Capítulo 16

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Segundos pasaron cuando, una vez levantada de la cama de Mangel, me había dirigido al salón rápida y ligeramente. En otra situación, claro, habría preferido mil veces más irme a mi habitación en lugar de ir al salón, más cuando sólo Rubén se encontraba ahí, pero la situación en aquel momento era un poco más complicada que eso... irme a mi habitación, suponía que aquél torrente de pensamientos específicos que yo no quería tocar, se posasen todos en mi mente y, hasta que no me comiese la cabeza con cada uno de ellos y me quedase fatal, no iba a poder parar y salir de allí. Simplemente no me quería quedar sola porque no quería pensar; quería tener una distracción, la que fuera, hasta Rubén, para evitar pensar en toda aquella situación, y por aquello, el salón fue mi destino final.

Al llegar, Rubén había dejado de jugar. Él, con el móvil en una mano y una cerveza en la otra, deslizaba velozmente su dedo leyendo lo que fuese que estuviera leyendo, en la pantalla de su móvil. Leía atentamente, pero despreocupado, como si realmente él tampoco supiera nada de lo que había pasado entre los dos años atrás. Tomó un pequeño sorbo de su cerveza y, mi presencia en la boca del pasillo, le llamó la atención, haciéndole mirarme unos instantes.

-¿Qué haces ahí? -preguntó entonces, bajando un poco su móvil pero tomando de su cerveza aún.

-Nada -había decidido responder al fin, pues tras pensarme varios segundos las posibilidades de una respuesta estratégica que lo hiciera recapacitar y entender por fin la situación, había terminado descartando todo porque sabía que, o no entendería el doble sentido de la frase, o poco le importaría y habría sido una pérdida de tiempo.

-Pues no te quedes ahí parada, entonces -respondió él, elevando su móvil nuevamente y comenzando a leer otra vez en él.

Tras aquello decidí hacerle caso; avancé y me senté en la otra esquina del mismo sofá que él ocupaba. Tras hacerlo me miró de reojo, pero apartó la mirada una vez estuve sentada y con el móvil en la mano también. Me giré hacia la mesa ratona, y descubrí allí un pack de 6 cervezas; me incliné hacia delante para coger una, y luego, en la misma posición que Rubén, con cerveza y móvil en mano, me metí a Twitter para pasar el rato. Contesté algunas menciones y devolví algún que otro follow mientras bebía de mi cerveza. Rubén, hacía lo mismo a escaso medio metro de mí, pero ninguno de los dos cruzaba palabra ni mirada alguna.

-¿Cuál es tu Twitter? -preguntó, volteando la vista hacia mí.

¿Qué?

Fue lo primero que pensé, y luego, lo que dije.

-¿Qué? -pregunté volteando también hacia él.

-Que cuál es tu Twitt... -comenzó.

-No, no, no lo repitas, q-que ya te he escuchado. Sólo que... ¿qué? O sea ¿p-para qué lo quieres? -pronuncié rápidamente, trabándome con algunas palabras.

-Pues... no lo sé, porque sí -respondió únicamente-. Pero vamos, que si te molesta tanto no me lo dices y ya... -dijo luego, volviendo la vista nuevamente hacia su móvil.

-No, no, que no me molesta, sólo me parece extraño que lo preguntes... -respondí.

-¿Por qué?

-¿Es necesario explicarlo? -pregunté ni bien él terminó de pronunciar aquella pregunta.

-Ya... no es necesario, no; sólo preguntaba por curiosidad, pero vamos, es lo que te he dicho antes, que si te molesta tanto no me lo dices y ya, no quiero que se arme un discusión ahora -terminó por decir.

-Ni yo, ni yo -concordé bajando la mirada hacia el móvil. Con la vista clavada en la pantalla, pensé que, tal vez, no era tan malo que él supiera mi Twitter pues, ¿qué perdía yo con eso? Nada, no perdía nada-. A ver, anota... -decidí al fin, para posteriormente decirle mi el nombre de mi cuenta. Rubén escribió rápidamente y me buscó, para luego enseñarme la pantalla de su móvil en la cuál aparecía mi Twitter-. Es esa, sí -asentí-. ¡Pero no me sigas, eh! -advertí-. ¡Que después me llegan un montón de tus fans a preguntarme que esto y que lo otro y no!

-Que no, que no... -dijo observando atentamente la pequeña pantalla de su móvil, guardando silencio-. Hombre, ¡me dices eso como si un montón de fans de Mangel ya no supieran que eres "cercana" a nosotros! -exclamó mostrándome en su móvil la lista de mis seguidores, la cual efectivamente y en su mayoría, estaba conformada por fans de mi hermano y de Rubén mismo.

-¡Pero si ahora me sigues tú me seguirán aún más y no quiero! -repliqué yo, mirando la gran lista que conformaban mis seguidores-. Es más molesto de lo que parece... -pronuncié con el ceño fruncido y mis ojos clavados en todos aquellos nombres e imágenes que, de alguna u otra manera, hacían referencia a ellos; a Rubén y a Mangel, a los YouTubers en general. Suspiré con resignación y le entregué su teléfono nuevamente, suspirando.

-Ya... sé que es molesto, pero qué se la va a hacer -suspiró dándome la razón-. A Jen al principio también le molestaba, pero digamos que ya se acostumbró a todo esto... -pronunció y, tras terminar de decir aquello, un grito desde la cocina lo interrumpe.

-¡Emma! -exclamó desde la cocina Jen-. Ya terminé -dijo apareciendo por la puerta de la misma estancia.

-Vale -pronuncié yo levantándome y echándole una última mirada a Rubén que, tras el grito de su novia, había vuelto la vista hacia su móvil-. Entonces... -dije adentrándome, tras ella, a la cocina- ¿te ayudo con eso? -pregunté señalando su plato.

-No, no, eso lo llevo yo, pero... creo que en la mesa falta un vaso para mí, así que... -dijo tomando su plato.

-Vale, ya llevo uno -respondí yo, viéndola alejarse directo al salón. Tras aquello, cogí un vaso y, recargándome momentáneamente sobre el mármol de la cocina, resoplé con aires confundidos.

¿Realmente había podido mantener una conversación así con Rubén?

Me pregunté aún atónita.

Pero... ¿qué coño? Si él nunca me había hablado así, tan... normal.

Pensé.

¿Y ahora qué? ¿Habrá cambiado de idea? ¿Estaría bien seguir con aquello de hacerme amiga de Jen?

Me pregunté nuevamente.

La verdad era que, más que alegrarme como habría hecho hace unos días el poder hablar normalmente con él, me confundió más aún. Pensé luego en eso que se me había ocurrido, en hacerme amiga de Jen para averiguar cosas sobre él, pero... al pensarlo nuevamente, me sentí totalmente enferma.

¿Tan mal de la cabeza estoy como para hacer una cosa de esas?

Me pregunté.

¿Pero qué coño me pasa? ¿Cómo llegué siquiera a considerar hacer algo como eso?

Me reproché internamente. Y es que, era tan de película lo que estaba pasando...

Él, yo, su novia, Mangel... pensar en ellos y en la situación por la que estábamos pasando, simplemente me inspiraba ficción, irrealismo; parecía la historia típica de una película americana. Realmente, aquello parecía de todo menos la vida de una persona normal como yo lo era, y no sabía hasta que punto aquella vida llena de altos y bajos, impregnada de una ficción digna de película, me disgustaba.















¿Del odio al amor? [FanFic Rubius]Where stories live. Discover now