-Hola, Camila.- Saludó y todo mi enojo pareció desvanecer.

-Hola, princesa.- La abracé y la subí a la cama conmigo.- ¿Qué pasa?

-¿Me llevas al parque?

-Seguro, Sofi.- Respondí, entusiasmada.- Vamos.

Debido a mi relación con Lauren y todo el drama que ésta conlleva, no me había percatado de que ya casi no pasaba tiempo con Sofía como antes y no me agradaba esa idea pues en unas semanas me iría a la Universidad y así habría menos tiempo para convivencia. De repente, una obvia verdad me golpeó como cubeta de agua fría: se acabaría mi convivencia con todos; mientras yo estuviese al otro lado del país, mi relación con mis amigas (más que nada con Dinah), con mis padres, con Sofi, quedaría reducida a video-llamadas, mensajes, llamadas telefónicas y así hasta que no quedará nada. Tal vez estaba exagerando, pero sentí abrumada. ¿Una buena educación y el egoísmo de mi madre valían la pena para arruinar mis relaciones?

-Oye, Mila.- Me habló Sofi, sacándome de mis cavilaciones.- ¿Quieres que te cuente sobre lo que pasó en mi clase de dibujo?

-Por favor.- Dije, en parte porque quería que algo que me distrajera de pensar en todas esas cosas.

El resto del camino Sofi me estuvo hablando de muchas cosas de manera alegre e inquieta y pronto logró alegrarme el día.

-Mila, voy a estar con mis amigas allá.- Señaló hacia un grupo de niñas que platicaban animadamente. Yo me sentí un poco tonta por creer que Sofi estaría conmigo.- Tú puedes estar en las bancas.

-¿Eh? Ah, sí claro. Ten cuidado. Aquí estaré.- La vi alejarse y rendida fui a sentarme en una banca.

Crucé mis piernas y apoyé mis codos en cada rodilla para luego recargar mi cabeza en ellos. Pensé en llamar a alguien, pero el problema era que no tenía a nadie a quien llamar: a Lauren no pues después de lo sucedido en la mañana me sentía un poco avergonzada y quería darle su espacio, Dinah estaba ocupada en otra ciudad eligiendo un apartamento o casa de estudiantes para cuando llegara el inicio de clases. Hablaba con unas cuántas personas más de la escuela, pero no lo suficiente para llamarles y pasar el tiempo juntos en el parque. Ahora es cuando me arrepentía de no haber hecho más amigos. Estaba sola, sin celular y los columpios estaban ocupados por niños pequeños así que no sabía como iba a sobrevivir ahí mientras Sofi jugaba.

Pasé mi mano por mi cabello, pero el anillo que Lauren me regaló se atascó así que tuve que sacarlo de mi mano, para luego sacar la pequeña pieza de joyería de mi cabello. Cuando lo tuve entre mis manos, lo observe. Y eso es todo, no quería darle más vueltas a ese viejo asunto así que lo guardé en el bolsillo de pantalón y me enfoque en buscar algo para entretenerme.

-Hola.- Habló alguien y eleve la cabeza para encontrarme con un chico con pinta de ser amable tomando asiento en mi banca, pero tomando su distancia.

-Um, hola.- Saludé algo confundida y acomode un poco mi postura.

-Te vi desde allá y parecías algo enfadada así que pensé en venir a hacerte compañía.

-Ookaayy.- Respondí, alargando la palabra pues me sentía algo extrañada.

-Eres muy bonita.- Mencionó, después de un silencio.

-Gracias.-Respondí de manera sincera.- Pero tengo novia.

-Oh, está bien. No estoy tratando de ligarte o algo así. Pensé que deberías saber que eres muy linda.

-Oh, wow. Bueno, gracias.- Dije de nuevo. Este sujeto parecía honesto y me agradó.

-Soy Cory, por cierto.- Estiró su mano hacia mi y yo la tomé en un firme apretón.

-Mucho gusto. Mi nombre es Camila.- Sonreí.

-Camila, bien, dime por qué te encuentras sola aquí. Claro, si no es intromisión.

-Para nada. Um, mi hermana quería que la acompañara, pero no creí que me iba a dejar sola. De saberlo hubiera llamado a... Alguien.- Expliqué.

