CAPÍTULO 5: ¡HOSPITAL!

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(......)

Ian lleva más de media hora tratando de bajarme del auto y cómo no lo consiguió llamó a varios enfermeros y después de unas cuantas patadas que les di, pudieron bajarme y llevarme al consultorio, los odios.

-¿Porque le tienes miedo al hospital? —me preguntó Ian colocándose a mi lado. —es un poco exagerado tu comportamiento.

-¿Miedo yo? Puff...claro que no... —no, no es miedo, es terror a los hospitales. —solo no me gusta que me obliguen a cosas que no quiero hacer.

-Vamos dime, esto se quedará entre nosotros. — ¡Ja! No estoy idi*ta para confiar en él. —no tengo porque contarle a nadie que te dan miedo los hospitales.

-Buenos días, ¿quién voy a atender? —dijo el doctor entrando al consultorio, por suerte llegó a tiempo...o mejor dicho por desgracias.

-A ella, doctor, trae un golpe en la costilla izquierda. —le dijo al doctor, me siento una niña de cinco años cuando habla por mí.

-Suba a la camilla para revisarla y desabrocha tu blusa, por favor. —hice lo que me pidió el doctor, me sentí un poco incómoda porque Ian me miraba sorprendido ya que vio mis tatuajes o quizás por los golpes.

-Vaya...se ve muy mal, pero te tengo que tocar, así que me dices si te duele. —asiento despacio y en cuanto oprime mi costado le doy un golpe en la mano... — ¡me dolió! —pero después volvió a tocarme ignorando mis quejas.

-No creo que tengas ninguna fractura, pero aun así te mandare a hacer una radiografía. —wow...que novedad.

Después de estar horas en el maldito hospital, el doctor me dijo que no tenía ninguna fractura, solo estaba inflamada por el golpe, lo que no me gusta es que se salió a hablar con Ian al pasillo y no pude escuchar que le dijo, pero cuando Ian volvió casi tuve que rogarle que me dejará volver al trabajo, después de mucho aceptó y ambos nos dirigimos a la empresa, no tardamos mucho en llegar, así que salí rápido de su auto subiendo al ascensor pero él me alcanzó, en cuanto se abrieron las puertas me fui a mi escritorio pensando que Ian se iría a mi oficina...pero no, me siguió hasta quedar frente a mi escritorio.

-¿Se le ofrece algo? —me senté con cuidado y lo miré levantando una ceja. — ¿quiere que lo anuncie antes de entrar? —en serio esté hombre me desespera, aunque es guapo.

-Más bien es para decirte que debes cubrir ese tatuaje, si Matt te ve puede despedirte. —hace una mueca y mirándome apenado. —tiene un mal concepto de las personas con tatuajes.

-Uhm...entonces creo que estoy en problemas. —si por mi fuera dejaría que los viera y así me despidan, sin embargo, no puedo arriesgarme a que corran a Jane.

-¿Por qué crees eso? —me miro confundido y yo sonreí encogiéndome de hombros. — ¿hay algo que deba saber?

-Porque no solo tengo ese tatuaje. —me acomodé en la silla mientras enciendo la computadora y lo miré sonriendo. —además no tiene por qué enterarse si usted no le dice nada.

-¿Y cuantos tienes? —me mira curioso y muerdo mi labio tratando de recordar. —yo no diré nada, no estoy interesado en que pierdas tu trabajo, es solo que Matt puede ser muy irritante.

-Pues perdí la cuenta cuando llevaba cincuenta. —me mira sorprendido levantando sus cejas. —no me miré así, me gustan mucho.

-Vaya...se nota que tienes una fascinación por ellos. —asiento despacio, ¿por qué no se larga? —ahora tengo curiosidad en que parte los tienes.

-Pues sí, me encantan. —sonreí levemente, esto me está incomodando. —creo que se quedará con la duda, señor.

-Bueno te dejo trabajar, pero ten cuidado, ¿podrías ver si Matt está desocupado? —asiento levantándome con cuidado y caminó a su oficina.

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