— Y... si no me lo cuentas —rodé los ojos— no voy a saber.

— ¡Se lo he pedido! ¡Le he pedido una cita!

— ¿Qué? ¿Quién? —Dije sorprendida— ¿A quién persigues ahora? ¿Por qué yo no estaba enterado de esto Cedric Diggory?

— Oh, bueno —se rascó la nuca— es que la verdad, yo tampoco estaba seguro. Pero la vi y ella me miró e hicimos conexión y ¡Se lo pedí! ¡Saqué mi gryffindor de adentro!

— Cálmate —lo agarré de los hombros— estás demasiado exaltado.

— Perdón, es la emoción del momento —sonrió y me agarró ambas manos con las suyas— Cho Chang. He hablado con ella y le pedí una cita.

— ¿Pero cita en dónde? Faltan semanas para la última salida a Hogsmeade.

— Por los terrenos, da igual —se encogió de hombros— le pediré a los elfos que preparen una canasta de picnic con comida y pasaremos la tarde juntos.

— Entonces... ¿Te ha dicho que sí?

— ¡Pues claro, sonsa! —Ambos reímos— ¡No estaría tan feliz si me hubiera rechazado!

— Ay Ced —dije cariñosamente— me alegro tanto por ti. Te mereces a todas las chicas que quieras y mucho más.

— Bueno, con una me alcanza por ahora —sonrió.

— Yo también tengo buenas noticias —le devolví la sonrisa— tengo algo que decirte.

Lo miré unos segundos antes de continuar hablando, pero mis ojos automáticamente cambiaron de rumbo hacia detrás de él. Dos chicos caminaban con pereza por el pasillo. Cedric se giró a verlos también.

Me crucé de brazos y esperé a que llegaran a nosotros porque estaba más que segura de que venían hacia mí.

Ambos tenían la camisa del uniforme arremangada y saliéndose por fuera del pantalón, la corbata escarlata y dorada bastante floja, la mochila recargada sobre un hombro -a medio camino de caerse en cualquier momento- y el pelo anaranjado hecho un desastre.

Quizás se habían peleado con el peine.

— Madame Black, Monsieur Diggory —Fred hizo una tonta reverencia antes de terminar de acercarse a nosotros— es siempre un placer verlos.

— ¿A qué debemos su honorífica presencia? —dije mirándolos a ambos, siguiendo el juego que había comenzado Fred.

— Créanlo o no —habló George— hemos venido a estudiar.

— Agárrenme que me desmayo —murmuré riéndome.

— Que chistosa —dijo Fred con sarcasmo para luego hacer una mueca con su boca— ¿Vienen a estudiar también?

— Así es —contestó Cedric— pociones.

— Genial —dijeron los gemelos al unísono.

— Podrán ayudarnos un poco con eso —agregó Fred.

— Y con transformaciones —dijo George por último.

— De acuerdo —rodé los ojos— pero más les vale que de verdad estudien, sino los mataré ahí mismo en la biblioteca.

— Lo prometemos —volvieron a hablar al mismo tiempo. Me daba miedo cuando hacían eso. O peor cuando uno completaba la frase del otro... aunque eso también me sucedía con ellos. Supongo que es cuestión de tener mucha afinidad con alguien. Prácticamente los pensamientos de uno se convierten en los mismos que el otro.

— ¿Qué les sucedió en el cabello? —Dije mirándolos a ambos— está más revoltoso que de costumbre.

— Pues discúlpanos por no ser tan perfectos como quisieras —dijo Fred a modo de burla— estábamos durmiendo la siesta y decidimos terminarla para venir a este cuchitril que tanto aman —señaló la biblioteca— ¿Y encima pretendías que nos peináramos?

Una Black de ojos violetas ➳ (George Weasley)Where stories live. Discover now