Capítulo veintitrés.

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Los días habían pasado volando y justo ese día sería el mundial de Quidditch en el que los mortífagos atacarían y donde su amiga se encontraría.

Se había despertado temprano por ese motivo.

Fue a la cocina por su desayuno y le pareció extraño no ver a Severus siendo él tan madrugador.

No se había tomado la molestia de recorrer el piso superior en todo el tiempo que llevaba viviendo con Snape y moría de curiosidad por ver qué había ahí.

Subió lentamente los escalones hasta llegar a un pasadizo con tres puertas. Una de ellas debía ser la habitación de Severus, pero no tenía ni idea de cuáles serían las otras.

Se aventuró a abrir una y se encontró con un armario el cual tenía un baúl con las iniciales "S.S". Estaba más que claro que ese había sido el que Severus había utilizado cuando fue a Hogwarts.

Cuando estuvo próxima a tocarlo, escuchó un carraspeo detrás suyo y se giró de inmediato.

Severus estaba parado delante de ella con una ceja alzada y una media sonrisa.

- ¿Nunca te han dicho que la curiosidad mató al gato?

- El gato murió sabiendo, entonces. ¿Dónde estabas?

- En mi oficina.

Vio una puerta abierta y asumió que esa era.

- ¿Qué estabas haciendo aquí?

- Me había despertado y me sorprendió no verte. Luego me entró la curiosidad y subí para ver dónde estabas. ¿Vendrás a desayunar?

- Ahora iré. Me demoraré un poco. Tú puedes ir comiendo.

- Bien. No tardes mucho.

Bajó las escaleras y se fue a la cocina.

Kips estaba haciéndoles el desayuno a ambos, pero cuando ella entró lo interrumpió.

- Necesito que me ayudes con algo, pero debes hacerlo rápido ¿si?

- Por supuesto, amita. Kips la ayudará.

- Ten este sobre.- dijo sacando una carta de su bolsillo.- Debes ir a casa de Nicola MointClaire, traerla y dejar esto sobre su cama. Llévala a mi cuarto y dile que esté en silencio.

- Como la amita desee.- y de un PLOP desapareció.

Sabía que Nicola la mataría por "secuestrarla" pero le daba igual.

Tomó un plato con tocino y huevos revueltos y se fue a su habitación. Nicola y Kips aparecieron después de treinta segundos.

- ¡¿Pero qué mierda?! ¿Qué carajos hago aquí?

- "Hola, Bianca. ¿Cómo has estado, mia caro amica?" Bien, Neecks. No sabes cuánto te extrañé.

- Bianca, hoy es el partido de Quidditch. Iba a acompañar a mi padre. Lo sabías. Pensará que me sucedió algo.

- Lo sé, tienes razón. Te devolveré...

- Grazzie.

- Al final de los mundiales.

- ¡Bianca! Si mi padre no me encuentra se volverá loco.

- Despreocúpate. Mi elfo dejó una carta donde me hago responsable de tu desaparición. Lo entenderá. Y tranquila. Te alimentaré.

- ¿Y por qué me trajiste?

- ¿Qué no puedo extrañar a mi amiga?

- ¿Qué hiciste?

La hija del Señor Tenebroso (Severus Snape)Where stories live. Discover now