EPÍLOGO 2: LAURA Y PEDRO

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Laura y su marido Pedro se mudaron a vivir en las afueras de la ciudad. Ella quería estar más cerca de su hermana, que por supuesto abandonó Miravalle.

Pedro fue muy comprensivo. Laura le pidió que nunca le preguntase acerca de lo que pasó en el pueblo, y él aceptó a regañadientes. Pasó mucho tiempo antes de que ella pudiese dormir un par de horas seguidas sin ayuda de tranquilizantes. No soportaba quedarse ni un instante sola, de forma que cuando Pedro salía hacia el trabajo, ella se iba a casa de su hermana.

Lo que peor llevaba Pedro era aquella extraña petición que su mujer le hizo, y que debía cumplir a rajatabla. Era tan importante que incluso llegó a amenazarlo con romper su matrimonio si no la aceptaba. A él le preocupaba sobremanera debido al avanzado estado de gestación de Laura, que estaba a punto de dar a luz. Le preocupaba que ocurriese algo y no pudieran llamar a urgencias.

Porque en toda la casa no había un solo teléfono, ni fijos, ni móviles.



Llamada desconocidaWhere stories live. Discover now