La hija del Señor Tenebroso (Severus Snape)

Capítulo cuatro

Esa noche de navidad, fue a la habitación de los gemelos Weasley's. Ambos parecían profundamente dormidos. Se escabulló hasta la cama de George y abrió su baúl que tenía a los pies de la cama y algo le cayó encima activando una alarma invisible.

- ¡Qué alguien me quite esta mierda de la cabeza!- gritó.

- ¿Ves, George? Te dije que la trampa iba a funcionar.

- ¿Cuanto te debo?- dijo riendo.

- Seis galeones, por favor. Ahora dime, mi estimada Bianca Ryddle. ¿Qué quieres del baúl de George?

- Me platicaron el otro día de un mapa que encontraron. Lo necesito.

A George se le iluminó el rostro.

- Gracias, Ryddle. Recuperaste mi dinero.- Fred le tiró los seis galeones a George y puso los ojos en blanco. La liberaron de la trampa y se enderezó.

- ¿Me lo darán o no?

- Bien, cógelo. Pero te equivocaste de baúl. Está en el mio.

- ¿Cómo sé que no me caerá algo en la cabeza?

- Tendrás que comprobarlo.

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Siguió con sus ojos los pasos de Quirrel hasta un pasillo cerca de la Biblioteca junto con Severus que se acercaba más a él. Se dio cuenta de otro pequeño punto que caminaba por la biblioteca e iba a ser descubierto por Filch. Harry Potter. Llamó a Kips y le ordenó que fuera a investigar lo que sucedía.

Al cabo de dos minutos regresó y le contó de que un hombre de vestiduras negras estaba intimidando a otro pálido y tartamudo.

Snape acosaba a Quirrel.

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Los partidos de Quidditch se acercaban y cuando fue a su sala para seguir vigilando a Harry de cerca se dio cuenta de algo. Hermione, Ron y Harry habían encontrado lo que necesitaban y la habían informado, sin darse cuenta, lo que quería saber. Lo que necesitaba su padre para entrar de nuevo en el juego era la piedra filosofal.

- Potter ha descubierto la utilidad de la Piedra Filosofal, también sé que el guardabosques, Hagrid, soltó algo sobre un tal Nicolas Flamel.

- ¿Es que nunca ha sabido mantener la boca cerrada?

- Bueno, se lo agradezco porque por su indiscreción, yo me he podido enterar lo que necesitaba mi padre para volver a la vida.

- ¿Y siguen pensando en que yo soy el villano?

- Sí, hasta piensan romperle las piernas a Harry para que no juegue al Quidditch, ah, y felicidades por ser el nuevo árbitro del próximo partido.

- Se lo pedí a Dumbledore para poder vigilar a Potter de cerca y para ver si Quirrel no intentaba nada más.

- Créame, no intenta nada. Si no, lo sabría yo. El contarle a cerca de sus movimientos es parte de mi venganza por haberme hecho la vida mierda al dejarme a la custodia de Bellatrix Lestrange.

- ¿Usted no traicionaría a su padre si el no la hubiera dejado con Lestrange?

- No es solo eso, Snape. Si siguiera toda mi vida desde el  momento en que nací, sabría por qué los ayudo a Dumbledore y a usted. Me importa muy poco lo que le ocurra a Potter, si muere o le lanzan un cruciato, me vale. No es nada mío y si mi parentesco fuera distinto, tampoco los ayudaría a salvarle el culo.

- Un lenguaje un poco fuerte para una niña de su edad.

- Me han criado así toda mi vida. Adáptese a mi manera de ser.- dijo indignada.