-¿Tu novia?- No dije nada y sólo intenté suprimir una sonrisa.- Lo sabía. Ja. Yo estoy aquí con mi hermano menor.- Señaló a un niño de 8 o 9 años que jugaba en los columpios.- Está acompañado por su niñera, pero por alguna razón le gusta que lo acompañe y yo nunca le puedo decir que no...- Lo miré y noté que estaba viendo al pequeño jugar con una sonrisa nostálgica en los labios. Debía quererlo mucho.- Entonces, Camilaaa ¿por qué no le llamas a tu novia para que te haga compañía?

-Um...-Lo pensé por un momento ¿le iba a contar a este extraño un poco de mi situación? Le di un vistazo rápido: realmente parecía agradable y de confianza. Y yo estaba aburrida así que supongo que todo encajaba.- Digamos que le quiero dar su espacio.

-¿Espacio? ¿Están peleadas o algo así?- Preguntó con un interés honesto.

-No... Es sólo que tuvimos un momento incómodo esta mañana por culpa de mi madre. No estábamos haciendo... Nada.- Aclaré.- Y, no sé, supongo que lo necesita... Creo que sí, pues yo me iré en poco tiempo.

Cory asintió en señal de haber entendido todo y hubo un corto silencio antes de que dijera:

-¿Me permites darte un consejo? De extraño a extraña.- Asentí.- Nunca supongas nada.- Dijo, mirándome a los ojos.- Hay relaciones que mueren por suposiciones. No seas así. Siempre ten seguridad de las cosas y no creas que necesita tiempo si ella no te lo dijo. Dices que te vas a ir, pues si te vas a ir pronto no creo que a tu novia le gustaría pasar lejos sus últimos días o semanas. Ve por ella. No pierdas tiempo.

Me quede pensando unos segundos. Cory tenía razón. Tenía que ir con ella y asegurarme de que todo estaba bien. Sólo había sido un momento vergonzoso con mi madre, pero, como él había dicho, no estaba bien asumir nada.

-Tienes razón.- Le dije y volteé a verlo.- Gracias, Cory.

-No hay de que, Camila. Suerte con eso.

Ahora sólo tenía que llevar a Sofi de vuelta a casa.

Como si hubiera sido cosa del destino, mí hermana menor llegó corriendo a donde yo estaba.

-¡Mila!- Dijo agitada.- ¡Mila, tenemos que irnos!

-¿Por qué? ¿Qué pasa?- Pregunte con leve preocupación.

-Porque una de las chicas de la escuela se estaba comportando como una engreída así que la golpeé con el balón ¡y ahora fue a llamar a sus padres! ¡Vamos!- Tomó mi mano y la jalo sin dejarme el tiempo para pensar en lo que me dijo ni darle una reprimenda como una hermana mayor debería. La verdad me parecía algo cómica la situación así que no creía que fuera a reprenderla.

La dejé en casa y acordamos que nadie diría nada. Sería nuestro secreto, lo que nos dio esa sensación de complicidad que hace mucho no sentíamos.

A medio camino hacia la casa de Lauren, con el sol en su apogeo, me comencé a sentir bien. No es que antes me sintiera mal o algo así, es sólo que mis ánimos subieron de una manera que no iba a cuestionar.

Me paré frente a su timbre y toque una vez. Nada. Otra vez. Nada de nuevo, ni el sonido de alguien bajando o yendo a atender. Espere unos minutos y toque otras tres veces, intentando guardar la calma. No me sorprendí cuando nadie atendió. Una sensación de ansiedad dentro de mi, creció. Me retiré de la puerta, rendida y pensando que, tal vez, toda su familia había salido.

Me senté en la acera frente a su casa. Había cemento fresco a unos treinta centímetros míos y me sentí juguetona así que escribí en el con mis dedos "C+L" y un corazón. Sonreí cuando lo vi terminado. La sonrisa no me duró mucho porque aunque ansiedad ya se había ido, dejó en su lugar un sentimiento de abandono y olvido infundado por la casa vacía frente mío y la calles iguales de vacías que me rodeaban. Pasé mi mano por mi pecho, como si eso fuese a aliviar las sensaciones, pero pronto recordé algo: el anillo. Lo saque de prisa de mi bolsillo, sintiendo un alivio al encontrarlo donde lo dejé. Lo puse devuelta en mi dedo y me vi envuelta en una calma que se me antojó efímera. Ya no quería estar ahí y no quería analizar mis sentimientos. Así que simplemente me levanté y decidí ir a casa.

No, we're not friends [Camren]Where stories live. Discover now