Capítulo veinticuatro.

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Después de esa noche, todo había pasado con normalidad y, para alivio de Severus, Nicola se había ido a los dos días de esa.

Los días habían pasado y ya era la tarde previa al regreso a Hogwarts.

Esa misma tarde, Severus se disponía a pedirle una cita a Bianca antes de que comenzaran las clases y no tuvieran tiempo de nada, porque, aunque fuera casi imposible, quería parecer una pareja normal.

Severus se dirigió a la habitación de Bianca, poco seguro de sí mismo, y tocó la puerta. ¡Joder! ¿Qué le pasaba? ¿Había regresado a sus años de adolescente y no se había dado cuenta? Sólo era una cita.

Escuchó un "pase" desde la habitación y, cuando cruzó el portal de la puerta, la vio echada en la cama con un pergamino en las manos.

- ¿Y eso?- preguntó Severus.

- Sólo es otra carta para Remus.

- ¿Otra?

- Sí, otra.- dijo riendo.- Bueno, ¿querías decirme algo?

- Sí, bueno...- respiró profundo.- Quería saber si... tú quisieras tener una cita conmigo.

Bianca abrió totalmente los ojos asombrada.

- ¿Una cita? ¿Conmigo?

- Sí. A menos que...

Severus no había terminado de hablar porque Bianca ya se le había tirado encima, abrazándolo.

- ¡Si quiero! ¡Claro que quiero! ¿Cuándo?

- No tendremos tiempo en Hogwarts y sería preferible que fuera ahora.

- Perfecto. Espérame unos minutos y estaré lista.- dijo sacándolo de la habitación.

Severus sonrió y se fue a su habitación para cambiar sus rompas a unas adecuadas para su cita. No pudo evitar reír ante su propia imagen. Él, Severus Snape, sonriendo como enamorado para una cita. Era increíble el cuánto había cambiado por esa chica.

Cuando terminó de arreglarse, bajó rápidamente y vio a Bianca en la sala. Llevaba puesto un vestido precioso azul marino a manga corta con un delgado cinturón rojo.

- Estás hermosa.- le dijo.

Bianca sonrió y le respondió:

- Tú no te quedas atrás.

Severus la tomó de la cintura y la atrajo a su cuerpo, tomando su barbilla acariciando sus labios con su pulgar. Las mejillas de la pelirroja adquirieron un leve color carmín al sentir el suave tacto de su novio y sus ojos tenían un brillo que le daba un toque de ternura. Sin poder contenerse más, Severus acabó con los pocos centímetros que habían entre sus labios y saboreó los suaves labios de la chica. Bianca, sin poder contener las ganas de tocarlo, pasó una mano por su cuello y con la otra acarició su suave cabello.

Ambos fueron abriendo lentamente los ojos mientras se separaban. El rubor seguía en las pálidas mejillas de Bianca y eso hizo reír a Severus.

- ¿Y-y bien?- dijo Bianca un poco nerviosa.- ¿A dónde iremos?

- Para saberlo, tendrás que tomar mi brazo.

- ¿Vamos a aparecernos?

- Sí. Sujétate fuerte.

Sintió el tirón desagradable que siempre le provocaba vomitar en las desapariciones pero se contuvo al pisar el suelo.

Echó una mirada a su alrededor y se vio impresionada al ver una playa hermosísima con una gran vista y completamente vacía. Se dio cuentas que no sólo era eso al ser llevada a un viejo faro.

La hija del Señor Tenebroso (Severus Snape)Where stories live. Discover now