Bueno, eso es todo lo que te puedo adelantar. No te diré adiós Quién sabe... tal vez volvamos a vernos en el futuro ó "en el pasado"

Atte. Jonathan Gleen Brown.

Simplemente era asombroso. La carta parecía más un extracto de un libro de ciencia ficción que algo escrito por alguien común y corriente, aunque ya no tan común si tomamos en cuenta su habilidad. Y como cualquiera que hubiera estado en mí piel, tenía miedo, mucho miedo, sé que hasta tú lo hubieras tenido. Y es que no es cualquier cosa electrocutarse a propósito, normalmente uno toma las más altas precauciones al manipular a la respetable doña electricidad, pero yo, yo le faltaría al respeto esta misma tarde y lo pagaría muy caro.

Algo que llamo mí especial atención fue cuando mí yo futuro dijo;

- Supongo - Pero es que ¿acaso había posibilidad de que yo muriera?

- Con las paradojas ya no se sabe. – Remarcaba.

Además, más cuestiones llegaban a mí cabeza:

¿A cuál de mis yo futuros hacía caso?
El dueño del líquido azul, es decir Mike ¿sabe todo esto?
¿Habría posibilidades de que yo muriera?
¿Y si mejor esperaba el año y dejaba que los acontecimientos ocurrieran naturalmente?
¿Cuál es el límite en el tiempo donde pudo ir? ¿Puedo elegir el lugar de mí llegada o solamente la fecha? ¿El destino cuenta con eso?

Todas estas preguntas rondaban mí cabeza. De mí dependía adelantarme a los hechos o esperar a que la naturaleza dicte su decisión.

Mi vida hasta ese momento siempre había sido de lo más aburrida e insípida. La idea de poder viajar al pasado me emocionaba tremendamente.

- Me tengo que arriesgar - Dije en voz alta.

Inmediatamente di medía vuelta con dirección al baño y abrí la regadera. Lo haría con la ropa puesta. No quería que en caso de quedar inconsciente o ¡¡muerto!! me encontraran desnudo. No deseaba que mamá o cualquiera pensara que era un depravado o algo por el estilo.

Ya en el baño calenté un poco el agua mientras me quitaba los objetos de metal, como dinero, anillos o cualquier cosa que pudiera intensificar el dolor. Me coloque un short que usaba muy ocasionalmente para ir a la playa, aunque podría ser la última vez que lo usara. Cerré mis ojos y me metí bajo el cálido chorro de agua.


Por un momento pensé en escribir una carta de despedida a mí madre, ya sabes, por si algo saliese mal, pero inmediatamente descarté esa poética idea de mí cabeza. Ni si quiera sabría cómo explicar por qué hice tal barbaridad, lo mejor sería que la gente que me rodeaba pensará que era el típico suicidio de un pobre loco que se había cansado o quizás decepcionados de la vida, un loco que acababa de ganar diez mil dólares de comisión y que decidió celebrarlo suicidándose. Mientras el agua caía sobre mí cabeza cientos de pensamientos pasaban a toda velocidad por mí mente. Preguntas, dudas e imágenes de todo lo que había ocurrido durante el día, Kym ¿muerta? en un futuro a corto plazo, ¿viajes en el tiempo? ¿Dobles míos yendo y viniendo a voluntad por distintas líneas temporales?

De pronto, recordé a mí otro yo, pero a aquel que decía venir de dos años en el futuro. El me había dicho que no hiciera caso a cualquiera idéntico a mí, a menos que dijera aquella palabra clave que ahora ya se había quedado grabada como fuego, no solo en mi cabeza sino también en mí alma. ¿Acaso podría haber más de tres Jonh Gleen? ¿Y si él era a quien yo debería de hacer caso? Después de todo el tenía un año más experiencia que mi otro yo.

- ¿Qué hago? Piensa Jonh, piensa. – Me repetía en voz alta constantemente.

La noche era joven y mi alma muy impetuosa, no había vuelta atrás.

El Maestro Del Tiempo. ¿Y si?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora