Se oían unos pasos cabreados que bajaban las escaleras de dos en dos, como si la vida le fuera en ello a quien quiera que estuviese bajando cada peldaño.
- ¡No entiendo nada! - Un chillido cabreado se volvió a oír. Durante toda esa semana, se solían escuchar muchos como esos, acompañados de portazos y insultos - ¡Menuda mierda de padres tengo!
Joey salió en busca de Greta, que ya tenía 16 años bien cumplidos, y una rabieta gigante porque su padre no quería dejarla ir a las hogueras que se celebraban para iniciar el nuevo curso en el instituto.
- ¡Todas mis amigas van! - Volvió a gritar, y Joey se plantó delante de ella, con los brazos cruzados en jarra y una expresión neutra que me hizo reír.
- En esas fiestas solo hay alcohol, drogas y malas influencias Greta, ni hablar. No vas a ir y punto. - Sentenció su padre, dando por finalizada la conversación.
Pero la adolescente hormonada que teníamos por hija no se rendía, tenía el carácter cabezota de su madre, y eso me hacía reír.
- ¡¿Por qué tienes que ser tan protector?! ¿¡Qué he hecho yo para merecer unos padres como vosotros?! - Yo abrí la boca para hablar, pero Joey levantó la mano, haciéndome callar. Cuando hacía eso, ambas sabíamos por experiencia que iba a haber una charla larga y profunda.
Greta me miró, sus ojos azules y su cabello oscuro junto con sus facciones inocentes me hacían ver en ella un cierto aire al Hollywood antiguo. Tenía que reconocer que tenía una hija preciosa, y ella lo sabía, y su padre lo sabía, y los chicos de su edad lo sabían.
- Greta cariño, no se en que momento vas a entender que no vas a salir a esa fiesta. Me da igual si tus amigas van, o si el surfero ese que tanto te gusta va - Mi hija puso una mueca de desagrado al oírle decir "surfero" - ¿Si tus amigas se tiran por un puente, tu también te tiras?
Greta puso los ojos en blanco y yo reí.
Las peleas que tenían entre padre y hija me hacían gracia, porque ambos eran orgullosos y cabezotas, y ninguno hacía entrar en razón al otro.
- Papá, mamá, he quedado con Sam para estudiar. Vuelvo a las diez - El pequeño Blake, de apenas diez años bajó con su pelota de fútbol y su sonrisa triunfadora. Nos regaló un beso a ambos y se marchó a jugar con su amigo.
Cuando Blake nació nos dio la alegría más grande. Él era una niño educado, bueno y tranquilo, todo lo contrario a su hermana claro. Aunque sus facciones eran tan iguales que incluso me había confundido de nombre más de una vez.
- ¿¡Por qué él si que puede irse?! ¡Lo tenéis consentido! - Greta seguía con su discusión con su padre, que de vez en cuando me echaba una mirada rápida y se reía disimuladamente.
Yo suspiré vencida. Odiaba ver a Greta así, pero era cierto que la sobreprotegíamos demasiado.
- Anda, déjala ir Joey - Él me miró, como si lo hubiera traiciconado.
Un mirada esperanzadora se cruzó en el rostro de la adolescente de mi hija, y corrió a abrazarme cuando Joey, vencido, aceptó.
- ¡Aaaaaaah! ¡Sois los mejores padres de la historia! ¡Los mejores de la historia! - Ella empezó a gritar de alegría, y segundos después, sacó su teléfono móvil para llamar a su mejor amiga y decirle que al final si que la dejábamos ir - ¿Kat? ¡Si, soy yo! ¡Mis padres se han enrollado y voy a las hogueras!
Rápidamente subió a su habitación a cambiarse, y media hora después, bajó con un vestido negro, unos tacones del mismo color, un maquillaje excesivo y su pelo recogido en una coleta alta que le dejaba la cara, tan parecida a la de su padre, al descubierto.
- Va a venir Hunter a recogerme, no tenéis que traerme - Dijo quitándole importancia al asunto, pero a Joey ya se le habían salido los ojos de las órbitas.
- ¿Quien narices es Hunter, y porque viene a recogerte? - Greta hizo rodar sus ojos poniéndolos en blanco.
- El surfero papá, el surfero.
- No me gusta ese tío para ti Greta.
- A ti no te gusta ningún tío para mi, papá - Ella le dio un beso rápido en la mejilla, y luego vino a mi para abrazarme.
Justo en ese momento le susurré.
- Pásatelo bien cariño - Ella me guiñó un ojo y yo sonreí.
Cuando nuestra hija abrió la puerta, un chico llegó con una harley negra, quitándose el casco y dejando al descubierto una melena rubia y una sonrisa que le derritió el corazón a Greta.
- Ay Jesús, a mi me va a dar algo - Susurró mi marido abanicándose la cara con las manos y apoyándose en el banco de la cocina, viendo como el joven se acercaba para recibir a nuestra pequeña.
Greta meneó su cuerpo hasta ponerlo delante del chico y darse un abrazo muy pegaditos.
- Eh, eh, eh - Joey se levantó de repente de donde se había sentado para apuntar al chiquillo con el dedo - Mi suegro tiene una escopeta en su casa, y a mi se me dan muy bien las armas de fuego guaperas. Cuidadito por donde tocas, que yo también he sido joven.
No pude evitar soltar una carcajada, y después le di un pequeño empujón en el hombro, viendo como Greta se ponía roja como el tomate.
- Voy a matar a mi padre - Le susurró ella al surfero
- Me cae bien - Le contestó él - ¡Hasta luego Joey!
Yo cerré la puerta de casa antes de que a Joey le cogiera una infarto de miocardio.
- ¿Quién le ha dado permiso para llamarme Joey?
- No lo sé, a lo mejor es que ya te tiene confianza - Comencé a reírme por las caras que iba poniendo.
- Solo tú puedes llamarme Joey.
--------------
Hola a toooooddooooooos
¡Aquí está el extra que os prometí y que nunca llegué a subir!
Se que habéis estado esperando mucho y lo siento, pero aquí ya lo tenéis, y más feliz no puedo estar.
¡¡¡¡¡Gracias por todo lo que habéis hecho por mi día a día, sois geniales!!!!
https://www.wattpad.com/story/75255910 ------ ¡Enviarnos preguntas a Blanca y a mi y os responderemos encantadas!
Pd: Para las que os quedásteis con ganas de saber que pasó con #ENMARESPONDE simplemente un día entré a wattpad y ya no estaba. Me fastidió muchísimo porque era un libro en el que yo iba contando cositas sobre mi, y como no lo tenía copiado en ninguna otra parte no lo pude subir otra vez, así que miles de disculpas.
¡Besos gigantemente gigantes!
YOU ARE READING
PUEDES LLAMARME JOEY
Teen FictionDaniella Dumont no ha tenido una vida fácil. Todo cambio el día que su familia recibió una llamada anunciando la muerte de su padre, por causas aún desconocidas. Con tantos interrogantes la vida de Daniella, y la de su madre, no ha sido capaz de da...