Capítulo treinta y tres

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Para el funeral vinieron parientes que nunca fueron constantes en mi vida y otras personas que nunca había visto antes. Cualquiera pensaría que después de tantos años a nadie le importaría si papá se moría —para muchos ya estaba muerto desde el día del accidente—, pero aquí estaban: mostrando su respeto y palabras de condolencia.

No me importaba nada de eso.

Sus palabras no lo traerían de regreso.

Sin embargo, no pude evitar que todos esos rostros se presentaran frente a mí, dándome abrazos y apretones de mano como si fuéramos cercanos. Si por mí fuera, no estaría aquí. No tendría que fingir que los conocía o que quería que me consolaran.

Los únicos rostros que me alegraba de ver a pesar de lo sombría que eran sus expresiones, eran Chase y Caleb, a quienes Jayden les había dado la noticia. Ellos fueron de los primeros en presentarse y me dieron fuertes abrazos en el instante que me vieron. Estaba agradecida con y por ellos. Los extrañaría cuando me fuera.

Jayden, por otro lado, estuvo a mí lado desde la noche en que nos enteramos de la noticia. Él se quedó a dormir conmigo y me sostuvo en sus brazos todo el tiempo, a pesar de lo incómodo que tuvo que haber sido. Y yo debí haber estado demasiado distraída, como para reparar en el hecho de que estábamos durmiendo juntos. En la misma cama.

En ese momento no me pareció inimaginable. Me pareció... correcto. Como si estaba en el lugar indicado.

La mañana siguiente fue otra historia. Tenía los ojos enrojecidos e hinchados de llorar, mi cabello se pegaba a mi cabeza como si llevara semanas sin bañarme y el hecho de que habíamos estado juntos finalmente se abrió camino a través de la niebla en mi cabeza. No grité, ni hice ningún escándalo; pero no me atrevía a verlo. Me sentía cohibida. Avergonzada de haberle mostrado un lado tan débil.

*****

Lo observaba a través de la sala.

Rose había estado llorando durante un rato y cuando él me vio caminar hacia ella, se interpuso entre nosotras y me pidió permiso de ir él a cambio. Fruncí los labios, insegura. Después de unos segundos había asentido y había regresado a mi lugar de antes.

Él se sentó con ella, atrayéndola en un abrazo consolador. Podía ver sus labios moverse mientras hablaba, pero no podía distinguir las palabras que le estaba diciendo. Lo que sea que fuera, ella asentía y lo miraba con adoración y tristeza en sus ojos. Ni Rose ni Trevor habían visto a papá antes... no vivo, al menos. No salieron a pasear con él ni se durmieron en sus brazos después de un largo día de travesuras. Ellos se habían perdido todas las cosas que yo aún extrañaba.

Entendía su tristeza a la perfección.

Me pregunté si el nuevo novio de mamá podía darles todo lo que papá no pudo y si los quería tanto como papá lo hubiera hecho. Odiaría a mamá si traía a un hombre que solo ocasionaría más dolor en sus vidas. No tardé mucho en averiguar al hombre con el que estaba saliendo.

Él entró a la sala con el rostro contrariado y con pasos tentativos. Escaneó la habitación en busca de mamá, pero fue mi rostro el que vio primero. Se le veía inseguro de si debía acercarse a mí para darme sus condolencias o no. Al final optó por simplemente darme un ligero asentimiento y una mirada de disculpa. Después siguió avanzando hasta encontrar a mamá sentada en un rincón, sola.

Mamá levantó la mirada al ver sus zapatos cafés y una expresión de sorpresa y... miedo cruzó su rostro. Nuestros ojos se encontraron —pues me veía incapaz de mirar a otro lado— y noté aún a la distancia como su blanca piel pasó a un tono escarlata.

Cybernetic Cupid© (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora