Capítulo 15

160 8 0
                                    

-Pues... -dije dedicándole una fugaz mirada a Mangel-. S-Sí, ¿por qué no?... ¿tú no quieres? -pregunté incorporándome y dudando un poco, pues el plan que momentos antes había ideado comenzaba a sentarme mal. 

Me sentía increíblemente sucia, mala persona. Ella no me había hecho nada, pero la indiferencia de Rubén... me dolía, un montón. Me dolía no conocerlo, porque el chico que yo había conocido hace años, ya no estaba ahí; sentía que ya no lo conocía, y quería hacerlo, pese a nunca querer admitirlo. Quería saber si seguía siendo aquél chico tierno, gracioso y simpático que un día, me había enamorado, y que otro, me había lastimado. Quería saber si quedaba algo de el Rubén que yo había conocido y, si no era así, arreglármelas para que vuelva. Ella nunca sabría que yo la había engañado y, si lo descubría, pues... no lo sé, pero yo lo quería, lo necesitaba, y el que no se arriesga, nunca consigue nada. 

-No, no -se apresuró a responder la pelirroja-. No me malinterpretes, quiero decir... Yo a ti no te conozco, y no sé si te molesta el hecho de que esté aquí o no, por eso pregunto... -explicó con una sonrisa. Ante aquello, negué con la cabeza esbozando una media sonrisa, pues no cabía decir que sí, que me molestaba su presencia y que quería que se fuera; aparte, aquello era lo que menos quería, pues si se iba, ¿cuántas oportunidades de volver a verla y hablar con ella luego tendría yo? Serían contadas, pues no estaría por siempre metida en aquella casa y vete a saber tú si Mangel le permitiría  a Rubén meter a aquella chica otra vez mientras esté yo ahí.

-Pues, si te quieres quedar, te quedas, yo no tengo problema... ¿y tú? -pregunté dirigiéndome a Mangel. Él me miró aún atónito, intentando disimularlo. Asintió, y luego miró a la pelirroja. 

-Yo no tengo problema, no. Quédate -sonrió forzadamente, haciendo uno de sus mejores esfuerzos, para ella. 

-Muchas gracias, Mangel y... -pausó, esperando a que yo terminase la frase. 

-Emma -completé yo. 

-Pues eso, muchas gracias chicos -sonrió la pelirroja-. Por cierto, me llamo Jen -dijo la pelirroja, aproximándose hacia nosotros-. Bueno... Jennifer, pero todos me dicen Jen -aclaró una vez estuvo frente a mí. Posteriormente, sonriendo, extendió su mano hacia mí, y yo le miré. Me extrañó muchísimo aquél gesto, pues no era muy común que la gente lo hiciese aún, pero independientemente de aquello, estreché gustosa su mano a la par que decía: 

-Un gusto -y, sin poder evitarlo, solté una pequeña risita, la cual Jen, también se permitió soltar segundos después. 

-Igual -terminó por decir tras reír un poco. 

-Bueno...- dije soltando su mano, y permitiéndome mirar a Rubén por primera vez: había dejado de reírse. Sonreí en mi interior por aquello, pues independientemente de que quisiese recuperar al Rubén de hace años, me gustaba molestarle, más aún cuando se lo merecía, como en aquél momento-. ¿Vamos? -le pregunté a Jen, señalando la cocina. 

-Amm... -murmuró, mirando hacia donde mi dedo apuntaba-. Ah, sí, sí. Vamos -sonrió, para luego emprender camino hacia allí conmigo detrás. 

Una vez allí, expliqué: -Pues... -dije volteando a mi alrededor-. Mira, aquí hay de todo un poco, no sé qué es lo que quieres...

-Nada complicado, no quiero molestar mucho más...

-Si no molestas en nada, mujer. ¡Que si molestases estarías hace ya rato en la calle...! -bromeé, rebuscando en el frigorífico.

-Ya, ya. Me imagino... -dijo tras soltar una carcajada. 

