S. T Capítulo 30

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*Si escucháis la canción de la multimedia mientras leéis el capítulo sería genial. Así me inspiré yo en esta pareja, y en este capítulo en concreto. Un beso :) No lloréis mucho jaja

JOEY

La sangre resbalaba desde mi pierna hasta el suelo. Y dolía. No era un dolor físico, solo con el simple hecho de saber que podía morir sin haber dicho todo lo que quería a las personas que más amaba me hacía daño.

Sobre todo a Dani. Si yo me moría, sería el tío más capullo del mundo por haberle mentido en mis últimos momentos.

Ella se merecía alguien que la hiciera feliz, que la alejara de esta mierda en la que yo la había metido. Solo esperaba que si me iba para el otro barrio, ella encontrara a alguien que la hiciera sentir tan solo una cuarta parte de lo que yo sentía cuando estaba con ella.

Cuando ves que tú vida se desmorona, solo puedes pensar en las cosas que no has dicho, en las otras tantas que hubieras querido decir, y en las mil y una historias que te quedaran por contar. Pero yo solo podía pensar en ella, y a pesar de que me estaba muriendo, mi corazón, latía únicamente por esa chica de preciosos ojos azules y mirada soñadora. Ya solo podía pensar en eso. Si iba a morir, quería hacerlo perdiéndome en sus océanos azules. Esos en los que me había perdido tantas veces antes.

Cuando el dolor se fue profundizando, solo rogué para que pasara rápido.

Intenté incorporarme para echarme sobre un colchón viejo y destrozado que había en el suelo, pero mis brazos fallaban, y mi pierna también lo hacía, así que opté por quedarme donde estaba.

Me temblaron las manos, no se porque razón, y seguía profundizándose un fuerte pinchazo en mi muslo. Quería cerrar los ojos, estaba cansado. Iba a cerrarlos.

Cuando estuve a unas milésimas de segundo de quedarme completamente dormido oí unos ruidos a fuera.

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DANIELLA

"Yo también te odio, muchísimo Daniella, te odio por todo lo que has hecho"

Me quedé con esas palabras rondando mi cabeza. Sonaba estúpido, y a la vez tan sumamente increíble que daba miedo.

Cuando conseguí despegarme de la silla, rompiendo el cristal de un pequeño espejo y cortando la cuerda, decidí ponerme en marcha.

El cabrón de Joey era demasiado inteligente. ¡Joder!

Corrí hasta mi cama y me senté en ella para ver desde donde provenía la llamada que me había hecho Joey minutos antes. Benditos iphones que te permitían saberlo.

Me sorprendió ver el nombre de una fábrica abandonada "Whisper Factory". Se trataba de una central que antiguamente había sido muy utilizada, pero que desde hacía unos años, ni los más raritos se acercaban allí. La gente decía que había habido una radiación en ella, pero tan solo eran cotilleos de la gente a la que le gustaba exagerar las cosas. En un pueblo pequeño, las viejas tenían que entretenerse con algo. Y que mejor manera de hacerlo que ir contando por ahí algunas de sus estupideces.

Sin embargo, allí había sido localizado el teléfono de Joey.

Cuando era pequeña, mi padre me había hablado de la fábrica. Los dueños eran socios de mis padres, y habían venido alguna vez a casa a cenar. De pequeña, la visité un par de veces, pues la hija de los Whisper y yo habíamos sido uña y carne en el jardín de infancia.

Estaba aliviada por una parte, pero la otra se moría por saber que narices estaba haciendo ese chico temerario allí.

Cuando me llamó supe que algo iba mal. Estaba nervioso, solo con la voz podía descifrarlo. Y luego me dijo todo aquello. Sabía que no era cierto, sabía que me estaba mintiendo. Lo supe en el momento en el que me dijo aquellas cosas horribles sobre Brooke. Sé de primera mano que él también lloró ante su muerte. No la conocía a penas, pero matar a alguien, era la cosa más horrible que había hecho. Recuerdo que me juró que había sido lo más duro que le había pasado, y que se pudiera volver el tiempo atrás lo hubiera hecho todo diferente. Estaba resentido con ella, y a veces me había dicho que se merecía morir, pero él y yo sabíamos, que mentía cuando lo decía.

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