Capítulo tres

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Snape y ella caminaban a su despacho y sus ojos captaron el cómo se movía. Estaba cojeando. Se dio cuenta de que lo observaba y la tomó desprevenida.

- ¿Qué tanto mira?

- ¿Qué fue lo que se hizo en la pierna?

- Nada que a usted le importe.

- Si no me importara no le preguntaría ¿No cree?

- No le llamé para que se preocupe por mí.

- Entonces,...

Cruzó la puerta de su despacho que era aún más frío que su salón de clases y se sentó en la silla en frente de su escritorio.

- Quería decirle, más bien pedirle si podía vigilar al profesor Quirrel.

Los labios de ella se curvaron hacia un lado formando una sonrisa. Cruzó las piernas y le habló:

- Siento decirle, mi estimado profesor, que eso no me será conveniente, puesto que no deseo que mis intentos de esquivarlo se vean frustrados, no podré hacerlo. Así que me temo que no deseo ayudarlo.

- No es a mí a quien ayuda. Yo solo le estoy diciendo lo que el profesor Dumbledore desea. Yo solo le estoy dejando el recado.

- Entonces que el mismo Dumbledore me lo pida, mas no voy a hacerlo si no me lo ordena el mismo director. Ahora si es todo lo que me quería decir me retiro.

Se levantó haciendo que se cayera la silla y se sonrojó ante su torpeza. Snape no pudo evitar soltar una risa y ella reparó en su error marchándose.

Cuando iba a su sala común fue jalada de un brazo y arrastrada a una habitación vacía. Cuando pudo levantarse se fijó bien. Quirrel.

- Veo que terminaste tu papel de estúpido por hoy, Quirrel. Hola, padre. ¿Cuánto tiempo, no?

- Déjame verla, Quirrel.- la segunda voz de Quirrel se hizo presente.

- Mi señor, no está demasiado fuerte.

- He dicho que quiero verla.

Él idiota se comenzó a desenvolver el turbante de la cabeza y se dio la vuelta mostrando el desfigurado rostro de Lord Voldemort ante ella.

- Has crecido tanto. Ahora si me puedes ser útil para acabar con Potter.

- ¿Qué es lo que necesita que yo haga, milord?

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A la mañana siguiente, se fue temprano al despacho del profesor de pociones. Ese día tendría que ayudar a Quirrel a hacer un pequeño trabajito para poder matar a Potter o desorientarlo. Pasó por el corredor hasta llegar al despacho de Snape. La puerta se abrió cuando apenas tocó la puerta.

- ¿Señorita Ryddle?

- Tenemos que hablar- dijo jalándolo de la túnica dentro del despacho.- Quirrel me encontró y pude ver a mi padre frente a frente. Ahora si voy a poder ayudarlo. Se dio cuenta de que lo esquivaba y me dijo que si volvía a escurrirme me cruciaba. Ahora me temo que tendrá que frustrar la maldición que le echaremos a Potter para que caiga de su escoba.

- Usted no puede lanzarle u...

- Si no lo hago, Quirrel me lanzará un crucio y me temo que no permitiré que eso ocurra. ¿Me entendió?

- Está bien.

- Gracias.

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Después del partido de Quidditch, se reunió con Voldemort y con el incompetente de Quirrel. La vio llegar y sin decir más comenzó a desenvolverse su turbante mostrando a su padre ante ella.

La hija del Señor Tenebroso (Severus Snape)Where stories live. Discover now