Capítulo Seis

3.6K 333 35
                                    

Nunca, nunca recomendaría quedarse despierto hasta tarde una noche antes de un primer día de trabajo. Nunca.

Iba caminando —o más bien trotando— por la calle que había tomado el día anterior, en dirección a Aroma Mocha. Llevé mis manos a mi cabello, levantándolo en una cola alta para luego enrollarlo sobre sí mismo y hacer un moño, dejando solo mi flequillo caer sobre mi rostro. Un rostro libre de maquillaje, que revelaba las bolsas bajo mis ojos y la palidez de mi piel; haciéndome lucir como un muerto viviente y no como una persona sana.

Solté un gruñido.

Ya había previsto que algo así podría suceder, por lo que me había asegurado de activar las alarmas suficientes para despertarme. Lo que no había esperado era que apagaría las alarmas cuando aún estaba dormida y para el momento que mamá me llamó a desayunar, ya tenía el tiempo encima. Me pasé los siguientes diez minutos bañándome, cambiándome y dando mordiscos a mi sándwich —todo un record para alguien que tardaba horas en lograr hacer todo eso.

¡Edie! — la irritante voz de mí vecino me llamó a mis espaldas, deteniendo mis diatribas mentales sobre lo terrible que estaba yendo mi mañana. Que él apareciera tan temprano solo significaba que estaba por empeorar.

La indecisión de si debía detenerme y esperar a que me diera alcance o seguir avanzando como si no hubiera hablado, me hizo trastabillar y casi caer sobre mis narices. No tenía idea de cómo mis pies se habían cruzado entre sí, pero al menos había encontrado el equilibrio antes de avergonzarme más en su presencia.

Solté un pequeño grito mortificado y sentí mis mejillas enrojecer de vergüenza. Una risita tonta quiso hacer su camino hasta mis labios como siempre sucedía cada vez que me tropezaba y me encontraba sola, pero entonces recordé que de hecho tenía compañía y él era la causa de mi torpeza, así que me limité a enderezar la espalda, tratando de mantener una expresión en blanco.

Cuando concluí en que debía dejarlo y huir con la cola entre las patas —totalmente mortificada—, él me había dado alcance. Me ofreció una sonrisa divertida, levantando la mano a modo de saludo — Buenos días.

Lo eran hace unos momentos. — Le lancé una mirada mordaz y le enseñé los dientes, como un animal rabioso, antes de continuar con mi camino.

Él soltó una carcajada, totalmente ajeno a la vibra negativa que emanaba de cada célula de mi ser y me envolvía como un halo de oscuridad. — Perro que ladra no muerde — comentó, dándome palmaditas en la cabeza, como si en verdad fuera un animal. — ¿Vas a trabajar?

Me quedé congelada por unos segundos, aturdida por su atrevimiento a tocarme y sorprendida porque ya supiera esa pequeña información sobre mí. — Enserio Jayden, me asustas. Si sigues así te puedes convertir fácilmente en un acosador y no me quiero ver en la necesidad de denunciarte. No sé nada sobre órdenes de restricción, pero suena como algo que requiere mucho trabajo.

Que linda. Me alegra saber que no quieres ir tan lejos conmigo... todavía — dijo, mostrándome una enorme sonrisa con hoyuelos incluidos. — Pero para tu información, no te acoso. Tu mamá me brinda esa información sin que yo pregunte.

Gemí, lanzando las manos al aire. No sabía que mi mortificación pudiera alcanzar niveles tan elevados, pero Jayden de alguna manera lo había logrado. Y mamá. No tenía que olvidarme que era mamá la que siempre iniciaba todo esto.

Si te hace sentir mejor, yo también voy de camino al trabajo. Conseguí empleo en Walmart — confesó, como si no fuera la gran cosa. Y quizás no lo era, pero compartir información con alguien significaba volverse cercano y esto llevaba a sentir, que era lo último que yo quería.

Cybernetic Cupid© (BORRADOR)Where stories live. Discover now