El misterio de un cerezo

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—Es un gusto volver a verle, Matsuoka-kun —confesó Shion de manera alegre.

—Ah, solo llámame Sasuke — ella no dejó de sonreír a medida que avanzaban—. Esto..., quería agradecer por lo que tú y Amaru han hecho los pocos días que he estado aquí —la de ojos azules lo miró—. Es probable que sea mi último día aquí —Y aunque Sasuke rió, sabía que encontrar otro empleo tan bien pagado como ese sería casi imposible.

—¿Último día, Matsuoka-kun?

—Esto... 

Y llegaron al fin del recorrido en el que Sasuke no sabía si realmente debía comenzar a preocuparse o augurar ese recibimiento como bueno.

En la enorme mesa del comedor, que se notaba que usaban pocas veces juzgando que Sasori pasaba más tiempo fuera que ahí, en la silla de cabezal estaba el pelirrojo tomando un poco de jugo de arándano. A su lado izquierdo, de manera que la silla de Sakura le quedaba de frente a Sasuke, estaba ella obviamente. No lo miraba con la característica frialdad cotidiana, pero tampoco había rastro de alguna sonrisa o estado de ánimo alegre. Era más bien parecida al como el mar a media noche, calmado y silencioso.

—Gracias Shion, ya puedes retirarte —ordenó Sasori a lo que la chica asintió. Sasuke estaba ahí, de pie, con una bolsa de plástico de la pastelería. Con el corazón bombeándole con frenesí— Siéntate Matsuoka.

—Amm—carraspeó incómodo— preferiría que mi despido fuera rápido, así podré apresurarme a conseguir otro empelo —confesó con una sonrisa nerviosa que, a juzgar por las expresiones inmutadas de los Aoyama, no fueron importantes. Tragó grueso— "Voy a morir aquí"

—De eso exactamente quiero hablar, por favor —Sasori insistió haciendo un ademán con su mano en dirección a la silla a su derecha, frente a la pelirrosa, invitándolo a sentarse—; además, veo que traes algo ahí —Sasuke desvió la mirada hacia su mano derecha, donde sostenía la bolsa con el pastel. Comenzó a sudar frío.

—Ah, esto es...,quiero decir...

—¿Es un pastel? 

Sakura, quien estaba entretenida viendo los diferentes gestos del pelinegro, desvió su atención al escuchar la palabra pastel, salir de los labios de su hermano, en cuanto Sasuke había decidido sentarse finalmente.

—Eh, si, yo quería disculparme por mi comportamiento de ayer — expresó mirando directamente al mayor—. Estaba un poco... — carraspeó un poco nuevamente— molesto —Sasori embozó una sonrisa astuta, oyéndolo con atención— no encontré otra manera de disculparme y...

—Y compraste un pastel —completó el Aoyama sin borrar la sonrisa —. ¿De qué es?

—De cerezas —Los ojos verdes de Sakura se engrandecieron; sin embargo, Sasuke creyó que no le había agradado la idea— "Lo sabía, fue una idea estúpida..."

—¿Cerezas? —preguntó Sasori al tiempo que veía a Sakura. Rió—. A Sakura le fascinan las cerezas ¿verdad? —la pelirrosa no respondió, solo se puso de pie rápidamente y comenzó a caminar con dirección a la cocina. Sasuke tragó grueso creyendo que la había molestado— ¿A dónde vas?

—Por un plato, cuchillo y tenedor —dijo ella frunciendo los labios en un mohín adorable. Sasuke no pudo evitar sonrojarse.

Al cabo de unos minutos, a Matsuoka le afloró una sonrisa divertida similar a la que Sasori tenía. Sakura parecía una chica con modales pero cuando se trataba de cosas comestibles que le gustaban dejaba de lado las etiquetas y se ponía a devorar la comida, como ahora.

Completamente ausente de lo que fuese que estuviese tratando en medio de palabras su hermano y el pelinegro, ella degustaba cada bocado llegando a ensuciarse un poco la comisura de los labios.

Permite sanar tu corazón [SasuSaku]Where stories live. Discover now