bounded spirit ⋄ stiles stilinski // 1

Capítulo 11. "Anticipación"

Apenas entré, escuché el murmullo de la televisión en el living, y supuse que mi padre estaría allí. Lo que era mala suerte, porque no podría escabullirme hacia mi habitación sin que me viese. Volví a echarle un vistazo a la hora, cerciorándome que no había alucinado y sí era muy tarde. Después de todo era fin de semana y tal vez no tendría tantos problemas, pero conociendo a mi padre... Oh, demonios.

Tomé aire lentamente y di unos pasos sigilosos hacia las escaleras, preparándome para una sesión de gritos o algo así, pero vi que mi padre no estaba en el living. Me dirigí a la cocina, pero la luz estaba apagada, así que tampoco se encontraba allí. Eso era raro, creí que iba a estar sentado sobre un sillón reclinable con un gato en el regazo, y me diría: "estaba esperándote". Claro que no teníamos un gato. Ni un sillón reclinable.

Puse los ojos en blanco por mis propios pensamientos, y me acerqué a la televisión para apagarla. Luego me dirigí hacia arriba, intentando no hacer ruido, y vi la puerta del estudio de mi padre entreabierta. Claramente estaba allí.

Bueno, era mejor que se enterase de que había llegado.

-¿Papá? –Llamé sin atreverme a entrar, después de lo que había encontrado allí hacía unos días.

Él abrió la puerta de par en par, algo extraño, y lucía genuinamente preocupado. Me echó un vistazo de arriba abajo, pareciendo cerciorarse de que estaba bien, y luego su expresión pasó a alivio. Y luego a enojo.

-¿Dónde estabas?

Su voz era calmada y fría. Eso no era bueno. Cuando gritaba y maldecía, era algo con lo que podía lidiar, pero cuando no subía la voz sabía que estaba perdida.

-C-con Scott y Stiles. Nosotros sólo salimos por allí, y no presté atención a la hor-

-Me he dado cuenta de eso. ¿Era muy difícil responder mis llamadas? Esto no es normal en ti, Ariel. ¿Estos chicos son una influencia de la que me debería preocupar?

Fruncí el ceño, sorprendida. No me esperaba eso. -¿Qué? No, papá. Sólo estábamos pasando el rato.

-¿Hasta la una de la mañana?

Desvié mi mirada, mordiendo mi labio. Tenía razón. No solía ser del tipo que desaparecía hasta las tantas sin avisar. –Lo siento. No volverá a suceder.

Su expresión de sutil enfado no desapareció de su rostro ni un poquito. -¿Hay algo que quieras contarme?

Mi corazón se detuvo, y todo lo que había sucedido en los últimos días pasó por mi mente como un flash. ¿Era posible que él supiera...? No. Eso no podía ser. Decidí hacerme la inocente, y poner la mejor cara de desentendida posible.

-N-no lo creo.

-¿Cómo puede ser, entonces, que me tenga que enterar en la estación de que tú y tus amigos han quedado atrapados en el instituto?

Si mi corazón se detuvo antes, ahí tuve un ataque momentáneo. Mis ojos se abrieron como platos, y no supe qué decir. Tarde o temprano iba a enterarse, tenía claro eso, pero sinceramente prefería que fuese tarde. Tal vez era muy inmaduro de mi parte, pero, ¿Cómo se supone que iba a contarle eso? Había muchas cosas de las que habían sucedido que no podía decirle.

Mi padre se cruzó de brazos, esperando a que dijese algo.

-Oh... eso. –Fue todo lo que salió de mi boca.

Mi padre pareció ponerse rojo unos segundos. Olvídense del alfa, aquello me daba mucho más miedo. Jesús, estaba jodida.

Pero, unos segundos después, él soltó un suspiro peligrosamente largo, y volvió a la normalidad. Hizo un movimiento con la cabeza, hacia su estudio, y caminé hacia allí, anonadada. Me esperaba gritos y un castigo del tamaño de Rusia. Tal vez me enviaría a un internado a Italia con mi madre. No, no haría eso, ¿Verdad? Estaba exagerando.