-Oye... ¿quieres hamburguesas? -pregunté con un paquete congelado en mis manos. 

-Sí, eso está perfecto -sonrió nuevamente la pelirroja aproximándose hacia mí-. Emma, déjame esto a mí. Tú ve con los chicos, o algo. No te preocupes por mí -dijo la pelirroja quitándome el paquete de las manos. 

-Pero... ¿estás segura? Si a mí no me molesta en nada hacerlas... -dije yo, soltando una pequeña risita. 

-Que no, que no. Tú relájate y vé con los chicos o algo; cuando termine te aviso -dijo, empujándome levemente hacia la puerta de la cocina.

-Vale, está bien... -dije, riendo nuevamente y saliendo de la cocina para toparme, nuevamente, con la imagen de Rubén jugando. Mangel, a su lado, mantenía el semblante serio y miraba la pantalla del televisor, ausente. Mantenía el entrecejo levemente fruncido  y parecía estar bastante cabreado; seguro el pobre  no entendería nada de lo que pasaba, se lo tenía que explicar. 

Una vez en el salón, Mangel inmediatamente volvió la vista hacia mí. 

-Mangel... -bastó murmurar su nombre para que él se levantase y, con la mirada disimulada pero atenta de Rubén en su espalda, me siguiese hasta su habitación. Una vez allí, ocupamos su cama para sentarnos. Mangel suspiró y apoyó sus codos en sus rodillas, cerrando los ojos momentáneamente y volviéndolos hacia mí una vez abiertos.

 -¿Qué está pasando, Emma? -preguntó, por fin. 

-No lo sé -dije, y es que, desde que había llegado a aquella casa, no sabía qué era lo que pasaba. Todo había pasado increíblemente rápido,  y había pasado de sentir una ternura extrema por la relación que conformaban Jen y Rubén a idear un plan "maestro" para sacar información de Rubén. 

¿Qué coño estoy haciendo?

Me pregunté entonces, pero decidí no pensar mucho en el tema porque, si lo hacía, terminaría cambiando de opinión y, probablemente un tiempo más después de eso acabaría arrepintiéndome. 

-¿Cómo que no lo sabes? -preguntó nuevamente Mangel-. Emma, has estado comportándote raro desde que hemos llegado, su supone que... 

-¿Se supone que debería llevarme mal con ella porque es la novia de Rubén? Pues perdóname, pero a mí la chica me cae bien independientemente de la relación que mantenga con Rubén o con cualquiera -dije seriamente. Pero era mentira, claro. Porque sí, Jen me caía bien, pero si no lo hiciese, también me vería obligada a que ella me caiga bien, pues aquél intento desesperado por conocer al Rubén de aquel entonces me dictaba hacerlo como una parte del plan. Aparte, sí que me importaba la relación que mantuviese con Rubén, pero tenía que disimular todos aquellos sentimientos por el bien del plan.

-Ya, pero... ¿no te molesta siquiera un poco? -interrogó-. Emma, que si te molesta es normal, no tienes porqué sufrir si su presencia te molesta solo para hacerte la fuerte con la situación... -prosiguió.

-Que no es eso, Mangel. Sólo quiero conocerle, ¿acaso está mal eso? -pregunté intentado acabar con aquél tema pues, cuanto más lo trataba, más me daba cuenta de que aquello estaba mal y cada vez me disgustaba más y más conmigo misma. 

-Mal no está, no, pero... -pronunció.

-Pero nada, ya está. Déjame -dije antes de levantarme y dirigirme hacia la puerta de la habitación de Mangel. Sabía que estaba siendo cruel con él, pero bastante mal me sentía yo como para hablar sobre aquello que me tenía de mal humor. 

En ese momento, simplemente no quería hablar de auqello; no quería que mi propia cabeza me repitiera una y otra vez lo mala persona que estaba siendo en aquel momento, sólo quería seguir adelante con aquello que me había propuesto momentos antes y ya, nada más.    





















¿Del odio al amor? [FanFic Rubius]Where stories live. Discover now