Capítulo 1. "Beacon Hills"

32.1K 1.7K 791
                                    

—Mamá, no sé qué es lo que esperas que suceda realmente, pero no voy a usar esto. —Dije, intentando mantener la voz calma. Aquello era... ugh. Mi móvil estaba en altavoz, y me encontraba mirando la enorme caja enfrente de mí que había llegado esta mañana. Era un conjunto de ropa, de alguna marca extraña. Ni siquiera me había molestado en fijarme bien qué era.

—Oh, Ariel, ¿Qué voy a hacer contigo? Está hecho a medida. ¡Y es de una colección que ni siquiera ha salido todavía! ¿Qué ha sucedido con tu sentido de la moda? Pensé que sería el regalo perfecto.

Fruncí el ceño, observando mi reflejo en el espejo de la habitación. Aquello ya me estaba haciendo enfadar. Tomé el móvil y le saqué el altavoz, poniéndolo sobre mi oído. —¿Sabes qué hubiera sido el regalo perfecto? Que estuvieses aquí, mamá. Pero no lo estás. Así que esta caja va a quedarse en el fondo del armario hasta que te decidas a volver. Muchas gracias.

Corté la comunicación, sintiendo mi rostro enrojecerse. Cerré mis ojos con fuerza, tomando una profunda respiración, y apreté mi mandíbula. Ah, demonios. Era demasiado fácil hacerme enfadar. Debía trabajar en mis cambios de humor. Ahora mi tonta madre iba a deprimirse por culpa mía y yo debía tragarme mi enfado como ocurría siempre, porque no había nada que pudiese hacer. Vaya comienzo de día. Inspiré profundo otra vez, levantándome del suelo para echarle un último vistazo a la caja. No sabía qué tenía mamá en la cabeza, pero estaba convencida que yo tenía un total interés por la moda. Cosa que no era muy cierta. Al menos no como a ella le gustaría.

Lo que sí sabía, era que las primeras impresiones importaban—no podía presentarme a mi primer año escolar en Beacon Hills luciendo como una vagabunda, por lo cual debería ponerle un poco más de esfuerzo a lo que fuese que usaría. Quería hacer amigos aquí, porque sabía que no íbamos a volver a Arizona. Lo presentía. Así que comencé a rebuscar entre las cajas de la mudanza y las valijas por mi ropa, hasta que encontré algo decente. O mejor dicho hasta que me harté de ver tantas prendas. En cuanto encontré mis botas, me hice un pequeño lío con los cordones, corrí al baño para quitarme la cara de dormida y ponerme maquillaje encima, estuve lista. 

Unos preocupantes sonidos provenientes de la cocina me hicieron saber que mi padre se había decidido a hacer el desayuno. Habíamos logrado designar unas cuantas reglas, luego de lo que había sucedido con mi padre y que mi madre se fuera, y algunas de ellas eran que él hacía el desayuno, y yo la cena. Para el almuerzo rara vez alguno de los dos estaba en casa. Antes de que llegáramos a un acuerdo, nuestro desayuno y cena comúnmente consistía en lo mismo: café con donas, o pizza. No tardé mucho en caer en cuenta que no era lo más saludable para el trabajo de mi padre, así que comencé a devorar libros sobre cocina. Al menos hacía lo que podía.

Bajé las escaleras esquivando un par de cajas, siguiendo el prometedor olor a café, hasta que di con la cocina. Papá tenía el rostro casi metido en un periódico, con los anteojos en la punta de su nariz. La familiaridad de aquél escenario tan común casi me sorprendió, haciéndome detener por un momento. No era mucho, pero me hizo sonreír un poco, ayudando a que me sintiera a gusto en aquella casa nueva.

—Veo que no usarás lo que te envió tu madre. —Comentó, sin levantar la vista.

Observé que mi enorme taza designada para las mañanas estaba ya cargada de café sobre la mesa, junto con unas cuantas donas. Bueno... un día de romper las reglas no sería malo. No tenía ni idea de en qué momento había ido a comprarlas.

—Hubiera preferido que se enviara a sí misma. —Murmuré entre dientes, y me tragué una buena cantidad del café.

—Ari. Tus cambios de humor. Tienes que controlarlos, recuerda. —Me dijo con una voz tranquila, por fin observándome—. Y no sé cuántas veces tengo que decirte que el café probablemente no te ayude.

bounded spirit ⋄ stiles stilinski // 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora