquí, pero en mi casa todo es diferente. Al cumplir yo los 18 dejamos de recibir la pensión de mi padre y las cosas se pusieron un poco duras otra vez.

-¿Otra vez?

-Brad, lo siento, no quiero hablar de este tema.

-Oh, claro, todo bien, ¿te apetece ver una película?

-Uhm, buena idea. Están en aquella estantería. Ve mirando cual quieres mientras preparo las palomitas.

Me estaba regañando en mi interior. ¿Por qué un empleado de mi padre estaba preocupándose por mí? Vale que haya dicho que ahora no estaba trabajando, pero se supone que esto no está bien.

-Lucy, ya he encontrado la película, ¿quieres que te ayude con las palomitas?

-No, ya casi están.

Con una manta por encima y el cuenco de palomitas entre ambos comenzó la película. Nada más vi la primera escena supe de qué película se trataba. El diario de Noah.

-¿Acaso quieres que llore? – le dije mirándole a los ojos.

-No, no es mi intención. Si quieres voy a mirar otra.- Se levantó rápidamente.

-Anda tonto, siéntate.

La película seguía y yo me moría de ganas de tener una historia de amor como esa. Sí, lo pasaban mal, pero yo creo que ese es uno de los secretos que unen a las personas. Las lágrimas se iban amontonando en mis ojos a medida que pasaba la película. Cuando me quise dar cuenta, Brad me estaba abrazando y estábamos bastante cerca, cosa que extrañamente no me incomodaba para nada. La película acabó y nos quedamos un rato mirándonos a los ojos. Quería dar el paso, pero no estaba bien. Pero ya lo hizo él. Me estaba besando, a mí a Lucy Brooks. Estas cosas no suelen pasar. Se separó de mí y me miró con deseo.

-Lucy, yo, creo que tendría que irme. La cena va a ser dentro de poco y mi turno empieza dentro de poco.

-Uhm, claro. Yo también tengo que ir a prepararme.

 Brad se fue. Me quedé un poco confusa. Sabía que este beso no había significado mucho, pero no debería haber ocurrido. Lo que menos quisiera ahora es que lo despidieran por mi culpa. Fui hacía la casa principal en la cual una señora de no más de 60 años me abrió. El ama de llaves supongo. La cena pasó lenta. Unas cuantas preguntas sobre mí, unas cuantas respuestas. A mi madrastra no le caía muy bien, solo había que vérselo en la cara. Era la prueba viviente de que mi padre había estado con otra mujer a parte de ella y eso la reventaba por dentro. No volví a ver a Brad en lo que quedaba de día. Estaba muy cansada y decidí volver a dejar que el Morfeo me tomara en sus brazos.

Evenings in London | Jack HarriesOù les histoires vivent. Découvrez maintenant