Capítulo 25: Mags muere

Comenzar desde el principio
                                    

Finnick: - Esto no funciona. – Dice con la respiración entrecortada de la carrera y el esfuerzo. – Tengo que llevarlo a los hombros, ¿Puedes llevar tu a Mags?

(TN): - Sí. -Digo con firmeza. Mags calculo que debe pesar unos treinta y cinco kilos, seguramente he cargado con cosas más pesadas, aunque no en los últimos tiempos a causa del embarazo.

El problema, es que mi brazo se encuentra casi dormido al completo. Me agacho y ella se sube a mi espalda y comenzamos de nuevo a correr.

Ahora me alegro de no haber matado a Finnick, me está resultando de bastante ayuda con Peeta.

Finnick se dirige hacia la colina, supongo que su intención es llegar a la playa.

Las gotas siguen cayendo sobre nuestra piel y cada vez se hacen más dolorosas.

Llega un momento en el que mis piernas comienzan a flaquear y yo caigo. Aunque Mags hace todo lo posible por ayudar, el poco peso del bebé y el hecho de que mi pierna derecha también comienza a adormecerse no ayuda.

Las primeras dos veces que caigo, lo hago de rodillas para no herir al bebé y consigo volver a levantarme, pero la tercera ya no lo logro. No consigo hacer reaccionar a mi pierna derecha. Mientras yo trato por levantarme de nuevo, mi pierna cede y caemos las dos al suelo. Trato de buscar a mi alrededor cualquier cosa que me ayude a levantarme, pero no encuentro nada. Finnick retrocede hasta donde estamos nosotras con Peeta colgado a su espalda.

(TN): - Es inútil. – Le digo desesperada y sin aliento. - ¿Puedes llevarlos a los dos? Sigue adelante, ya os alcanzaré. -Puedo ver los ojos de Finnick brillantes, tal vez por aguantar las lágrimas. Se lo propongo con seguridad y con la esperanza de que de alguna manera pueda hacerlo, pero internamente sé que es pedirle mucho. Estoy sudando a mares y eso no es nada bueno, pronto voy a estar deshidratada si es que no muero antes por la niebla.

Finnick: - No, no puedo llevarlos a los dos. Mis brazos no están funcionando bien, apenas los siento. - Veo que lleva las manos vacías y que de los tres tridentes que tenía, solo queda uno y lo lleva Peeta. -Trato de rogarle que lo haga.

(TN): - Yo...Yo no puedo... Lo siento...No puedo hacerlo.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lo que sucede acontinuación, ocurre tan rápido que no nos da tiempo a reaccionar a ninguno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lo que sucede acontinuación, ocurre tan rápido que no nos da tiempo a reaccionar a ninguno.Mags se levanta, le da un beso en los labios a Finnick y se introduce en laniebla desapareciendo de nuestra vista. Cuando doy un paso para tratar deayudarla, suena un cañonazo dándonos a entender, que Mags está muerta.

(TN): - Finnick? – Me giro para comprobar su reacción y ver que no hace ninguna tontería, pero cuando lo hago, él ya ha emprendido du huida con Peeta en la espalda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(TN): - Finnick? – Me giro para comprobar su reacción y ver que no hace ninguna tontería, pero cuando lo hago, él ya ha emprendido du huida con Peeta en la espalda.

Consigo levantarme a duras penas arrastrando la pierna, pero ahora se me ha sumado un problema, estoy llorando por lo ocurrido con Mags y me siento culpable.

La niebla comienza a invadir mi cerebro y empiezo a perder el significado del tiempo y el espacio, causa que mis pensamientos se desordenen y que todo parezca irreal, como una pesadilla o alucinación. No sé realmente como, pero consigo seguir los pasos de Finnick y Peeta a trompicones y tambaleándome. Los sigo hasta que se derrumba sobre el suelo con Peeta aún sobre él. Sin poder controlarlo, caigo sobre el cuerpo de ellos y descendemos rodando colina abajo. Sin apenas fuerzas, logro agarrarme el vientre como instinto protector. En una de las vueltas, consigo ver que la niebla se ha vuelto más gruesa pero que se ha quedado parada al principio de la colina, como si algo la frenara. Supongo que este horror ya ha llegado a su fin o a los Vigilantes les ha entretenido tanto que han decidido no matarnos todavía.

(TN): - Se ha parado. – Digo en apenas un susurro incomprensible. -Lo repito de nuevo y esta vez creo que si se ha entendido porque Peeta se levanta de encima de Finnick y se queda mirando hacia donde está la niebla.

Examino el sitio y mi mirada se para en un charco. Mi primer impulso, es arrastrarme hacia él y sin pensármelo dos veces meto la mano izquierda en el charco. Cuando las grandes ampollas de la mano hacen contacto con el agua, un gran grito se escapa de mí. Es doloroso, pero rápidamente el dolor, arde como si hubiera puesto la mano en el fuego, pero luego se transforma en alivio. Poco a poco me voy metiendo en el charco a cuerpo completo. No puedo evitar que se me escapen algunos gritos, gemidos y sollozos, pero rápidamente siento un gran alivio donde antes sentía dolor. Llega un punto en el que ya no quedan ampollas ni rastro de veneno en la piel, lo noto porque mis brazos y piernas comienzan a hormiguear y comienzo a sentirlas y la vista y mis pensamientos son más cuerdos y no tan borrosos como antes.

(TN): - Peeta, el agua.

Peeta se acerca hasta el agua y se mete de un solo golpe en el agua al lado mío. Suelta algún que otro grito de dolor y cuando veo que ya está calmado, le cojo de la mano para ayudarlo a levantarse.

(TN): - Vamos, tenemos que ayudar a Finnick. – Nos incorporamos y nos acercamos a Finnick.

Arrastramos a Finnick hasta el agua y... 

En llamas (Peeta Mellark y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora