S. T Capítulo 3

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Llamé a la puerta un par de veces, y nadie me abría.

Echaba humo de las orejas, y la situación estaba comenzando a cabrearme.

Cuando una cabeza asomo por la puerta no le di tiempo a preguntar.

- ¿¡Te has peleado por mi?! ¿¡Estás loco o que te pasa?! - Joey se quedo parado sin saber que decir, y eso me ponía de mal humor.

- Déjame que te explique...

- ¿¡Explicarme el que?! - Le interrumpi y el gruñó furioso, ya que no le dejaba terminar nunca las frades.

-¡Cierra la maldita boca y escúchame!

Me quedé helada en el sitio, justo en el porche de su casa.

Su grito había dejado mi mente en blanco, olvidando así por lo que había venido.

- No me grites... - Susurré mosqueada, ahora si que quería partirte la nariz de un puñetazo.

- Has empezado tu - Dijo imitando mi tono de voz.

- ¿Por qué lo has hecho? - Volví a susurrar.

- Es una historia muy larga.

Me crucé de brazos y taconeé con la punta de mis bailarinas negras al suelo, dándole a entender que no me movería de aquí hasta que no me diera una respuesta.

- Pasa - Se rindió y me dejo entrar, no sin antes susurrar un "maldita cabezota"

- Te he oído - Le advertí.

Me guió hasta el salón de su casa.

Había un montón de cajas tiradas por el suelo, que llevaban etiquetas con nombres de los cosas que supuse habría dentro.

Se sentó en el sofá, y me indicó que hiciera lo mismo.

No reproche, pero tampoco quería que mandara de todo así que vacilé un poco antes de sentarme.

- Primero que nada quiero decirte que no fue culpa mía.

Suspiré, sabiendo que si decía eso, era porque si había sido culpa suya.

- Y lo segundo que quiero saber es quien te lo contó.

- No te importa - Me apresuré a decir, no quería que el chico desconocido del parque cargará con la culpa por ser yo una bocazas.

- Daniella, si voy a tener que contártelo por obligación, por lo menos dime quien me ha puesto en este aprieto.

- No voy a decirte nada, así que ni lo intentes.

Me miró con una ceja levantada, y cruzando los brazos bajo su pecho, se recostó en el sofá, fingiendo que dormía.

Sabia lo que intentaba hacer. Si yo no le contaba quien me había dicho aquello, el no me contaría porque se peleó, y la verdad es que tenia ciertas ganas de saber lo que paso.

- Joey no...

- O hablas, o me callo. Tu decides - Me interrumpió de nuevo. Y entonces me callé.

Aprovechando que tenia los ojos cerrados, me acerqué a el de forma sigilosa, y coloqué mi cara, a escasos centímetros de la suya.

Cuando abrió los ojos, se quedó paralizado.

- ¿Que haces? - Sonrió con picardia, malinterpretando lo que estaba pasando, yo solo quería intimidarle.

- Ni se te ocurra imaginarte cosas. - Casi grité de horror cuando supe lo que estaba pensando.

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